En nuestro país, las personas se matan por un pedazo de tierra, mientras los 5 hombres más ricos del mundo incrementan su riqueza en u$s3,3 billones. El panorama es desalentador, la desigualdad va en aumento y la imagen es clara: los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres.

En la pantalla de C5N, Carolina habla. Tiene 5 hijos, se quedó en la calle porque le aumentaron el alquiler de una pieza en un hotel familiar, de 250.000 a 350.000. Su pareja se quedó sin trabajo, vive de changas y ella vende ropa usada. Están viviendo en una carpa en el Parque Chacarita. Se bañan en el canil para perros.

Cuenta, además, cómo el gobierno de la Ciudad va y les saca los colchones al resto de las familias en situación de calle. Pasó por todos los refugios que hay en la Ciudad pero relata algo que reiteramos mil veces cuando hablamos de la problemática de la situación de calle: les dan comida podrida, los maltratan, les roban sus cosas. En definitiva: están más seguros en la calle.

No pierde la esperanza, porque sus hijos son su fuerza. También dice algo fundamental: va a haber cada vez más casas sin gente y gente sin casas, porque en nuestro país tierra hay, lo que falta es planificación de políticas de vivienda.

Su caso no es el único y, seguramente, con la desregulación de los alquileres, la libertad de mercado como estandarte del gobierno nacional y el bienestar de los y las argentinos como última preocupación en la lista, se profundice la problemática. La crisis habitacional tiene múltiples causas e historias, la que trascendió en las últimas horas es una de esas: en La Matanza, en el barrio 8 de diciembre, en una toma que está desde hace más de un año, la violencia escaló. Todo por un pedazo de tierra. ¿Hay mayor violencia y desigualdad que esa? Morir por un pedazo de tierra. Matar por un pedazo de tierra. La deshumanización es total.

Esta es la mayor expresión de lo que decimos siempre: NADIE elige vivir en una toma de tierras, porque hay miedo, hay frío, hay hambre, hay muerte. Vivirlo en carne propia te permite entenderlo, pero aunque no lo hayas vivido, aunque no hayas sentido cómo el frío cala tus huesos o aunque no hayas tenido que coordinar las guardias despiertos con tus vecinos y vecinas para cuidarse entre todos, aunque no hayas pasado por estas situaciones de extrema vulnerabilidad, si gobernas para transformar: tenés que saberlo y tenés que cambiarlo.

Por eso, es fundamental que en estas áreas de ejecución de políticas de hábitat, haya personas que puedan entender en profundidad estas problemáticas, por haberlas transitado o por estar conectado con organizaciones sociales que laburan diariamente en estas situaciones de vulnerabilidad.

Y no hay que equivocar el diagnóstico, no se trata sólo de la provincia de Buenos Aires, como quiso dar a entender el vocero presidencial: la crisis habitacional penetra en todo nuestro suelo. Sí, en Buenos Aires tenemos la oportunidad de gobernar para transformar porque frente a un gobierno nacional que va a arrojar a más y más personas a la calle, es imprescindible que la provincia de Buenos Aires tome la delantera en la planificación de las políticas de suelo.

En lugar de entregar nuestra tierra a las multinacionales y los poderosos como pretende Milei y sus secuaces, hay que ir por acá: hay que avanzar en la integración socio urbana de los más de 5600 barrios populares, cada familia tiene que tener un lote, es necesario potenciar el Programa de Acción para el Repoblamiento Comunitario de la Argentina (A.R.C.A), para que el Estado acceda a estos terrenos antes que la especulación inmobiliaria y se pueda construir una oportunidad para los que menos tienen, tenemos que recuperar la propuesta del Registro Único de Solicitantes (RUS) para que cada argentino de nuestra Patria pueda solicitar un lote. Se trata de caminar hacia el sueño de Tierra, Techo y Trabajo. Se trata de que cada barriada viva con dignidad. La crisis habitacional es una deuda de nuestra Democracia y de todos los gobiernos, incluido el campo nacional y popular.

Mientras las necesidades y urgencias sigan siendo a la medida del 1% más rico, la violencia, que ya existe -porque estar despojados de todo ya es violencia- no va a parar de crecer.

El acceso a la tierra no es un negocio, es un derecho: tiene que ser prioridad.