Los más de 11 mil millones de dólares de reservas internacionales que logró acumular el gobierno de Javier Milei en sus poco más de 100 días de gestión no alcanzaron para lograr uno de sus principales objetivos en materia monetaria: la apertura del cepo cambiario. Detrás de la impactante cifra que el Banco Central logró adquirir en este tiempo en sus operaciones en el mercado oficial, queda un mar de obligaciones impagas que podrían presionar fuertemente sobre la demanda de dólares si el gobierno se anima por fin a levantar todas las restricciones cambiarias.

Según detalló el analista Gustavo Quintana, que sigue de cerca el mercado cambiario, el BCRA adquirió a lo largo de marzo un total de U$S 2623 millones, con lo que el total desde diciembre último suma U$S 11.115 millones. Las compras se suceden a diario a pesar de que el tipo de cambio está cayendo en términos reales por la reducida tasa de actualización del 2% mensual, muy inferior a la inflación. Según la consultora FMyA, de Fernando Marull, los $ 854 del dólar oficial ya están por debajo de los $ 905 que, actualizada, era la cotización tras la devaluación de agosto dispuesta por el exministro Sergio Massa (y que el FMI, en voz baja, había impugnado por escasa).

Así como por una ventanilla del Central entran los dólares, en la de enfrente se amontonan los pedidos de divisas correspondientes a las importaciones posteriores al 10 de diciembre, para las cuales la entidad está entregando divisas a cuentagotas. El presidente de la entidad, Santiago Bausili, había ofrecido bonos en dólares (los mentados Bopreal de hasta tres años de plazo) para solventar la deuda comercial de más de 25.000 millones de dólares que se había acumulado en los últimos meses de 2023, pero planteó que de allí en más habría un sistema de prioridades.

Así, según la comunicación A-7917, salvo excepciones (gas, petróleo y productos medicinales), la habilitación de divisas se realiza en cuatro tramos de 25% a los 30, 60, 90 y 120 días desde el ingreso de la mercadería a Aduana. La decisión posibilitó que en enero, según el balance cambiario del BCRA, sólo se pagaran importaciones de bienes por U$S 1074 millones.

Según cálculos privados, esa “nueva” deuda comercial, generada exclusivamente durante la gestión Milei, ya suma entre U$S 10 y 12 mil millones, casi tanto como las compras del Banco Central en este período. En otras palabras, la acumulación de reservas no es genuina porque se apoya en la falta de pago de las importaciones.

Deudas y préstamos

El propio Milei aceptó en declaraciones radiales que para salir del cepo hacen falta U$S 15 mil millones. “Abrir el cepo hoy es un riesgo porque hay riesgo de que los pasivos se me corran al dólar y se dispare la hiperinflación. Prefiero ir sobre seguro”, dijo el jefe de Estado. “Al menos hasta que haya alguien que me ponga 15 mil millones de dólares. Si alguien los pone, salimos tres meses antes”, fantaseó Milei.

En los últimos días circularon rumores en la City sobre reuniones de funcionarios del gobierno con financistas internacionales que proponían aportar fondos para ese destino. Los más audaces hablaron de un sondeo en ese sentido por parte del ministro de Economía, Luis Caputo, al Fondo Monetario Internacional. Hay quienes sospechan que esas versiones fueron una excusa para inflar la cotización de los bonos soberanos: el AL 30 superó el 50% de su paridad.

Entre los economistas prevalece la cautela sobre la quita de las restricciones cambiarias. “Parece que el gobierno quiere ser prudente en levantar el cepo. Para eso, uno primero tiene que tener resuelto el problema del excedente monetario, que más o menos está resuelto después de la licuación que hemos tenido. Y no tener pagos pendientes de dólares”, planteó el economista jefe de la fundación FIEL, Daniel Artana, en un webinar organizado por el Grupo Cohen.

“Y ahí sí hay pagos pendientes, se están generando atrasos. ¿Qué hago con los stocks de deuda por importaciones adicionales generadas dentro de este gobierno por 10.000 millones (de dólares)? ¿Habrá otro Bopreal?”, se preguntó Artana, quien también recordó que esa deuda de corto plazo del Banco Central seguirá impactando en el nivel de reservas netas.

En ese marco, el gobierno espera con ansias el comienzo de la liquidación de divisas por la cosecha gruesa, que podría comenzar a fines de abril. Como tantas veces, la táctica oficial para arreglar los desequilibrios es sentarse a esperar los dólares del campo.