El conservador Guillermo Lasso fue investido como presidente de Ecuador para un período de cuatro años por la titular de la unicameral Asamblea Nacional, Guadalupe Llori, en un acto celebrado este lunes en Quito en el Palacio Legislativo, la sede del Parlamento unicameral.

«Queda usted legalmente posesionado como presidente de la república del Ecuador», expresó Llori tras tomar su juramento, y también le ciñó la banda con la leyenda «Mi poder en la Constitución».

El Gobierno argentino estuvo representado por una comitiva encabezada por el canciller Felipe Solá, quien le dio a Lasso una carta del presidente Alberto Fernández, en la que el mandatario renovó sus «mejores deseos» para la gestión que se inicia.

El exbanquero fue juramentado ante la presencia de los mandatarios de Brasil, Jair Bolsonaro; República Dominicana, Luis Abinader; y Haití, Jovenel Moise, así como del rey de España, Felipe VI, según el Congreso. En tanto, la delegación del Gobierno de Estados Unidos estuvo liderada por su embajadora ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, quien a su arribo a Quito ayer expresó que elecciones libres como en las que Lasso fue designado constituyen un ejemplo para la democracia en la región.

La secretaría de Comunicación había anticipado la participación en la investidura de los presidentes de Colombia, Iván Duque; Chile, Sebastián Piñera; y Uruguay, Luis Lacalle Pou, quienes sin embargo no llegaron. A la toma de posesió también asistieron líderes políticos de derecha iberoamericanos como los exgobernantes José María Aznar, de España; Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, ambos de Colombia; además del dirigente opositor venezolano Leopoldo López.

Con una aceptación del 60,5% de los ecuatorianos, Lasso, quien lució en la investidura un traje oscuro y corbata azul claro, reemplazó a Lenín Moreno, que había ganado la presidencia impulsado por el exgobernante socialista Rafael Correa (2007-2017) y luego pasó a ser su oponente. En el balotaje del 11 de abril pasado, Lasso tomó revancha ante el exmandatario socialista Rafael Correa (2007-2017) al derrotar a su delfín, el economista Andrés Arauz, por 4,72 puntos.

Tras una década de inestabilidad institucional (1997-2007), en la que Ecuador tuvo siete presidentes -tres de ellos derrocados- y de la era correísta, Lasso es el primer derechista en ser electo. Para su gestión de cuatro años promete un «Gobierno del encuentro» que buscará superar la polarización entre el correísmo y el anticorreísmo, y una encarnizada lucha contra la corrupción.

Desde que dejó el poder, Correa vive en Bélgica, de donde es su esposa, y fue condenado en 2020 en ausencia a ocho años de cárcel por corrupción.

Varios exfuncionarios de su gobierno progresista están en la cárcel también por corrupción, entre ellos su exvicepresidente Jorge Glas, quien desde 2017 cumple seis años de prisión por recibir millonarios sobornos de la constructora brasileña Odebrecht. «No vamos a permitir impunidad. Que tengan miedo los corruptos, normal. Que tengan miedo los que abusaron de los ecuatorianos, normal», manifestó Lasso la semana pasada, al presentar a su gabinete.

Con las fuerzas dispersas y sin mayoría absoluta en el Congreso, su movimiento Creando Oportunidades (CREO) debió aliarse con sectores de centro e izquierda para lograr un frente que asumió el control del Legislativo excluyendo al correísmo.

Con el Fondo Monetario Internacional (FMI) como principal financista de Ecuador a cambio de reformas estructurales, sectores sociales se oponen a alzas tributarias y planes de privatización. Lasso ha anticipado alianzas público-privadas y concesiones para obtener recursos.