Los líderes europeos siguen empecinados en continuar la guerra en Ucrania y diseñan alianzas destinadas a presionar para que Rusia acepte condiciones en un escenario en el que ya demostró sus cartas de triunfo. Para decirlo en criollo, intentan correr a Vladimir Putin con la vaina mientras en sus propias casas la situación se desmorona. Pruebas al canto: Emmanuel Macron -cuyo primer ministro pende de un hilo- recibió en el Eliseo a varios jefes de estado que adhieren a una denominada Coalición de Voluntarios. La cumbre sería seguida vía Zoom por el británico Keir Starmer -coorganizador de la movida- y otros que prefirieron no viajar a París. Al cierre se conectaría Donald Trump. La hoja de ruta: el despliegue de tropas luego de un eventual acuerdo entre Kiev y Moscú. Macron y Volodimir Zelenski anunciaron que 26 países se sumaron a una fuerza de “tierra, aire y mar” para garantizar la seguridad de Ucrania. Dato adicional: los convocados eran 35, los “voceros” informan tácitamente que nueve no adhirieron, aunque no dan más precisiones. Pero la italiana Giorgia Meloni y los mandatarios de Polonia, Japón y Turquía, avisaron que no van a enviar soldados. Putin se apuró a señalar que cualquier efectivo militar que aparezca en el teatro de operaciones será considerado un “objetivo legítimo para su destrucción”. ¿Fin?

La cumbre fue el jueves y a medida que pasan los días hay un clima de desasosiego en los promotores de la Coalición. El representante de Trump, Steve Witkoff, se retiró a los 20 minutos de iniciado el encuentro, sin dar explicaciones. Al rato, los jefes de la OTAN, el Consejo y la Comisión Europea y Zelenski armaron la videollamada con la Casa Blanca. Macron dijo que se trataba de explicarle a Trump cuál era el propósito del encuentro y de convencerlo de que sea uno más o, en todo caso, ver hasta donde podían contar con EE UU.

El presidente estadounidense, sin embargo, seguía obnubilado por el impresionante desfile que se había producido en Beijing y sobre todo por la imagen de Xi Jinping con Putin, y el abrazo de ambos con el indio Narendra Modi en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái. Ahí se juegan las cartas que pesan hoy día y no en la palestra europea, donde ya la administración republicana dio pruebas de que se quiere desentender y enfocarse en otros ámbitos menos comprometedores.

Macron enfrenta una crisis política por el rechazo de gran parte de la sociedad a los ajustes de 44.000 millones de euros que plantea su gobierno, bajo la batuta del premier conservador. François Bayrou enfrenta este lunes un voto de confianza en el Parlamento que podría derivar en la caída de una gestión que nació ya golpeada en diciembre, luego de la debacle de otro representante de la derecha, Michel Barnier. Maniobras de Macron que le permitieron aguantar tras los comicios de mediados de 2024 y su derrota ante la centroizquierda del Nuevo Frente Popular y la ultraderecha de Agrupación Nacional. El miércoles Bloquons Tout (Bloqueemos Todo), un movimiento de protesta que integra a unas 20 organizaciones que se mueven desde las redes sociales, esperan paralizar al país.

Starmer, en tanto, que suele ser muy activo en sus propias redes, no habló de la Coalición militar, pero dio otra señal sobre la manera en que busca reactivar la economía británica. Su oficina de prensa difundió un comunicado donde resalta que «el primer ministro acogió con satisfacción las declaraciones de los socios de la coalición sobre su voluntad de suministrar misiles de largo alcance a Ucrania para reforzar su arsenal». Desde su cuenta de X, puntualizó: “Prometí que nuestra industria de defensa sería el motor de la renovación nacional. Se están creando más de 1700 nuevos puestos de trabajo en el sector, ya que hemos conseguido una inversión extranjera sin precedentes. Ese es mi Plan de Cambio en acción: impulsar el crecimiento y las oportunidades para los trabajadores”. Keynesianismo bélico a todo vapor.

Sobre la efectividad de la Coalición de los Voluntarios digamos que el nombre refiere a aquella alianza que en 2003 atacó Irak para destronar a Saddam Hussein y que solícitamente integraron el Reino Unido de Tony Blair y la España de José María Aznar con el gobierno de George W Bush. Las consecuencias se conocen. En diciembre de 2023, último tramo del gobierno de Joe Biden, la Casa Blanca armó otra Coalición de Voluntarios contra Ansarollah, el grupo de resistencia islámica yemenita que bloquea el tráfico con destino a Israel por el Mar Rojo. Esa vez también eran unos 20, según los anuncios. Tampoco dijeron quiénes eran. No pasó gran cosa y los hutíes siguen en lo suyo. «