Turbulencias económicas, con un apretón récord en lo monetario que seca la plaza de pesos para evitar una escalada ingobernable del dólar. Caída exponencial de la actividad y del consumo. Destrucción del tejido industrial. Crecimiento de la marginación y de la subcultura narco. Espanto y hartazgo social ante los niveles de violencia que irrumpen en diversas situaciones cotidianas. Un gobierno ultraliberal a la defensiva y que en el imaginario va quedando asociado a hechos sistemáticos de corrupción. Y como telón de fondo, una guerra interna de carpetazos y sospechas cruzadas entre sus principales figuras.

En la enumeración de fenómenos que se superponen y retroalimentan falta mencionar a la principal fuerza de oposición: el peronismo. Más que nunca en la intemperie, el PJ (en todas sus variantes) está inmerso en un proceso de dos velocidades: las urgencias lo obligaron a postergar para después del 26 de octubre la puja por el liderazgo (la búsqueda de un ‘primus inter pares’) pero la discusión de fondo sigue. Y las tensiones, como el agua del río, siempre encuentran un cauce y terminan quedando a la vista.

Incluso con ese debate inconcluso, el justicialismo promovió esta semana una ofensiva parlamentaria que le propinó un resultado durísimo a Javier Milei. Actuó coordinadamente, salvo pocas excepciones: fue un actor clave en el Senado y en la Cámara de Diputados para sancionar leyes (Emergencia Pediátrica, Financiamiento Universitario) o ratificarlas contra vetos presidenciales (Emergencia en Discapacidad). También para derogar decretos delegados por la ley Bases que disolvían o reducían drásticamente organismos públicos (INTI, INTA y Banco Nacional de Datos Genéticos). “Estamos decididos a hacer lo que tenemos que hacer contra este corrupto presidente”, advirtió el formoseño José Mayans antes de la última votación en la Cámara alta.

El gobierno de Milei está contra las cuerdas y el peronismo refuerza su rol opositor
Foto: Juan Manuel Foglia / NA

La dureza de Mayans anticipó el tiempo por venir. Pese a las diferencias internas, la principal fuerza opositora detecta que algo está cambiando en la relación del gobierno con franjas claves de la sociedad (suelen ser volátiles en sus pronunciamientos electorales). El aumento de la tasa de interés (de un 35% a un 75% nominal anual) profundizó el hundimiento de la actividad pero además extendió la mora bancaria de personas físicas (por tarjetas de crédito y créditos personales) a empresas con falta de liquidez.

El tembladeral económico, al que se percibe cada vez más inestable, coincide con una sucesión de revelaciones, denuncias y filtraciones sobre hechos de corrupción. El último escándalo, los presuntos retornos pagados por la droguería Suizo Argentina por las compras de medicamentos que le hacía la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis), superó en pocos días el impacto de la criptomoneda #Libra: la actuación judicial fue mucho más veloz, lo que disparó interrogantes y suspicacias.

El gobierno de Milei está contra las cuerdas y el peronismo refuerza su rol opositor

En todo caso, lo que está claro es que el gobierno mileísta atraviesa una guerra interna sin cuartel entre figuras relevantes de su propio sistema de poder o que supieron integrarlo y luego fueron desplazados hasta convertirse en archienemigos y potenciales poseedores de secretos e información comprometedora. Es el caso de la vicepresidenta Victoria Villarruel o también -aunque con menos peso institucional- de los cuatro diputados que formaron parte de La Libertad Avanza y que esta semana crearon su propio bloque, al que llamaron “Coherencia”. Son Lourdes Arrieta, Marcela Pagano, Carlos D’Alessandro y Gerardo González. En esa bancada -murmuran fuentes legislativas- no faltan buenos contactos con cuadros formados en inteligencia.

La serie de escándalos arrancó en febrero con el affaire Libra. Desde entonces sumó nuevos capítulos como el incumplimiento en los controles de la Aduana del avión del empresario y exespía Leonardo Scatturice; la renovación por contratación directa de la conectividad para todas las escuelas públicas a través de Educ.ar (el servicio quedó en manos de otra sociedad de Scatturice, OCP Tech S.A.); o también la contratación de la empresa de seguridad Tech Security por parte del Banco Nación (el riojano Martín Menem, titular de la Cámara de Diputados, integró esa compañía hasta diciembre de 2023).

El gobierno de Milei está contra las cuerdas y el peronismo refuerza su rol opositor
Foto: Antonio Becerra

Otro episodio atribuido a la confrontación interna es la escalada de acusaciones que apuntó sobre el ministro de Salud, Mario Lugones. Cardiólogo y copropietario del Sanatorio Güemes, Lugones es responsabilizado por la utilización del fentanilo adulterado. Hubo cuestionamientos ásperos desde usinas cercanas al mileísmo, como el canal de streaming Neura de Alejandro Fantino. El titular de la cartera sanitaria es el padre del gurú de opinión pública Rodrigo Lugones, directivo de la consultora Move Group y socio histórico de Santiago Caputo.

El revoleo de ‘carpetazos’ tuvo esta semana su último capítulo con la sorprendente irrupción de una charla grabada -supuestamente de modo oculto- al recientemente echado extitular de Andis, Diego Spagnuolo, quien fuera amigo personal e incluso abogado del mismísimo Milei. Spagnuolo fue detenido este viernes por orden del juez Sebastián Casanello.

El gobierno de Milei está contra las cuerdas y el peronismo refuerza su rol opositor

En la grabación difundida por el portal Data Clave, Spagnuolo describe una presunta operatoria de distribución de retornos del 8% sobre el precio de los medicamentos que la Andis le pagaba a la droguería Suizo Argentina. Ese porcentaje, supuestamente, se dividía entre funcionarios importantísimos del Ejecutivo. “A Karina le debe llegar el 3 o el 4. Calculo que le debe llegar el 3 porque seguramente le digan que tienen el 5, que el 1% se lo lleva la operatoria, el otro 1% es para mí y Karina se lleva el 3. Seguramente es una cosa así y le están pegando una cogida olímpica (sic)”, dice un fragmento de la escucha.

En las filas del mileísmo, la sucesión de denuncias desencadenó algo parecido a un tsunami: temen que en el horizonte aparezca una ola gigante que sumerja a quien no se haya puesto a salvo con anticipación. Quizá esa ola ya está sobre ellos. Por lo pronto, la figura de la secretaria general de la Presidencia y hermana presidencial, Karina Milei, quedó bajo todos los reflectores. Su imagen, su nombre de pila, su apellido -pero también su declaración oficial de bienes o su reloj- pasaron a estar en el centro de la agenda, en la lupa de las revistas, en conversaciones incómodas de conductores de televisión.

Mientras la saga continúa, las dos facciones del gobierno buscan identificar el origen de las filtraciones. Por un lado, Karina Milei junto a Eduardo “Lule” y Martín Menem; por otro, el asesor Santiago Caputo con su ‘botonera’ en las sombras del Estado y otras áreas clave. En las últimas horas se trató de instalar la hipótesis de que la grabación de los dichos de Spagnuolo provenía de un origen externo a la disputa interna (supuestamente apaciguada) del gobierno. Esta lectura, de ser cierta, sería un alivio para la Casa Rosada.

El peronismo, mientras tanto, observa el devenir de los acontecimientos mientras apela a la famosa máxima de Napoleón: “Nunca interrumpas a tu enemigo cuando está cometiendo un error”. El viernes se sucedieron tuits lapidarios de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, del dirigente social y candidato Juan Grabois, del gremialista y también candidato Hugo Yasky. Los tres -entre muchos otros- hicieron foco sobre Karina Milei. La acusaron de corrupción. 

Hasta el escándalo del Andis, el peronismo en campaña observaba con alerta ciertos indicios de apatía en los territorios que le suelen ser favorables. Comunas del segundo y tercer cordón del conurbano. Esa indiferencia, sin embargo, convive con un hastío y angustia ante el deterioro económico. Es una reacción que nace en las vísceras, que demora en racionalizarse y que el PJ -ahora con la sigla Fuerza Patria- aspira a convertir en el sustento de su convocatoria a “frenar a Milei”.