Se sabe, la literatura argentina empieza con una desviación. Matadero, violencia, sangre, violación. Desde la semilla maldita, cercana al terror, no tan lejos del realismo, muchas veces fantástica, adelantada a la ciencia ficción. La gran llanura de los chistes, que no es un desierto, con fronteras difusas entre la salvaje barbarie y la civilización trunca.
La antología Extraña confederación argentina. Ocho cuentos entre la ficción y la historia, compilada por Fernando Bogado para la activa Omnívora Editora, es un ejercicio de fabulación histórica brillante y descarado. Un volumen que abraza la literatura de género —ciencia ficción, terror, y fantástico— para revisitar y dinamitar los mitos y los traumas fundacionales del devenir argentino. El resultado es un país imaginario, a contrapelo, que se siente incómodamente más coherente y «creíble» en su delirio que la propia realidad.

Una “realidad” parasitada por lo anómalo, en línea con autores contemporáneos como Mariana Enriquez y Michael Nieva. Y lazos con la patria grande en las obras de la cocalera angloboliviana Spedding y el colombiano Barragán Castro.
La nafta que alimenta el delgado pero potente volumen es la historia argentina, con sus excesos, sus incoherencias y sus tragedias cíclicas. El espejo más fiel para reflejar esa «confederación» de errores, contradicciones y pulsiones autodestructivas. Ocho relatos que operan como piezas de un rompecabezas deforme que pintan momentos clave de estas pampas y más allá. Dosis desparejas de distopía, fantasía y alucinaciones.
Desde la gesta del roquismo que tira manteca al techo en el océano y disfruta de extraños manjares en «La Conquista Bioceánica o El secreto sabor del abulón dorado»de Emilio Jurado Neón; un tsunami en el Río de la Plata con las aventuras de un náufrago en “Epicentro” de Yamila Begné; las represiones obreras a principios del corto siglo XX con aura western en “Luz matrera” de Mallory Craig Kuhn; la vida y obra de un mono astronauta argento en “Juan” de María Eugenia Alcatena entrelazado con un viaje a la estratósfera en los tiempos del menemato firmado por Juan Francisco Moretti en “El despegue”; sin olvidar a la Argentina potencia de los deshechos de “El Basural” de Fernando Krapp.

Párrafo aparte merece “Represión y mercado”, de Juan Ignacio Pisano, notable cuento que cierra el volumen y pinta en forma alucinógena la precarización de la vida laboral y la dictadura tech del presente. Las andanzas y desandanzas de un repartidor de plataforma en la senda de “Ascabusi, Lugones y la concha de Dios”. Que, sin dudas, no es argentino.