Una esfera luminosa reúne todos los puntos del tiempo y el espacio: El Aleph de Borges. En él se combinan lo sucesivo y lo simultáneo: en un instante, su fulgor ofrece una experiencia mística y reveladora. Y una muestra de la Biblioteca Nacional contiene múltiples visiones sobre aquel objeto que Jorge Luis Borges captó en su cuento eterno: Infinita veneración, infinita lástima: 80 años de “El Aleph”. Se inaugura el viernes 22 de agosto a las 19 y ofrece diversas representaciones sobre “ese objeto secreto y conjetural”, como dijo Borges, que abarca el “inconcebible universo”.

En la Sala Leopoldo Marechal de la Biblioteca Nacional, de lunes a viernes de 9 a 21, y los sábados y domingos de 12 a 19, podrá visitarse esta exhibición para explorar el universo de Borges alrededor del cuento “El Aleph”, que él había publicado por primera vez en 1945 en el número 131 de la revista Sur. Luego lo incluyó en el libro del mismo nombre, en 1949, y desde entonces “El Aleph” se expandió al mundo: a partir de la historia de desamor del narrador con Beatriz Viterbo, el relato sintetiza lo fantástico, lo científico, lo filosófico y los avatares de la memoria.
Y la muestra Infinita veneración, infinita lástima: 80 años de “El Aleph” explora su legado, su proceso de escritura y su recepción trascendental: “La exposición propone un recorrido por la materia de la que se compone el cuento: la ciudad donde transcurre, los personajes que lo animan y los recursos poéticos que utiliza, pero, también, los pormenores de su escritura y su recepción”, invita la Biblioteca Nacional. Y detalla que se exhibirán “libros, objetos, manuscritos, instalaciones artísticas, ilustraciones, fotografías, gigantografías y recursos audiovisuales”.
Además sintetiza la Biblioteca Nacional: “El Aleph” “es una reescritura de la Divina Comedia, una experiencia mística, un abordaje secular a temas y problemas de la ciencia -los números transfinitos y la cuarta dimensión del espacio-, una respuesta a aquellos críticos que no comprendieron los cuentos de El jardín de senderos que se bifurcan y, sobre todo, una desahuciada despedida a la posibilidad del amor”. Y todo a partir de aquel punto que cobija lo existente para poder ver, en simultáneo, el infinito.
El Aleph, primeras ediciones y mucho más
Lejos del preconcepto y la distancia lectora, “El Aleph” de Borges presenta un nítido argumento: su complejidad está en su trasfondo y en sus múltiples capas de sentido. ¿Cómo arranca? Luego de que muere su amada Beatriz Viterbo (un guiño a la Beatriz de la Divina Comedia, del Dante), el narrador, que en este caso es el propio Borges, visita todos los 30 de abril, el día del cumpleaños de Beatriz, la casa en la que ella vivía. Allí aún residen su padre y su primo, el ampuloso Carlos Argentino Daneri.
Este personaje con afanes de escritor le provocará desdén y escepticismo al narrador, pero también cierta sorpresa: cuando Daneri le avise, no sin pena, que demolerán la casa de la calle Garay, le revelará a Borges que en un ángulo del sótano habría un Aleph.
El resto del cuento será una combinación de misterio, iluminación, reflexión mística, veneración, renuncia y venganza. Y, en un pasaje famoso, Borges describirá: “Vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra y en la tierra otra vez el Aleph”.

Laura Rosato, directora con Germán Álvarez del Centro de Estudios Borgeanos (México 564) de la Biblioteca Nacional, describe en su calidad de co-curadora: “Gran parte de lo que exponemos integra la Colección Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional. Estamos mostrando no sólo primeras ediciones -la propia en la revista Sur, que es la que conmemoramos-, sino también diferentes libros y los ejemplares de su biblioteca personal referenciados en el cuento. Además, exponemos un ejemplar de Los Anales de Buenos Aires que tiene ‘El zahir’ con correcciones manuscritas de Borges: ese cuento es como una versión al revés de ‘El Aleph’”.
En la exposición Infinita veneración, infinita lástima: 80 años de “El Aleph” además se verán -entre otros objetos- fotos, traducciones, reescrituras y “un facsímil muy hermoso del manuscrito de ‘El Aleph’ que tiene la Biblioteca Nacional de España, y que nos donó la Fundación Internacional Jorge Luis Borges”, amplía Rosato. “Trabajamos para poner toda la documentación que habla o que hace referencia a este cuento”. Y por eso, “además de todas las situaciones del texto, dejamos traslucir las condiciones de producción de ‘El Aleph’”.
Algo central: “Detrás del cuento está la historia de amor de Borges con Estela Canto, en 1944, y que determinó un poco el destino final del manuscrito original”, precisa Rosato. ¿Cómo enmarcar sintéticamente a “El Aleph”? Ella lo intenta: “Es un cuento muy importante para la obra borgeana, pero también para la narrativa fantástica argentina, y por eso quisimos celebrar sus 80 años”. Y abre la mirada: “Más allá de sus diversas interpretaciones, todos arribamos a un universo común cuando lo leemos. En ‘El Aleph’ podemos leer una situación personal importante: el amor no correspondido”.

Otra conexión biográfica explora Germán Álvarez, del Centro de Estudios Borgeanos: “El cuento ‘El Aleph’ coincide con la última etapa de Borges en la Biblioteca Municipal Miguel Cané. Para junio del ’46 él renunció, después de que asumiera el gobierno de Juan Domingo Perón. Cuatro años antes, Borges no había ganado el Premio Municipal del ’42 con el libro El jardín de senderos que se bifurcan (luego llamado Ficciones), y en ‘El Aleph’ hay muchas señales biográficas: el protagonista trabaja en una biblioteca olvidada del sur de Buenos Aires y Daneri podría aludir al personaje que sí ganó el premio en 1942”.

Entonces, en “El Aleph”, “Borges volcó vivencias que dan cuenta de su última etapa en la Biblioteca Miguel Cané -evoca Álvarez-. Así que nosotros aprovechamos este 80° aniversario del cuento para imaginarnos cómo era la vida del Borges de los años ’40”. Álvarez busca otras palabras para reflejarlo: “A mí me parece muy interesante unir ese toque biográfico y de cinismo que refleja el cuento, como si Borges dijera: ‘Miren, yo escribí cosas tan buenas como Ficciones y no gané el premio. Ahora voy a representar toda esa desesperanza en un nuevo cuento, que es ‘El Aleph’”.

Hay más pormenores sobre la relación entre el escritor y Estela Canto en Borges a contraluz, el libro de ella, de 1989. Y la muestra en la Biblioteca Nacional también explora el itinerario del manuscrito de “El Aleph”, “que va de la mano de su relación con Estela. De hecho, se lo dedicó a ella”, señala Álvarez. El 29 de agosto ofrecerán más detalles, en la Biblioteca Nacional, en la presentación de un número especial de la revista Hispamérica, dedicado a El “Aleph”. “Es una forma de provocarle al lector cierta curiosidad por Borges -dice Álvarez-. Para nosotros, desde el Centro de Estudios Borgeanos, ésta es una tarea cumplida”.