Por cada caso de coronavirus diagnosticado oficialmente, podrían existir otros nueve. El dato surge del estudio de seroprevalencia coordinado por el equipo de investigación de Andrea Gamarnik en el Barrio Mugica (Villa 31) y presentado esta semana por la Ciudad de Buenos Aires. El análisis de anticuerpos estuvo acompañado por una pequeña encuesta que permitió identificar que solo el 15% de los casos positivos reconocieron haber tenido síntomas y que la posibilidad de contagiarse se duplicaba en aquellos hogares donde había un caso confirmado por PCR. Estos resultados son similares a los que obtuvo España en un reciente estudio a nivel nacional y ayudan a tener más información sobre la circulación del virus. En los próximos días, el gobierno porteño replicará el estudio en todos los barrios de la Ciudad de Buenos Aires.

“Dado que la transmisión entre los miembros de la familia es uno de los principales impulsores de la propagación de la enfermedad, no sorprende que las situaciones de hacinamiento en los barrios marginales estén directamente asociadas con un mayor riesgo de infección y consecuentemente altos niveles de seroprevalencia”, concluye el informe preliminar sobre el estudio realizado por el equipo de Gamarnik y publicado esta semana en un repositorio académico de la Universidad de Yale (EE UU). Las conclusiones de la reconocida viróloga argentina, integrante de la Academia Americana de Microbiología, demuestran que la pandemia expone los efectos de la creciente desigualdad y las deudas estructurales con los sectores vulnerables.

En total, fueron testeadas 873 personas del barrio Mugica entre el 10 y el 26 de junio. El pico de contagios ya había ocurrido entonces, y el factor R, que mide la cantidad de personas que contagia cada caso positivo, había disminuido desde 3,24 a 0,6. Es decir que la cantidad de casos activos se encontraba en franca disminución.

Las pruebas analizadas en el laboratorio arrojaron que el 53,4% tenía anticuerpos, lo que implica que su sistema inmunológico había reaccionado ante la presencia del virus. Al momento de terminarse el estudio había en el barrio 2949 casos confirmados de Covid-19 por análisis de PCR, lo que representaba apenas un 5,9% de sus habitantes. De ahí la conclusión de que por cada caso registrado oficialmente existen otros nueve que no se detectan.

Hasta ahí los datos guardan coherencia con el estudio de seroprevalencia realizado en España, con la salvedad de que allí la muestra tuvo alcance nacional. En total se testeó a 68.296 personas de todas las comunidades autónomas, en tres tandas y durante dos meses, siguiendo una muestra preparada por el Instituto Nacional de Estadísticas de manera que tuviera representatividad de toda la población del país. Un 5,2% registró anticuerpos, lo que proyectado a todo el país implicaría unos 2,4 millones de infectados. España fue uno de los países más afectados por el Covid-19 y había registrado oficialmente al momento del estudio 250.545 casos. Es decir que allí también la cuenta da que por cada caso detectado positivo existían otros nueve por debajo del radar.

Por supuesto, la distribución en el territorio tampoco fue homogénea. Mientras en algunas comunidades solo el 2% mostraba anticuerpos, en otras más populosas, como Madrid, el registro llegó al 10 por ciento. Todas cifras muy lejanas a los valores del Barrio Mugica y también de los estimados para la llamada  «inmunidad de rebaño» (alrededor del 60 por ciento).

Otros datos para analizar de ese estudio es que entre un 27 y un 31% de las personas que dijeron convivir con alguien que tuvo Covid confirmado por PCR tenían anticuerpos, es decir, que también se habían contagiado. La cifra bajaba a entre 10 y 15% entre los que tuvieron contacto con casos de coronavirus fuera del hogar. Por último, cabe destacar que entre los que no habían tenido diagnóstico por PCR, el síntoma más inequívoco de Covid fue la anosmia (pérdida del olfato). Más del 40% que dijo haber tenido ese síntoma tenía anticuerpos.

Aun tratando de interpretar el comportamiento del virus, un dato que generó inquietud fue que un 14% de la gente que había dado positivo al primer estudio de anticuerpos, luego dio negativo en otra ronda. En su gran mayoría eran personas asintomáticas, por lo que se supone que la carga viral puede haber sido baja desde un principio.

Nicolás Kreplak, viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, relativiza la preocupación: “Los estudios de otros países nos muestran que el efecto rebaño no existe. Pero la falta de registro de anticuerpos no quiere decir que uno vaya a contagiarse nuevamente. Hay una cosa con la inmunidad que es la memoria. Cuando pasa un tiempo los anticuerpos pueden bajar, pero los linfocitos tienen memoria y siguen vivos. Están en una situación de hibernación, pero tienen capacidad de activarse nuevamente. Así que no hay una necesaria correlación entre la incapacidad de encontrar en sangre los anticuerpos con la pérdida de inmunidad”. 
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Un estudio de toda la Ciudad

“Nuestro estudio será similar al que hizo España en todos los barrios de la capital. Lo haremos con Andrea Gamarnik y se visitarán entre 1500 y 2000 viviendas cada 15 días para poder medir si tenemos un nivel alto o bajo de anticuerpos a nivel colectivo”, explicó a Tiempo Daniel Ferrante, viceministro de Salud porteño. 

“Esta semana se realizó una prueba piloto con unos 30 equipos de encuestadores en 30 manzanas. Con eso ajustaremos. Luego se definirá una muestra representativa y se iniciará el estudio. La gente podrá negarse y, si quieren participar, se hará una pequeña encuesta donde se le preguntan cuestiones sociodemográficas pero manteniendo la confidencialidad. Luego se le pincha el dedo y se le saca una gota de sangre. Se analiza en laboratorio y entre 24 y 48 hs se devuelve el resultado. Sospechamos que la mayoría dará negativo y al positivo se le ofrecerá hacer un PCR a cargo de la Ciudad y evaluaremos sus contactos estrechos”, detalló.