Aunque parece que los adolescentes no se cansan y se recuperan rápido, los organismos de salud a nivel mundial afirman que necesitan nueve horas de sueño por noche. Sin embargo, un estudio realizado por la Defensoría del Pueblo bonaerense y la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) alerta que el 45 por ciento duerme menos de siete horas y que casi el 60 por ciento utiliza redes sociales después de las 11 de la noche.

El informe destaca que el poco tiempo de descanso representa una “privación crónica significativa” y produce un “déficit crónico de sueño”. Pese a que la siesta puede ser un refuerzo, no compensa el sueño nocturno perdido.

Adolescentes, celular y sueño

En diálogo con la Agencia de Noticias Científicas de la Universidad Nacional de Quilmes, un especialista en cronobiología (disciplina que estudia los ritmos biológicos en los seres vivos) explica de qué manera funciona el reloj biológico y el impacto de las pantallas a la hora de dormir.

Mirar el celular de noche, aunque esté todo oscuro, reduce la producción melatonina, una hormona natural que regula el ciclo del sueño, y hace que estimules al cerebro como si fuese de día. Vos sabés que tenés sueño y te querés dormir, pero la luz de la pantalla genera otra señal. Por lo tanto, tardás más en dormirte y el sueño es menos efectivo. Aunque le bajes el brillo, lo mejor es no tener el teléfono antes de dormir”, cuenta Manuel Crespo, biotecnólogo de la Universidad Nacional de Quilmes.   

Durante el descanso, el organismo repara las células, regula las hormonas y consolida la memoria. Cuando un adolescente duerme las horas recomendadas por las autoridades sanitarias, se regeneran los tejidos, se fortalecen los músculos y se refuerza el sistema inmune. En cambio, la falta de sueño puede provocar depresión y baja autoestima, problemas de concentración, bajo desempeño escolar, mal humor y tendencia a comer en exceso.

Casi la mitad de los adolescentes en Argentina tiene problemas de sueño y duerme menos de lo recomendado

Cronotipo adolescente

El informe de la Defensoría del Pueblo y la UNLP ubica como grandes responsables a los celulares y las redes sociales. En la misma línea, el gobierno de Mendoza difundió un documento que señala que “el uso de los celulares es un problema de salud mental”. A través de una encuesta realizada a más de 10 mil estudiantes, el 55 por ciento señaló que tiene problemas con el sueño debido al uso del teléfono móvil

Sin embargo, Crespo apunta que no solo las pantallas influyen en el comportamiento de los jóvenes, sino que la mayoría de los adolescentes tienen un cronotipo nocturno, es decir, están más dispuestos biológicamente a tener una actividad eficiente durante la noche. “Hay personas que son más diurnas y personas que son más nocturnas. Algunas funcionan mejor de día cuando se levantan temprano, y otras funcionan mejor de noche cuando se levantan tarde. Lo que pasa es que el cronotipo cambia a lo largo de los años, y la mayoría de los adolescentes tiene un cronotipo nocturno”.

Y agrega: “Quienes van a la escuela a la mañana terminan acumulando horas de sueño porque, a lo largo de la semana, duermen menos de lo que deberían. Lo que suele pasar es que duermen hasta más tarde durante el fin de semana y recuperan un poco el sueño que perdieron, pero tienen mucha más actividad de noche. Entonces, eso genera un constante desfasaje conocido como jet lag social”. 

Casi la mitad de los adolescentes en Argentina tiene problemas de sueño y duerme menos de lo recomendado

Qué hacer con los chicos

En algunas escuelas secundarias, la situación se repite una y otra vez: adolescentes que se duermen en el banco por no descansar lo suficiente de noche, y que duermen varias horas de siesta para “recuperar” lo que les faltó de sueño. No obstante, un documento elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella destaca que el 83 por ciento de las escuelas secundarias con turno mañana en Argentina comienzan antes de las 8:00 am.

En este aspecto, relata Crespo, quien además es becario doctoral del Conicet, hay estudios que afirman que los alumnos que duermen hasta cualquier hora de la mañana y van al colegio por la tarde, tienden a tener una mejor performance educativa que quienes van en el primer turno. Por lo pronto, el desafío es que los adolescentes puedan descansar el tiempo necesario, no solo para rendir en la escuela, sino para gozar de buena salud.