El cuarteto alcanzó este martes un reconocimiento que trasciende fronteras: la UNESCO lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad durante la vigésima sesión del Comité Intergubernamental que se desarrolla en Nueva Delhi, India. El anuncio consagró a un género que, desde hace más de 80 años, mueve cuerpos, atraviesa generaciones, sostiene una de las expresiones populares más potentes del país y aportó figuras tan emblemáticas como Rodrigo o La Mona Jiménez.

La noticia fue celebrada desde Córdoba, donde el gobierno provincial y las autoridades culturales destacaron el valor simbólico de la distinción. El expediente presentado ante la UNESCO sintetizó una historia cargada de memoria colectiva: el cuarteto como música, danza y tradición viva, forjada en los barrios y moldeada por las transformaciones sociales de la provincia.

El cuarteto, orgullo cordobés que ya es Patrimonio de la Humanidad
Rodrigo fue una de las grandes figuras del cuarteto.

El camino hacia la declaración comenzó en 2020, cuando la Municipalidad de Córdoba, entonces bajo la gestión de Martín Llaryora, impulsó formalmente la candidatura. Desde entonces, especialistas, universidades, artistas y organismos nacionales trabajaron en un documento que expuso la evolución del género, su carácter comunitario y su impacto identitario. La actual gestión municipal continuó el proceso y ajustó detalles técnicos requeridos por el organismo internacional.

La UNESCO explicó que el cuarteto es “un género animado de música bailable que mezcla estilos criollos con influencias de inmigrantes europeos”. En sus inicios, las orquestas incluían piano, violín, acordeón, contrabajo y voces al frente, una estructura que definió el sonido original potenciado por figuras pioneras como Leonor Marzano. Con el paso de las décadas, el género incorporó ritmos caribeños, percusión afrolatina e instrumentos de viento, ampliando su dinámica sonora sin perder su raíz popular.

El baile, el corazón del cuarteto

Hoy, los bailes siguen siendo el corazón del ritual cuartetero. Orquestas de más de ocho músicos, letras centradas en la vida cotidiana, el amor y la alegría, y un público que baila en ronda o en parejas siguiendo el inconfundible “tunga-tunga”, una onomatopeya que condensa ritmo, identidad y pertenencia. En esos espacios, las señas manuales entre asistentes y músicos refuerzan la mística barrial y la idea de comunidad que distingue al género.

Para la provincia, el reconocimiento es un hito cultural y político. “El mundo entero reconoce algo que los cordobeses sabemos desde siempre: que el cuarteto es más que música”, expresó el gobernador Martín Llaryora tras el anuncio. Subrayó que la declaración celebra una cultura “hecha de abrazos, de pasos, de estrofas y de sentir que, aunque la vida no venga fácil, siempre hay un ritmo que nos levanta”.

Autoridades del ámbito cultural destacaron que el reconocimiento posiciona a Córdoba en la escena internacional y fortalece políticas locales como el Museo del Cuarteto, espacio que resguarda la memoria y evolución del género. La directora del museo, Lorena Giménez, celebró que la distinción reafirma un sentimiento compartido: “Todo tiene que ver con el cuarteto, porque nos atraviesa desde la educación, las calles y la vida”.

La inscripción en la lista de Patrimonio Cultural Inmaterial coloca al cuarteto junto a expresiones globales como el jazz, el reggae, el mariachi o el flamenco, y junto a tradiciones argentinas como el tango y el chamamé. La inclusión no solo reconoce su valor artístico sino su condición de proceso vivo: un entramado de música, danza, memoria y comunidad que se renueva con cada generación.

Con este reconocimiento, el “tunga-tunga” se convierte oficialmente en un patrimonio compartido por toda la humanidad. Pero, sobre todo, reafirma su esencia: una celebración colectiva que nace en Córdoba, se expande por el país y hoy resuena en el mundo.