La gran pregunta desde que se anunció al sucesor de Francisco es qué rumbo tomará para la iglesia católica este hombre nacido en Chicago que se curtió en el barro de Chiclayo antes de convertirse en León XIV. Las primeras señales que envía todo cardenal bendecido por la fumata blanca son de orden simbólico. Qué “nickname” elige para ser nombrado en esa desperdigada red de más de dos milenios. Y cuáles son sus primeras palabras desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Otra forma de entender lo que representan sus primeros gestos es quiénes rezan avemarías en su contra.

Ni bien Robert Francis Prevost se mostró ante la multitud exultante en la Plaza, Javier Milei posteó una imagen papal –como la que utilizó Donald Trump– con la cabeza de león que bien quisiera lo represente, hecha con IA, y la frase “las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras, Sr. Juez”. Por muy poco se le había adelantado la Oficina del Presidente con un comunicado en el que celebra la elección pero le reclama “la defensa de los pilares que han sostenido la civilización: la vida, como don principal; la libertad, como don sagrado del Creador; y la propiedad privada, como fundamento de la responsabilidad personal y del desarrollo de los pueblos”.

¿Una de cal y una de arena? Podría sonar así en alguien que fustigó con violencia a Jorge Bergoglio y luego lo ensalzó como “el argentino más importante de la historia”. Steve Bannon, mentor de ultraderecha del mundo y constructor de la internacional filofascista no dio vueltas para catalogar a Prevost como la peor elección porque es un “progre” de la línea de Francisco.

Llamarse León puede deslumbrar a Milei y llevar a la lectura fácil de que el chicago-chiclayano se plantea heredero ideológico de Gioacchino Pecci, aquel romano que estuvo al frente de la Santa Sede entre 1878 y 1903 y en 1891 lanzó su encíclica Rerun Novarum, (De las cosas Nuevas) en la que estableció la doctrina social de la iglesia. La que preocupa a Bannon tanto como a Milei y a su referente ultra Agustín Laje. La que avala taxativamente el derecho de los obreros (palabra que usa 52 veces en el texto de 26 carillas) y proletarios (16 veces) a defender sus derechos en organizaciones (cuatro veces), o sea sindicatos (palabra que no utiliza).

La encíclica que desvela al extremismo libertario abunda sin embargo en críticas al socialismo y fue la respuesta de la iglesia en tiempos de revueltas populares que en 1917 cristalizarían en la Revolución Rusa. Una curiosidad: vio la luz exactamente cien años antes de que la Unión Soviética de disolviera, en diciembre de 1991. Otro detalle es que el nuevo Pontífice fue elegido cuando se cumplen 80 años del fin de la Segunda Guerra Mundial y la vieja Europa está de nuevo a las puertas de una catástrofe autoprovocada.

Hurgando un poco se puede encontrar que el primer León fue el papa número 45º y su “gestión” se extendió desde el año 440 al 461. Diría Borges que como a todos los hombres, “le tocaron malos tiempos en que vivir”. Época de la lenta disolución del imperio romano, en 452 se plantó en Mantua frente a Atila, el rey de los Hunos, y pudo convencerlo de que no arrasara Italia, a cambio del pago de un tributo. Tres años más tarde enfrentó a Genserico, el rey vándalo, que había arrasado Roma y logró que al menos se respetara la vida de sus habitantes. ¿Y si en la cabeza de Prevost estuvieran estas escenas?