El 17 de octubre, mientras todo el arco peronista festejaba el Día de la Lealtad, en el patio de la CTEP pasó algo nunca antes visto: unos 20 senegaleses, con sus túnicas tradicionales, se juntaron a recitar el Corán. Descalzos sobre alfombras brillantes, miraban hacia el mismo lugar mientras uno de ellos cantaba sin parar. Jackie Flores se acercó a sacarles una foto: “Qué hermoso que pase esto en la CTEP”. La dirigente sindical y feminista fue una de las que acompañó los seis días del Intercambio Global de Organizaciones de Cartoneros. “Necesitamos una Jackie Flores en Francia”, le dijo con una sonrisa Samuel Le Coeur, uno de los participantes.

A lo largo de cada jornada se discutieron los problemas y desafíos que vive el sector, en un contexto tanto nacional como internacional que excluye cada día a más personas del mercado laboral formal. También se delinearon estrategias para “seguir peleando por el derecho al trabajo y al trabajo con derechos”.

Otro eje que atravesó el encuentro, central en la realidad de los recicladores, fue la visita a algunos basurales y centros verdes de CABA y el Conurbano. Una experiencia que se destacó es el despliegue de quienes trabajan en los basurales a cielo abierto de San Pedro. Gracias a su organización, y tras haber sido violentados y reprimidos por el gobierno local, lograron visibilizar las condiciones de trabajo y de vida y abrir el diálogo con el municipio para que les garantice derechos mínimos como baños, guantes o botas. El compromiso está, pero aún no recibieron nada de lo reclamado.

En 2008 fue el evento fundacional, donde cartoneros de 34 países llegaron a Bogotá, Colombia, para discutir, debatir y organizarse a nivel mundial. Si bien desde esa fecha hasta hoy hubieron encuentros de tres o cuatro países, nunca más se logró reunir a tantas personas bajo el mismo formato.

En cuanto al intercambio regional entre los sectores de la economía popular, Latinoamérica tiene más de 15 años de militancia conjunta. En el marco global, un relevamiento marca que hay 31 países con políticas de reciclado y 101 organizaciones. En India, por ejemplo, hay 34 ciudades con cartoneros y cartoneras en un marco de estructura organizada.

Quienes llevaron adelante el Intercambio Global de Organizaciones de Cartoneros fueron la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores (Faccyr) y la CTEP, con el apoyo de Wiego (Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando, por su sigla en inglés). Se necesitaron seis traductores.

El primer día se movían en bloque por pertenencia y origen. Peace, una de las participantes oriunda de Ghana, relató que cuando le contó a su marido que viajaría a la Argentina, éste le prohibió ir. Tuvo que pedirle a un compañero, que también asistió al encuentro, que hablara e intercediera. El marido finalmente entendió, pero le exigió a Peace que le garantice la comida durante la semana de ausencia.

Bai es una recicladora de la ciudad de Indore, en Madhya Pradesh, India. Cuando todos contaron qué dificultades habían atravesado para llegar a la Argentina, contó que una de sus hijas sufre violencia doméstica. “Me hubiera gustado quedarme, pero ya me había comprometido para venir”, detalló a quienes la escuchaban.

Pasaron los días, las convivencias y las experiencias, y el lunes a la mañana, el último día del encuentro, en una mesa del bar del Bauen, charlaban Kabir, de India, y Sonia, de Brasil. En el hall de entrada, Kendra, de Canadá, intercambiaba con Mihalea, de Francia. Todos tenían el chaleco de la CTEP y esperaban para volver a la sede en Constitución y leer el documento final. El colectivo que los llevaba parecía la feria de San Telmo un domingo. El crisol de idiomas se escuchaba armónico. “Ahora hay un acto de los cartoneros con Haddad”, le contó un brasileño a un argentino.

La lectura del documento cerró al grito de: ¡Ningún trabajador sin salario, ningún trabajador sin derechos! ¡No a la incineración, sí al reciclado! El broche final fue el compromiso para que en 2020 se vuelva a realizar el encuentro nuevamente en la Argentina, con la fuerte tarea de incluir a los excluidos.

Bai cantó una canción de despedida típica de India y luego le cantaron el feliz cumpleaños a Jorge, un compañero de la CTEP: “No vale la traducción”, se reían. Nada hay más universal y así fue como en seis o siete idiomas todos compartieron esos últimos momentos. Los más jóvenes de la organización gremial le metieron la última mística al día: “¡Cartoneros, carajo!”, cantaron, mientras el primer encuentro internacional de cartoneros en la Argentina terminaba en la calle Echagüe, bajo el cielo de Constitución.