El gobierno de Trump estableció, como objetivo desde el primer día de su presidencia, reducir el Estado por supuestos gastos excesivos e ineficiencia laboral. Por este motivo designó a su examigo Elon Musk para que presida el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, su sigla en inglés). Musk cumplió diligentemente con su tarea, despidiendo a 100 mil trabajadores estatales; científicos altamente capacitados, diplomáticos, técnicos, 600 meteorólogos y mil integrantes de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA) entre otros miles de trabajadores.
Otra agencia que también fue severamente afectada por los despidos fue la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que monitorea las condiciones meteorológicas extremas. El presidente Trump había anunciado desde el principio de su mandato la intención de deshacerse de esta agencia, de acuerdo al Proyecto 2025, la hoja de ruta ultra conservadora que guía sus acciones. En febrero de este año, Elon Musk procedió al despido del 10% de la plantilla de NOAA, según medios de prensa estadounidenses.
Aunque la mayoría de las personas no asocian los recortes estatales con su vida diaria, hay sucesos que no sólo asombran sino que ayudan a reflexionar. El mejor ejemplo son las terribles inundaciones que sucedieron en el Estado de Texas, a principios de mes. Como resultado de esta tragedia se produjeron 121 muertos y 160 desaparecidos. Si bien en las primeras horas se mencionaba como responsable de la tormenta al cambio climático, con el correr de los días todas las miradas se centraron en la falta de precauciones en el Sistema de Emergencias de Texas y al negacionismo que la dirigencia republicana expresa frente al cambio climático.
Según el New York Times, Mónica Medina, exfuncionaría de NOAA expresó: “Muchas de las vidas perdidas en Texas se hubieran salvado si no se hubiesen cortado los eslabones de comunicación en nuestra cadena de respuesta a desastres”.
Medina es una de los muchos expertos en políticas climáticas que están alertando sobre los impactos que tiene la desfinanciación de la NOAA y de otros organismos meteorológicos y de respuesta a desastres.
Cuando se le preguntó a Trump sobre una posible correlación entre estos recortes presupuestarios y el tráfico balance de las inundaciones, el actual presidente de los Estados Unidos rechazó de plano estás acusaciones y expresó: “Este es un desastre como no hemos visto en 100 años”. De ese modo, intentó evitar toda responsabilidad por el despido de miles de trabajadores en las áreas de atención de desastres.
En un mes empieza la temporada de huracanes en Estados Unidos. La pregunta es: ¿cuál será el destino de miles de norteamericanos que esperan la ayuda del gobierno? No parece que haya una respuesta adecuada por el momento, ya que continúan los recortes en áreas vitales para la vida. «