El CONICET, en colaboración con el Schmidt Ocean Institute, realizaron un hallazgo inédito durante una expedición submarina en el Mar Argentino. Ante miles de personas que veían en vivo el evento, el brazo mecánico que manipulaban los científicos recogió a unos 2.640 metros de profundidad en el lecho marino un VHS, que a simple vista estaba bastante entero, en cuyo interior habitaba una estrella de mar.
El casete de VHS, intacto al menos a la vista, fue encontrado en áreas cercanas a la costa de Necochea durante la expedición actual denominada “Vida en los extremos”, que comenzó a mediados de este mes. Cabe recordar que en la misión anterior, desarrollada entre julio y agosto de este año, el protagonismo se lo ganó un ejemplar original del género Hippasteria por su parecido a Patricio Estrella de Bob Esponja.
En este caso, la presencia del VHS advierte que los residuos tecnológicos que dejaron de utilizarse incluso hace décadas, pueden permanecer en un ambiente extremo como este prácticamente sin alteraciones, evidenciando el alcance de la huella humana en zonas remotas del planeta.
El hallazgo fue realizado durante una transmisión en vivo (streaming) que explora la biodiversidad de los cañones submarinos y las cuencas del Atlántico Sur. Además del estado del casete, los científicos destacaron que la estrella había colonizado el objeto, siendo que estaba adherida o reposando allí.
Rápidamente, el evento tuvo impacto mediático y se volvió viral debido a que el stream del CONICET ya gozaba de gran popularidad, habiendo ganado recientemente el Martín Fierro de Oro de Streaming 2025.
El equipo zarpó desde el Puerto de Buenos Aires a bordo del buque Falkor (too), del Schmidt Ocean Institute, el 14 de diciembre hacia el sur. La misión se extenderá hasta el 10 de enero de 2026 y culminará en Puerto Madryn.
El objetivo es que un grupo de científicos del CONICET, junto a colegas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA y del exterior, estudien los ecosistemas más extremos y menos explorados del fondo marítimo. Se trata de las comunidades quimiosintéticas: organismos que sobreviven en las profundidades oceánicas -donde no llega la luz solar y la fotosíntesis es inviable- a través del consumo de la energía química proveniente de las filtraciones de gas metano (cold seeps) emanadas desde áreas del fondo marítimo.