El largometraje de terror independiente El bufón, ópera prima del estadounidense Colin Krawchuk, se estrena hoy en salas en todo el país, con una una propuesta basada en efectos visuales y truculencia a la altura de la expectativa para el tipo de película que promete. Basada en una trilogía de cortos que en YouTube tuvo más de 30 millones de reproducciones, la historia sigue a un ser malévolo con poderes sobrenaturales que aterroriza a los habitantes de un pequeño pueblo en la noche de Halloween.

Promocionada como «del director de El proyecto Blair Witch, en rigor, la película cuenta con Eduardo Sánchez, uno de los dos realizadores de aquella famosa producción que en los ‘90 popularizó el subgénero de «found footage», pero con créditos de productor ejecutivo. De todas formas, El bufón no parece tan disruptiva como aquel film.

Krawchuk y los creadores de los efectos visuales aciertan en desplegar lo que los entusiastas de los subgéneros gore y slasher llaman «buenas muertes», pero esa inventiva para la violencia y la truculencia no alcanza para redondear una película de terror aceptable: sin otros elementos que justifiquen y expliquen el universo planteado, ni las motivaciones o el origen del villano, algo que queda sin explorar del todo y que implica que el público guarde demasiadas incógnitas.

Sobre El bufón, dijo Krawchuk: «Fui muy inflexible en mantenerlo igual que en los cortos; ganaron popularidad y no sabemos muy bien por qué. Son de esas cosas que, si cambiás demasiados ingredientes, alguno podría ser la razón por la que la gente los ama”, y resaltó que el característico disfraz del personaje es “lo que refleja su personalidad”.