Apunta a obtener el cuerpo delgado de los personajes: no consumir más de 600 calorías por día y bajar 10 kilos en dos semanas. Pero puede disfrazar prácticas que inciten, en realidad, a la anorexia y a la bulimia.

TikTok es una de las redes más utilizadas del mundo; de hecho, según un informe de la red Grooming LATAM, es la más usada en Latinoamérica por detrás de WhatsApp. En los últimos días un nuevo reto tomó protagonismo en la red: la dieta de princesas Disney. Disfrazado de ternura, usa a las princesas para seguir una dieta diaria y el objetivo es bajar 10 kilos en dos semanas. Así, por ejemplo, durante el “día Blancanieves” sólo se puede comer manzanas rojas, en el “día de la Sirenita” se debe realizar ayuno total y consumir sólo agua, y en el de Cenicienta se puede comer sólo hasta las doce del mediodía y menos de 600 calorías.
El reto llama la atención de las más niñas por utilizar a las princesas y puede disfrazar prácticas que inciten, en realidad, a la anorexia y a la bulimia. Esto preocupa aún más si se tiene en cuenta que Argentina es el segundo país con más presencia de trastornos de la conducta alimentaria (TCA), después de Japón, al afectar a un 29 por ciento de la población.
“Estos desafíos mezclan tres ingredientes muy potentes: fantasía, nostalgia y promesas rápidas. Usar princesas de Disney no es ingenuo: apela a un imaginario emocional construido desde la infancia, donde la delgadez aparece asociada a belleza, éxito y aprobación. Además, el formato ‘reto de 15 días’ ofrece la ilusión de control inmediato, algo muy atractivo en contextos de estrés, inseguridad corporal o presión social”, explica Nayla Balecki, psicóloga especialista en psiconutrición y TCA, a la Agencia de Noticias Científicas de la UNQ.El objetivo de la dieta que circula en internet es tomar como referencia a princesas de Disney y establecer planes de alimentación que logren alcanzar su físico ideal, como la panza chata y la cintura marcada. Por ejemplo, el “día de Aurora” se deben comer tres comidas al día de no más de tres bocados. En el caso de Alicia, se debe tomar té en el desayuno y la cena, y consumir 300 calorías hasta la tarde. Por otra parte, en el caso de Mulán, se debe comer arroz al mediodía y a la noche, y tomar té durante la mañana. Todas las princesas tienen un denominador común: consumir menos de 600 calorías por día, el desequilibrio de nutrientes y la falta de alimentos fundamentales para un estilo de vida saludable.
Además, los contenidos son presentados como juegos inofensivos, en ocasiones utilizan hashtags codificados para esquivar los filtros de contenido sensible de la red social y facilitar así su propagación. A su vez, aparecen videos de adolescentes que dicen que “ya no vomitan”, haciendo referencia a la práctica de la bulimia, sino que realizan la dieta de las princesas.
En este marco, Mariángeles Espiño, jefa del Servicio de Nutrición del Sanatorio Trinidad Quilmes, afirma a la Agencia que la alimentación forma parte de uno de los patrones más importantes para tener una buena salud y calidad de vida. “Hay patrones alimentarios para la población en general, pero luego cada persona debe tener su plan individualizado de acuerdo a la edad, al momento biológico que vive o a la actividad que realiza. Por lo tanto, estas dietas que se ponen de moda van a afectar a la población en general y mucho más a las personas con un TCA, independientemente si son hombres o mujeres”, define.
En esta dirección, Balecki, directora del espacio Psiconutrición Online, detalla: “Proponer bajar 10 kg en 15 días no sólo es inviable, sino que es un estímulo directo a la restricción extrema, uno de los factores de riesgo más potentes para desarrollar o agravar un TCA. Para una persona que ya tiene o está en riesgo de tener este trastorno, este tipo de contenido puede funcionar como una validación peligrosa: ‘si lo está haciendo todo el mundo, no debe ser tan grave’. Puede reactivar compulsiones, aumentar la culpa, profundizar el aislamiento y deteriorar la salud física y emocional”.
Además, aclara que estos retos promueven la idea de que “el cuerpo es un proyecto que debe modificarse a toda costa y que la privación es un camino válido para lograrlo”. Esto genera relaciones ansiosas con la comida, ciclos de restricción-atracón, insatisfacción corporal y una normalización del malestar. Por su parte, Espiño añade: “Estas dietas son peligrosas, sea cual sea la índole. Está la dieta de la luna, el pomelo, el rayo de sol, la tierra y ahora el de las princesas. Debe haber un rédito económico por detrás para quienes lo difunden y no miden el riesgo al que se expone mucha gente”.
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