Un recorte de casi diez años de imagen y sonido, capturas, la mayoría hechas a sabiendas de una película que sería. Algo de archivo propio, algo de archivo prestado, algo hecho sin querer, algo hecho a pedido. Yo y la que fui es un retrato expandido, un documental que monta -imitando los saltos de la memoria- evocaciones, momentos, registros que van de un lado a otro; llevados por la amistad, por los lugares habitados con calidez, por la presencia de la fotografía. Constanza Niscovolos es la directora de esta película. Adriana Lestido, un mapa más que una protagonista

Lestido trabajó como fotoperiodista en diarios y medios gráficos. Sus ensayos fotográficos le valieron premios, becas, publicaciones y exposiciones, que hicieron que parte de su obra se preserve en colecciones públicas y privadas en cientos de países. Su obra guarda el aliento de la constancia, el ritmo del latido de la presencia. También escribe. Y dirigió una película; Errante. La conquista del hogar.
Trayectoria
Antes de este retrato sobre Lestido, Niscovolos dirigió Tirar del carro y Elcira, que también fueron retratos. Constanza también es fotógrafa, como Adriana, y fue con ella que inició su práctica hacia el final de su adolescencia. Los talleres de Lestido son, hace décadas, un espacio para sacar las prácticas de la imagen de las demandas a la herramienta, para ejercitar la templanza, estar con uno y con otros, con las imágenes, en las imágenes, y compartir. Ahí se conocieron retratada y retratista, en la fotografía.

En la película se escucha decir que la fotografía es un registro de lo que ya no es. El registro de esta película es desde adentro: desde adentro de la directora, desde adentro de las casas, del ¿paisaje?, de las conversaciones, de las relaciones. Es en la relación que se puede estar en esa presencia. Es la presencia lo que posibilita un estar sincero, en el mundo y con lo que se haga. Hay en la escucha de Constanza un estar presente.
Aún en la cercanía de una intimidad, la película puede igual mantenernos lejos de algunos elementos biográficos. En la narrativa elegida se develan los estados internos, sin precisión de datos duros o de contextos. Porque no se cuentan igual las cosas cuando las decimos a alguien que ya nos sabe.

La directora vive una amistad con Lestido y en algunos momentos, más o menos definidos, enciende la cámara. Ir yendo hacia la película y que la película sea lo que vaya siendo mientras se vive. Esto sostiene dos cosas: el encuentro y el archivo. La conciencia de archivo sobre el registro de lo amado y la preservación sutil de una presencia.
Saber que algo alguna vez ya no será, asegurarnos de que está siendo. En este documental se habla en presente, en pasado y en futuro, sobre los caminos que se tomaron, los caminos que se tomaron para abrirse otros caminos, y también sobre los caminos que no se tomaron.
Las escenas están marcadas por las voces, que son resguardadas por imágenes que se muestran distintas. A veces desde su centro, otras desde su superficie, o desde la periferia de lo que se dice, de lo que se capta. Son archivos sobre archivos, cajitas chinas, superposiciones de escucha. Se siente a gusto el vibrar de una confesión. No es el tiritar de una desnudez por la revelación de un hecho o de un suceso. Se aleja del plan de cualquier biografía.
Lestido dice de sus fotos que no le importa si son de ella, que lo que le importa es que existan, que estén ahí, que hayan sido hechas. Niscovolos dice que con las fotos de Lestido comprueba que, a veces, el desencanto tiene la capacidad de transformarnos. Y que eso la llevó a hacer este retrato de su amiga, de esa persona que Adriana es.

Por eso el nombre de la película. Yo y la que fui es un título extraído de algo que escribió Alejandra Pizarnik. Constanza lo tomó de uno de los muros de una exhibición de Lestido, que acompañaba las fotografías con textos que Lestido misma había elegido.
Yo y la que fui es una forma de llamar a un paseo por pedazos de charlas, el plano del mate ya tomado como evidencia de una mañana al sol, o las imágenes robadas a la sobremesa de un asado; y ni una gota de cotidiano que se sienta intimidado por la presencia de una cámara. Yo y la que fui puede ser también una huella de las relaciones, una prueba de cómo cuidar a quien se mira, como un modo de agradecerle por cómo mira.
Yo y la que fui, un retrato sobre Adriana Lestido
Dirección: Constanza Niscovolos
Guión, dirección de fotografía, producción y producción ejecutiva: Constanza Niscovolos y Elizabeth Wendling L
Montaje: Elizabeth Wendling L
Sonido: Julia Auchterlonie
Música: Marcos Auchterlonie
Intérpretes: Adriana Lestido, Florencia Lo Re, Julia Auchterlonie, Juan Forn, Guillermo Saccomanno
Producción: Lita Stantic
Duración 69 minutos /Año: 2025
Argentina
Funciones en Buenos Aires
Sábados 12, 19 y 26 de Julio – 20 hs. – CINE MALBA
Domingos 6, 13, 20 y 27 de Julio – 17 hs. – CINE CACODELPHIA