El conflicto en Gaza puede derivar en una guerra regional en gran escala a partir del asesinato el lunes pasado del general de Brigada iraní Razi Musavi, alto mando de  la unidad de elite de la Guardia Revolucionaria, que estaba como asesor militar en Siria y cayó durante un ataque de fuerzas israelíes. Al mismo tiempo, Benny Gantz, exministro de Defensa israelí y actualmente  en el gabinete de emergencia de Benjamin Natanyahu, amenazó a Líbano para que tome medidas contra Hezbollah.  «El tiempo para una solución diplomática se está agotando, si el mundo y el gobierno libanés no actúan para impedir los disparos contra los residentes del norte de Israel y alejar a Hezbolá de la frontera, lo hará el Ejército israelí», dijo Gantz. Por otro lado, este viernes, milicias proiraníes atacaron dos bases militares estadounidenses en la provincia de Hasaka, al noreste de Siria, dice Europa Press.

Mientras tanto, la posición de Israel en torno al asedio a Gaza se va tornando cada día más controvertida. Así, la agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA) denunció que la ayuda humanitaria a la población de la Franja. «Soldados israelíes dispararon contra un convoy de ayuda cuando regresaba del norte de Gaza, utilizando una ruta designada por el Ejército israelí», escribió en su cuenta de la red X el director de la agencia, Thomas White.

Pero hubo chispazos entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan y el primer ministro israelí. «¿En qué se diferencia Netanyahu de Hitler? (…) ¿Hay algo de lo que Netanyahu hace que sea menor que lo que hizo Hitler? No», respondió el mandatario turco. «Erdogan, que está llevando a cabo un genocidio contra los kurdos y mantiene encarcelado a un número récord mundial de periodistas opuestos a su Gobierno, es el último en predicarnos sobre moral», respondió Netanyahu.

En esa misma línea, Sudáfrica acusó a Israel en la Corte Internacional de Justicia de La Haya de cometer “actos de genocidio contra el pueblo palestino de Gaza”. En su demanda, el gobierno sudafricano dice que los «actos y omisiones de Israel son de carácter genocida, ya que van acompañados de la intención específica requerida de destruir a los palestinos de Gaza como parte del grupo nacional, racial y étnico más amplio de los palestinos». La respuesta del ministerio de Relaciones Exteriores israelí a través de un tuit del vocero, Lios Haiat, fue escueta: «Israel rechaza con disgusto la difamación  de Sudáfrica y su recurso ante la Corte Internacional de Justicia».

En marzo pasado la CIJ acusó a Vladimir Putin de crímenes de guerra por la deportación de niños de Ucrania a Rusia y ordenó su arresto. La medida no se cumplió entre otras razones porque Rusia no forma parte de los países que respetan la jurisdicción de la ICIJ  y porque además el presidente ruso no viajó a países donde si se cumplen las órdenes de La Haya. Por lo demás, China, Turquía, Rusia, Estados Unidos, no aceptan la injerencia de la ICIJ. Tampoco Israel, por cierto.

La situación en el territorio se volvió difusa. A esta altura las tropas israelíes parecen no haber podido cumplir con el objetivo de “limpiar” el territorio de milicianos de Hamás, los responsables del ataque del 7 de octubre pasado, y hasta en algunos ámbitos se especula de que la resistencia es mayor de la esperada. Las víctimas de la llamada “Operación Tormenta de Al Aqsa en territorio israelí son 1140, según los datos proporcionados por el gobierno. Ese día fueron tomados 250 rehenes, de los cuales la mitad permanecen retenidos en algún lugar de la Franja de Gaza. Las fuerzas israelíes, a su vez, provocaron cerca de 22000 muertos, en su mayoría mujeres y niños. El 85% d los 2,4 millones de habitantes de ese enclave, tuvieron que desplazarse ante la ofensiva de Israel.

Con apoyo de Egipto y Estados Unidos, el mes pasado se abrió una ventana para negociar rehenes por presos palestinos en cárceles israelíes, a partir de una propuesta de Qatar. Así regresaron a sus hogares 80 israelíes a cambio de 240 prisioneros. Pero la tregua duró poco y no hubo forma de que en la ONU se le diera cauce a una iniciativa de alto el fuego. Le traba siempre vino de parte del veto de Estados Unidos y la abstención británica.

Esta semana, una delegación de Hamás y de la Yihad Islámica Palestina llegó a El Cairo para tratar un plan egipcio que consta de tres etapas. Un cese de hostilidades prorrogable, nuevos intercambios de rehenes por presos y un alto el fuego permanente. El jefe de los servicios de inteligencia egipcio, Diaa Rashwan, señalo que aún no había recibido respuesta en la propuesta de  “detener la agresión contra la Franja de Gaza y para restaurar la paz y la seguridad en la región”, consignan agencias internacionales.