El proyecto de ley de “Modernización Laboral” enviado por Javier Milei al Congreso de la Nación no moderniza ni mejora las relaciones laborales. Se trata de una reforma que destruye el orden público laboral, contrariando el principio protectorio establecido por la Constitución Nacional, y barriendo con conquistas obtenidas gracias a décadas de lucha del movimiento obrero.

El presente artículo busca contribuir a desarrollar, entre las trabajadoras y los trabajadores, una comprensión de la gravedad de la iniciativa del desgobierno nacional y el FMI. Y, sobre la base de esa comprensión, llevar adelante una deliberación en los lugares de trabajo y en los barrios populares para que la marcha del 18 de diciembre convocada por la CGT y las CTAs sea el puntapié inicial de una gran campaña contra la reforma antilaboral.

Al servicio de ese objetivo, hemos resumido en 5 los motivos fundamentales por los que debemos rechazar y movilizarnos contra la aprobación del proyecto por parte del Congreso:

1- No crea empleo genuino, abarata y facilita tu despido

El proyecto no presenta ni un solo dato estadístico que demuestre cómo va a servir para crear puestos de trabajo. Lo que sí hace es crear el Fondo de Asistencia Laboral, permitiendo que el empleador te despida sin costo «sorpresa» cuando quiera. La plata que ponen las empresas para ese fondo la descuentan de sus aportes al sistema previsional, destruyendo tu futura jubilación.

2- No termina con el trabajo informal, promueve la precarización y la tercerización

La ley invierte la carga de la prueba. Si le facturás a tu jefe, la ley asume automáticamente que no sos empleado, sino un «autónomo». Esto institucionaliza la figura del «falso autónomo»: vas a cumplir horario y recibir órdenes, pero sin vacaciones pagas, aguinaldo ni licencias, y si querés hacer juicio, vos tenés que demostrar que es mentira. También dice que los trabajadores de las aplicaciones (Pedidos Ya, Uber, etc.) son «prestadores independientes», negando la relación de dependencia con las empresas para que no les puedas reclamar nada. Fomenta la tercerización: elimina la «responsabilidad solidaria» de las grandes empresas.

Antes, si una empresa grande subcontrataba un servicio (limpieza, seguridad, logística) y esa empresa chica no te pagaba o quebraba, la grande tenía que responder. Ahora, con solo controlar unos papeles burocráticos, la empresa grande queda eximida de pagar tu indemnización. Si estás en negro, condonan las multas a tu patrón. Para el empresario se vuelve mucho más barato mantenerte en la informalidad. No incentiva tu blanqueo, incentiva que sigan sin registrarte porque el castigo desapareció. Y no toman ninguna medida para que crezca la economía y para que mejoren las condiciones económicas que faciliten que puedas tener un trabajo registrado con plenos derechos.

3- No genera crecimiento, destruye tu salario y hunde el consumo interno

El proyecto no muestra ni una sola proyección sobre cómo, a partir de la aprobación de esta ley, van a llegar inversiones y va a crecer la economía. Lo único seguro es que ataca tu capacidad de defender el salario: al declarar que casi todas las industrias (alimentos, transporte, exportaciones) son «servicios esenciales o trascendentales» y deben mantener el 50% o 75% de la producción activa, prohíbe en la práctica el derecho a huelga. Sin posibilidad de paro, el sindicato pierde fuerza y el patrón fija el salario a la baja sin resistencia. Con salarios aún más bajos que los de hoy, se derrumba el consumo interno. Esto no reactiva la economía, genera una espiral de recesión donde los comercios no venden y las PYMES terminan bajando la persiana, asfixiadas por la falta de consumo.

4- No te da libertad, aumenta tu súper-explotación

Te mienten con la «libertad de horarios». La reforma habilita horas suplementarias ‘voluntarias’ en part-time (lo que en una relación desigual como es la laboral se vuelve coercitivo), algo que hoy está prohibido para que no te exploten pagándote medio sueldo por una jornada completa. Además, generalizan el «Banco de Horas»: la reforma habilita a compensar horas extra con “descanso” (banco de horas), en lugar de pagarlas. Si una semana hay mucho trabajo, te hacen quedar hasta cualquier hora, y te lo «devuelven» con días libres cuando a ellos les baja la producción y no te necesitan. El resultado no es que vos manejás tus tiempos, sino que tu vida personal queda atada a la demanda de la empresa: trabajás hasta el agotamiento cuando ellos quieren y te mandan a casa cuando no vendieron, ahorrándose el pago de tu esfuerzo extra.

5- No es modernización, es un retroceso al siglo XIX

El proyecto modifica la definición de trabajo para poner el «fin económico» y el «intercambio» como eje, por encima de la “la actividad productiva y creadora del hombre en sí”. Demuele el concepto de hiposuficiencia que guía la Ley de Contrato de Trabajo actual, según el cual el trabajador es la parte más débil de la relación laboral y necesita protección especial. Retrocedemos a la época de la «Locación de Servicios» del Código Civil viejo: la ley habilita expresamente los «contratos civiles» y de «obra» para que tu jefe te contrate como si fueras un proveedor externo y no un trabajador en relación de dependencia. Al borrar la protección especial ante la desigualdad, volvemos al siglo XIX: una selva donde la ley dice que sos «igual» a tu patrón para negociar, pero en la realidad él tiene el poder por ser dueño de los medios de producción y vos tenés cada vez menos formas de defenderte.
Un repudio especial merece la pretensión de eliminar el Estatuto del Periodista. Sobre esto, recomendamos leer la cobertura realizada por Tiempo Argentino.

Conclusión: el primer paso es marchar este jueves 18

El proyecto de reforma antilaboral es grave y, de aprobarse, va a generar peores condiciones de vida y de organización para todos los trabajadores y explotados de Argentina. Buscan generar un marco legal que facilite que las empresas descarguen sobre las espaldas de los trabajadores el costo de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

Milei pretende que el proyecto tenga media sanción en el Senado durante diciembre de este año, y que termine de aprobarse de forma definitiva a fines de enero o a principios de febrero de 2026 en la Cámara de Diputados. Tenemos, como mucho, dos meses para desarrollar la campaña en contra de la sanción de la reforma antilaboral.

Si adquirimos conciencia de la gravedad y de la urgencia de la situación, el primer paso debe ser participar masivamente de la marcha del 18 de diciembre. La marcha del 18 no puede ser un hecho aislado: tenemos que convertirla en el inicio de una campaña con reuniones y asambleas en los lugares de trabajo y en los barrios. Hay que desarrollar manifestaciones en las 23 provincias y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, exigiéndoles a las y los senadores y diputados de cada distrito que voten en contra del proyecto.

El crecimiento económico, la creación de puestos de trabajo y el aumento de los salarios no va a venir de la mano de entregarle el gobierno a Trump, Bessent y el FMI ni de la destrucción de los derechos laborales. Va a venir de la mano de una política económica soberana que tenga a la clase obrera como protagonista.

Cinco razones para marchar contra la reforma antilaboral