El dato lo habían pasado desde adentro: ocho millones de pesos en el diario Los Andes, pleno centro de Mendoza capital. Son tiempos de un peso, un dólar. Pero los asaltantes que salen de las oficinas del diario en la tarde del 16 de julio de 1999 y enfilan hacia dos autos estacionados en los que los esperan para huir llevan 7.000 pesos y un stock de tarjetas de transporte Mendobús. El aviso a la Policía inicia una persecución de Hollywood: 50 patrulleros, 20 motos y cientos de efectivos en tres kilómetros que incluirán un herido de bala –policías confunden un Peugeot 505 y le disparan a la cabeza al conductor–, un juez y un jefe policial tomados como rehenes y la captura de la banda. No se sabe al día siguiente, y a muchos les costará creerlo más tarde: entre los asaltantes al diario Los Andes está Juan Quirino “El Panza” Muñoz, DT bicampeón (1995–1996) de la Liga Mendocina de Fútbol con el Club Atlético Argentino.

Muñoz había hecho las inferiores en el Atlético Argentino, la Academia de San José, departamento de Guaymallén. Lateral izquierdo, no había podido asentarse en Primera. Con el tiempo se volcó a la dirección técnica, en las inferiores de Boca de Bermejo y Platense de San José. Pero él quería dirigir a su club: se había criado enfrente del Mauricio Serra, estadio del Atlético Argentino. Lo sacó campeón de la Liga Mendocina después de 36 años en 1995. Y repitió al año siguiente. El Panza pasó a ser el Virrey de San José.

“Eran equipos muy ofensivos, con jugadores de la casa, algunos de inferiores y otros que habían tenido pasos por otros clubes, como San Martín, Huracán Las Heras o Independiente Rivadavia. Al Panza lo conocía desde chico. Había hecho inferiores, pero se había cimentado en ese fútbol callejero. Muchos jugadores de Primera iban a los callejeros, no les importaba. Supongo que jugaban por guita, pero también por amor al barrio. Era aguerrido pero le gustaba el buen fútbol. Metía la pata cuando había que poner, siempre para el frente. Sus equipos eran un poco así. Arriesgaban, no especulaban. Su línea de defensores salía jugando y los laterales pasaban al ataque. Eran equipos con mucho poder de fuego, con mucho gol”, relata el periodista Fernando Montaña, autor de la crónica novelada El diario de un asalto (Glifo, 2025). Montaña, hincha del Atlético, nunca lo había visto campeón hasta 1995.

En 2001, Muñoz y otras cuatro personas involucradas en el asalto al diario Los Andes fueron declaradas culpables con penas de prisión de tres años y seis meses a ocho años. En el viejo penal de Almafuerte, el Panza no la pasó tan mal. Armó equipos y su Atlético y Huracán Las Heras fueron a jugar contra los presos. Después de que cumpliera la condena, Muñoz aceptó hablar del asalto por primera vez con Montaña. “Él nunca me dijo, por modestia, que era el jefe de la banda –cuenta el periodista–. ‘No, no había jefes…’. Pero, conociéndolo, creo que era un tipo que no se quedaba callado y que debe haber opinado mucho sobre el asalto, y más cuando enfantizaba que por ser el más conocido le iban a dar más años de pena”.

El Atlético Argentino –conocido como la Academia por su semillero pero también como el Boli porque cerca del estadio en el populoso barrio Belgrano se afincaron familias de la comunidad boliviana llegadas a través del cercano ferrocarril– nunca más volvió a salir campeón de la Liga Mendocina tras el bicampeonato 1995–96 con el Panza Muñoz como DT. Ocho veces campeón de la Liga, el Atlético es conocido por ser el club del que eran hinchas el poeta Armando Tejada Gómez y Marciano Cantero, líder de “Los Enanitos Verdes”. “Qué le habrá pasado a la vida/ que sin quererlo ya ni me acuerdo/ cuando con mi viejo iba a la cancha/ a ver a aquél Atlético…”, canta Cantero en Aún sigo cantando, que integra el disco “Tracción acústica”, de 1998. También el Atlético pasó a la historia cuando le “alquiló” el plantel profesional a Racing para jugar el Regional 1986 (quintos y afuera del cuadrangular final).

El Panza Muñoz volvió a dirigir al Atlético Argentino y lo salvó del descenso en 2004, porque “entendía como nadie la esencia del club”, detalla Montaña. Pero también regresó a las andanzas delictivas. En 2012 fue detenido por tráfico de marihuana y cocaína a Chile. “Era un tipo muy paternal –dice Montaña–. Es lo más rico del personaje. Pero, al mismo tiempo, tenía esa otra línea en la que se iba al pasto. El Gato Marcelo Gerardi, sobrino de él que jugó en el campeón del 95, me dijo: ‘Mi tío era un moquero’. Acá en Mendoza le decimos así al que se manda mocos. Y le decía: ‘No sé para qué seguís’. Y el Panza le aceptaba: ‘Sí, tenés razón’”.

Según la versión de Muñoz, quien no tenía ninguna causa judicial antes del asalto al diario Los Andes, esa fue su primera incursión delictiva. “Pero según la Policía, ya lo venían siguiendo –tercia Montaña–. Decían que antes trasladaba drogas a Tucumán. Me da la sensación de que no se empieza de la nada. Tenés contactos. Nunca lo habían enganchado”.

El Panza Muñoz murió el 21 de agosto de 2023, a los 70 años. Enfermo de diabetes, le habían amputado las piernas. Vivía en sillas de ruedas pero había aprendido a caminar con una prótesis que le había conseguido, no sin enseñarle a usarla, Fermín Sedano, kinesiólogo y arquero del bicampeonato con el Atlético. “Se nos fue el hombre que ganó el último campeonato en Primera para nuestra institución, nuestro querido Juan Muñoz, conocido en el fútbol mendocino como ‘El Panza’. El Club Atlético Argentino envía sus condolencias a su familia. Descansa en paz, amigo”, lo despidió en las redes la Academia. En el estadio Mauricio Serra, a donde acude la Boli Stones, la hinchada, ya había un mural del Virrey de San José. Aún permanece. Los hijastros y nietos del Panza van hoy a ver al Atlético Argentino. En las largas charlas que mantuvo con él, el periodista Montaña le preguntó por qué había asaltado el diario Los Andes aquella tarde gélida de vacaciones de invierno en Mendoza. “Lo hice porque fui un boludo –le respondió el Panza–. Me cagué la carrera, tenía chances de ir a dirigir a otros lados y me la eché”.