Este febrero de 2024 ha habido en Latinoamérica varios acontecimientos que vale la pena resaltar.  El primero es el arrasador triunfo de Nayib Bukele en El Salvador, sobre el cual escribí un extenso artículo para El Periódico, de Guatemala, que se editará desde México. Lo fundamental a resaltar  es que el “estilo Bukele” desideologizado, pragmático, y exitoso, no es inédito. Ocurrió en el siglo XX con líderes como Gamal Abdel Nasser, en Egipto, Juan Perón, en Argentina y Omar Torrijos, en Panamá, que supieron captar las necesidades histórica de sus pueblos en su “aquí y ahora” y las alcanzaron a  satisfacer desde sus jefaturas de estado, partidos y movimientos.

En El Salvador de hoy el principal obstáculo  para cualquier proceso de crecimiento económico y desarrollo social era la inseguridad ciudadana provocada por las Maras y  Bukele las redujo a casi cero en su primer período. Esa es la explicación breve de su arrolladora reelección.

El segundo hecho destacado de febrero fue que  Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, dio una extensa entrevista a Inna Afinogenova, periodista rusa hoy residente en Madrid. Esa entrevista es una versión sintética de la historia política de México y de la significación de Morena-el partido de AMLO-y la cuarta transformación, que hoy tiene casi  el 90% del control político territorial del país.

Foto: AFP

AMLO captó que el tema principal de México era la corrupción pública y privada y su lucha contra ella es la llave maestra de un proceso transformador que ha mejorado la vida de México en casi todos los ámbitos, separando los intereses del poder económico y las obligaciones del poder político.

El líder de Morena define a la política como actividad noble si sirve a las mayorías y mejora sus vidas. Asegura que en México se ha producido una revolución de las conciencias en la base de la pirámide social y  la candidata de Morena, que encabeza todas las encuestas preelectorales, está más preparada académicamente que él con su doctorado en medio ambiente y que  ama al pueblo como él. AMLO no muestra ninguna aprehensión si Morena en el futuro por las cambiantes coyunturas deba ser más centrista.

El presidente mexicano registra que de 35 millones de familias que existen en el país, 32 millones reciben ya apoyos diversos por parte del Estado. A eso él doctrinariamente define como el humanismo mexicano, al que proyectándolo a Latinoamérica se lo podría definir como “humanismo del desarrollo social”.

Sobre su paquete de reformas constitucionales enviadas al Congreso y que se ha convertido en el espinazo de la agenda electoral en discusión en la campaña, AMLO declara que constitucionalizar su política social y democratizar la génesis del poder judicial para que jueces magistrados y ministros sean electos por el pueblo es su aspiración mayor, cuando quedan siete meses para que se retire definitivamente del gobierno y de la política.

Al respecto desentraña un hecho histórico porque afirma que el PRI le entregó al PAN el poder judicial como parte de los arreglos de los últimos treinta y dos años. AMLO sostiene que su propuesta de reformas constitucionales sólo procura devolverle su sentido a la Constitución de 1917, destruido por el período neoliberal o neoporfirista.

Consultado por los temas de inseguridad, se refugia en Tolstoi para decir que quien lee y comprende a Tolstoi aprende que la ley de Talión no funciona en el largo plazo.

En su repaso de la historia mexicana, reivindica al presidente Francisco Madero como apóstol de la democracia en México, que en tiempos turbulentos no supo tejer alianzas con Villa para defender su poder legítimo y terminó asesinado.

Sobre Benito Juárez dice que su admiración por él no sólo se debe a su laicismo y a su defensa de la nación mexicana, expulsando bélicamente a 30 mil soldados franceses que querían convertir a México en una monarquía con Maximiliano a la cabeza, sino a su inteligencia estratégica mostrada cuando puso en venta en el mercado de tierras las gigantescas propiedades de la iglesia, lo que dividió a curas y terratenientes, quebrando la alianza  que tenían.

Consultado sobre quien es el presidente extranjero que más admira, no dudó en decir que es Salvador Allende por haber defendido la vía pacífica para hacer una transformación revolucionaria y haber sido fiel a esa propuesta hasta su muerte en La Moneda.

En resumen esa entrevista estelar de AMLO es la expresión de una agitada experiencia en los avatares de 50 años de lucha, convertida en sabiduría política.

El tercer hecho de febrero que resalta es el “estilo Noboa”, en Ecuador, la isla de paz del siglo XX convertida en narco-estado en el siglo XXI, “el siglo perdido”, hasta el 2023.

Dos de los puntos culminantes de la penetración del narco estado fueron el asesinato de un candidato presidencial, Fernando Villavicencio, y los acontecimientos del 9 de Enero de 2024, cuando pandilleros narcoterroristas dispararon y mataron indiscriminadamente a personas en Guayaquil, ambos hechos insólitos en el Ecuador del siglo XX.

La reacción de Daniel Noboa fue declarar el estado de excepción y proclamar al Ecuador en conflicto armado interno.

Hasta el 27 de febrero, las Fuerzas Armadas han realizado 130 mil operativos, han sido abatidos 12 narcoterroristas, se han apresados a más de 10 mil personas y se han formulado cargos para el proceso penal a casi trescientos con la lentitud, a veces cómplice, que caracteriza a la deficiente justicia ecuatoriana.

Sobre uno de los hechos estelares de violencia narco terrorista, el asesinato de Villavicencio, el prófugo expresidente Rafael Correa, radicado en Bélgica, ha declarado que lo quisieron acusar a él y que por ello su candidata Luisa Gonzáles perdió ante Daniel Noboa.

Nunca los analistas serios creímos que Correa fue el autor intelectual del asesinato, pero su twiter contra Villavicencio pocos días del crimen fue un acto amenazante propio de una persona con poca sanidad mental. Y lógicamente en el ambiente de una campaña electoral y con la suspicacia de un pueblo pobre y aterrado ese imaginario colectivo anti-Correa creció y probablemente le restó algún punto de adhesión a la candidata Gonzáles.

Noboa, fundamentalmente ganó mostrando mucha más capacidad en los debates, particularmente en el de la primera vuelta, donde fue un descubrimiento para muchos y dejó atrás a todos los otros candidatos por su inteligencia, ilustración de estadista y precisión conceptual.

Por lo demás, ya cuatro años antes el candidato del correato había sido derrotado por un banquero Guillermo Lasso, buen empresario y pésimo político, lo que muestra que la gente ecuatoriana mayoritariamente prefiere a cualquiera antes que a alguien que represente a la Revolución Ciudadana , el partido que, con crecientes divisiones y dificultades internas, lidera  Correa desde Bélgica.

El “estilo Noboa” ,ilustrado y pragmático, ha logrado que le aprueben en la Asamblea proyectos de ley orientados a reactivar la economía y aumentar los ingresos del estado con un polémico aumento de IVA y contribuciones especiales de banqueros y empresarios, que en otros momentos habría provocado huelgas clasistas y paros provinciales.

Hoy el pueblo ecuatoriano está claro de que “el estilo Noboa” puede funcionar para derrotar al narco terrorismo, ganar el conflicto armado interno y recuperar la isla de paz del siglo XX como sustento de mejores expectativas para el crecimiento económico, el desarrollo social, con un estado que tenga como norte el bien común.

Desde Carondelet “el estilo Noboa” ha captado que el Ecuador de 2023 y 2024 tiene como problemas principales la inseguridad y la corrupción. Si persiste en derrotarlas con terquedad a lo Benito Juárez, Noboa, hoy presidente provisional para completar el período del fracasado Lasso, será reelecto el 2025.

Las encuestas le dan al Presidente el 80% de apoyo. Las Fuerzas Armadas, con una historia más parecida a las de México que a las de Argentina o Guatemala, recuperaron el 90% de apoyo popular. La Policía el 60%. La Asamblea alcanza el 27% y la función judicial históricamente corrupta y desprestigiada solo el 13%.

Foto: Captura video

En el extremo sur, en Argentina, hay un cuarto acontecimiento que el carrusel latinoamericano permite visualizar en febrero del 2024. El presidente Javier Milei se enfrenta con los gobernadores de varias provincias argentinas por incumplir sus obligaciones legales y no coparticipar el financiamiento de los gobiernos provinciales, incumple sus deberes con los docentes y pone en peligro el inicio de clases en varias provincias argentinas. A través de su vocero Manuel  Adorni se enfrenta con el Papa Francisco, quien defiende el rol irremplazable del Estado en la salvaguarda de los más débiles a quienes el gobierno pretende dejarlos en manos del Dios Mercado.

Milei es un terco visionario, un personaje de balada para un loco de Astor Piazzola o un atorrante chanta en lenguaje coloquial argentino?

El tiempo lo dirá y pronto. Sólo deseando lo mejor para esa nación a quien Benjamín Carrión, el intelectual ecuatoriano universal, adjetivó como” ancha de mar y luminosa de cielo”.