La pérdida de empleos, la inflación y los efectos de la “motosierra” del gobierno de Javier Milei impactaron de lleno en las mujeres y diversidades, sector empobrecido e históricamente castigado por los efectos de la desigualdad.
En marzo, el Observatorio de Género del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) destacó que brecha salarial que alcanzó un 27,7 % y que la llegada de la Libertad Avanza al gobierno implicó para este sector la pérdida de 15.748 puestos de trabajadoras de casas particulares (uno de los sectores más feminizados) entre noviembre 2023 y noviembre 2024. También que sus ingresos habían perdido a enero de 2025, un 21,8 % de su poder adquisitivo respecto a noviembre de 2023.
“La desigualdad de género en términos laborales y salariales es lamentablemente histórica, pero en este último año y medio se agravó notablemente fruto de las políticas expulsivas de este gobierno”, expresó a Tiempo Argentino, Clarisa Spataro, secretaria de género de ATE Capital. “La brecha salarial alcanza casi al 30 % pero no solamente hay que mirar sobre la pobreza, también el acceso a la riqueza está claramente sobrerrepresentado por varones. Si a eso le sumamos la cantidad de recortes en políticas públicas, programas específicos de acceso a empleo formal, el programa registradas, el acompañar, la eliminación del potenciar trabajo, todo acumula a la desigualdad y la precarización de la vida”, agregó.
En el caso de las diversidades, particularmente las personas trans quien ingresaron al Estado por la Ley de Cupo Laboral (27636), comenta la secretaria de género, se impuso una situación de suma violencia. “A pesar del amparo de esta Ley, el gobierno de Milei no solamente está eliminando todas las áreas del Estado destinadas a implementar las políticas públicas con perspectiva de género y diversidad sexual si no que a su vez no cumple con el mínimo de representación del 1 % de personas TTNB en los distintos organismos nacionales que estipula la ley. También está despidiendo (por supuesto sin ninguna razón válida) y ya a lo largo de este año y medio a más del 10 % de las personas que ingresaron gracias al cupo laboral”.
En el caso del sector privado, el cierre de fábricas y de pymes “que sucede casi a diario”, dice Spataro, “es una muerte por goteo” y plantea un panorama más que preocupante. En ese sentido, agrega que las organizaciones sindicales deben estar en las calles. “Abrazar a las y los compañeros que están siendo despedidos, luchar por ellas y ellos, no bajar los brazos, solidarizarse con todos los sectores privados y estatales, porque más tarde o más temprano este gobierno va a intentar lastimarnos. Y por sobre todas las cosas haciendo puentes con la política partidaria. No hay solución gremial sin solución política”, finalizó.
Precarizadas y empobrecidas
En la economía popular, los cambios son casi un retroceso. De acuerdo al cuarto informe de La Cocina de los Cuidados elaborado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) junto a organizaciones sociales los desmantelamientos y recortes pegaron en los sectores más vulnerados.
Las trabajadoras del cuidado son quienes más perdieron. La caída del salario real de las trabajadoras de casas particulares fue del 22 %, el de las comunitarias del 54 %, el de docentes del 29 %. También destaca que la brecha de ingresos de ocupación principal entre varones y mujeres es la más alta de los últimos 6 años: pasó del 21 al 26,3 % en un año.
De las políticas de cuidados que teníamos, sólo queda el 10%.
— CELS (@CELS_Argentina) March 7, 2025
En este cuarto informe relevamos cómo estos recortes obstaculizan una organización social de los cuidados más igualitaria.
👊Contra este ajuste, también marchamos este #8M
Leé el informe👉 🔗https://t.co/xAm5Zvo0Qw pic.twitter.com/9yUA8LnjbX
Por otro lado, plantea que 1 millón de niños y niñas quedaron sin asignación familiar por recortes en los topes de ingresos y por despidos. Y que las personas mayores están a las puertas de una exclusión masiva. Sólo el 23 % de las mujeres que hoy tienen 60 años cuenta con más de 25 años de aporte para jubilarse.
En marzo, cuando se presentó el informe, las políticas alimentarias presentan deudas de pagos por el 40 % de lo presupuestado.
Los cambios en la actividad laboral
Este acelerado ajuste y los cambios a nivel global impactaron profundamente en los espacios laborales, sobre todo, a nivel simbólico. Desde Grow, género y trabajo, Georgina Sticco explica. “Hoy están en disputa discusiones que nosotras asumimos que ya estaban resueltas. Como, por ejemplo, la legitimidad de las mujeres en el mundo del trabajo o en el mundo en el deporte. Un ejemplo, son los dichos del rector de la Universidad Católica Argentina (UCA). O en relación a la capacidad de las mujeres para poder liderar o la importancia de las mujeres en cuanto dan ellas al mundo del trabajo”.
Sticco aclara que el impacto se da en aquellas estructuras donde los temas de género no estaban trabajados en profundidad y donde esas transformaciones no llegaron.
Esta situación muestra vulnerables también a las diversidades sexuales. Según la investigación Inclusión en alerta, barreras al bienestar laboral que llevó adelante Grow – género y trabajo en alianza con MundoSur y Bumeran el 97 % de las personas de la diversidad sexual encuestadas vive o vivió violencia laboral.
“Si las mujeres se ponen en tela de juicio su participación sus espacios laborales en el mercado de trabajo es mucho más pronunciado los mensajes de odio que reciben las personas del colectivo LGBT”, acota Sticco. “Esto no se da en todas las organizaciones. Hay organizaciones donde esta agenda no se había trabajado en manera comprometida. Pero en aquellas que están totalmente internalizados estos enfoques y lograron introducir estos cambios a su cultura organizacional esto no se modifica”.
Es necesaria una agenda de género
Las capacitaciones y las campañas de sensibilización que tuvieron lugar en años anteriores son fundamentales. En el caso de Grow, afirma Sticco, “sostenemos la agenda en la que creemos con recursos propios porque nadie está financiando el impacto que tiene en el ámbito laboral estos cambios que estamos observando. Esto es muy importante porque no podemos resolver lo que no vemos. Nosotras y nosotros proponemos espacios de diálogos abiertos y respetuosos, creemos que tenemos que hablar con las resistencias y entender de dónde vienen”.
El ninguneo a la agenda de género que aportó mucho para achicar la desigualdad es otra complicación a la hora de pensar el trabajo con las empresas. “Vivimos en un entorno complejo. Por un lado, está la lucha más cultural desde el gobierno argentino, por otro lado, la persecución que se da en los Estados Unidos a la agenda de diversidad e inclusión. Sumado a eso, tenemos en nuestro país las crisis económicas. Hay una conjugación de estos factores que impacta en cómo las empresas siguen trabajando e invirtiendo en la agenda. Aquellas que están comprometidas siguen estándolo, desarrollando planes siguen previniendo la violencia laboral y en reducir los sesgos de sus organizaciones. Después hay empresas que estaban comprometidas pero que reciben una gran influencia de los Estados Unidos porque quizá sus casas matrices estaban allá y tuvieron que bajar el tono a la agenda por la persecución que reciben de sus casas matrices. Esto no es un miedo ficticio, es real y lo vemos cómo se está desarrollando en los países del Norte”, aclaró la directora y cofundadora de Grow, género-trabajo.
La urgencia por pensar en los cuidados
Tanto en el sector público como en el privado, las tareas de cuidado son centrales a la hora de pensar el trabajo de las mujeres.
“Vivimos en un mundo con desigualdades estructurales donde las mujeres son las principales responsables del cuidado, recordemos que ellas dedican seis horas por día en promedio versus tres horas de los hombres, a ellas les impacta mucho más”, explica Sticco.
Para la especialista, entre los desafíos que existen para que la brecha no siga creciendo, está visibilizar los problemas.
«Si estamos en entornos donde se niega la existencia de la brecha de género o se dice que no está y nunca se mide, es imposible generar una política o unas prácticas para que se pueda reducir. El primer desafío es la visibilización de la problemática, es poner en números y entender qué significan y por qué está así», explica.
«El principal desafío tiene que ver con las responsabilidades en los cuidados. Si no trabajamos en fomentar la corresponsabilidad y no pensando sólo en la familia si no también en el Estado y en el mercado ese sobrepeso que recibimos las mujeres en cuanto a esta responsabilidad sigue siendo la principal barrera para acceder a mejores oportunidades de trabajo o a espacios donde en general se valora otro compromiso de tiempo con el que hoy las mujeres no contamos”, finalizó.