¿Quién dice que Estados Unidos no es la tierra de las oportunidades? Veamos si no a James DeMonaco, un tipo pacifico y pesimista que busca hacer una película sobre la violencia institucionalizada en Norteamérica. Por suerte Sébastien Lemercier, el productor, consigue tres millones de dólares de Jason Blum, especialista en películas de terror con bajo presupuesto. Así nace The Purge (2014). Nos presentan una distopía en la que en Estados Unidos el gobierno de los Nuevos Padres Fundadores establece una noche por año en que todos los crímenes son permitidos. No hay justicia, policía ni auxilio médico. Eso reduce la violencia y el desempleo. Los pudientes se encierran en casas transformadas en fortalezas, y dejan que los pobres se maten entre ellos, o que los ricos salgan a matar por diversión. Esa primera versión de lo que hoy es una franquicia recaudó 90 millones de dólares y obtuvo un 58% de opiniones positivas en Rotten Tomatoes, un sitio exigente. En un reportaje publicado por el Los Ángeles Times durante 2018, DeMonaco afirma: “es una metáfora sobre la economía depredadora que hemos visto por años sobre como alimentamos a los ricos y le sacamos a los pobres”. Para Lemercier, “nuestras películas son oscuras y perturbadoras, pero la realidad siempre es peor”.

¿Quién dijo que Estados Unidos no es la tierra de las oportunidades? Joseph Lapado nació en Nigeria, llegó a Norteamérica a los cinco años, estudió medicina y realizó un doctorado en salud pública en Harvard. En 2021 fue nombrado por el Gobernador Ron DeSantis como el Surgeon General del Estado de Florida, lo que sería el Ministro de Salud local. En pleno COVID, desconfió de las vacunas, descartó los barbijos -incluso en escuelas- y flexibilizó las restricciones. Así es como Florida, con 22 millones de personas cuenta con cerca de 100.000 fallecimientos por la pandemia. En comparación, la Argentina con 46 millones de habitantes tuvo 130.000 muertos. La tasa fue de 405/100.000 para Florida y de 284/100.000 en Argentina. Sin embargo, Joe Lapado no se detiene: este miércoles anunció que trabajará para eliminar la obligatoriedad de las vacunas. “¿Quién soy yo, como gobierno, o como cualquier otra persona para decirle a nadie lo que debes meter en tu cuerpo?» Continúa: “Tu cuerpo es un regalo de Dios”, mientras afirma que la obligatoriedad de la vacunación es comparable con la esclavitud, y apoya el antivacunismo como «un reflejo de la luz de Dios contra la oscuridad de la tiranía y la opresión». Adiós a la protección contra el sarampión, varicela,  hepatitis B, difteria, tétanos, tos ferina y demás. Tiene el apoyo del gobernador DeSantis, que acusa a los “pro-vacunas” de pertenecer a “la extrema izquierda, que está articulada con los señores de la droga”. La idea es instrumentar el “MAHA”, que vendría a ser “Maka America Healthy Again” basado sobre “libre elección de los padres”.

¿Quién diría que Estados Unidos no es la tierra de las oportunidades? Robert F. Kennedy (RFK), el secretario de Salud estadounidense, es definido como “una joya de la administración” de Donald Trump. RFK reemplazó al consejo de los profesionales expertos en prácticas epidemiológicas por personas afines a la prédica antivacunas. Ahora dicen que las vacunas mRNA “causan serios daños, incluida la muerte, en especial entre los jóvenes”. Por supuesto, sin ninguna evidencia científica. Dependiente de RFK, la FDA (Food and Drugs Administration, algo como el ANMAT) aún autoriza vacunas contra el COVID-19, aunque restringida a los mayores de 65 años, nada para embarazadas y niños. RFK también despidió al 20% del personal de los CDC (centros de control epidemiológicos), lo que debilitó los programas de prevención y lucha contra el cáncer, cardiopatías, ACVs, envenenamiento por plomo, accidentes y otros. Ante la mayor epidemia de sarampión de los últimos 25 años, RFK recomienda el aceite de hígado de bacalao y las vitaminas. Faltó reivindicar “la Emulsión de Scott” y el exorcismo. Por cierto, más de mil trabajadores de salud norteamericanos expresaron que “las acciones del secretario Kennedy comprometen la salud de la Nación”.

¿Quién dijo qué cosa? Se cumple así la pesadilla de La Purga, ya que vista la situación de la distribución del ingreso en los Estados Unidos, las vacunas serán opcionales y pagas al dejar de ser obligatorias y gratis. Por supuesto, los más acaudalados podrán pagar la inmunidad, y los de menos dinero deberán elegir entre comer o cuidar la salud. Donde hay una necesidad nace un negocio. Digamos también que la irresponsabilidad cívica convertida en política gubernamental es una amenaza global, y no sólo en Estados Unidos. Si la Peste Negra tardó quince años en viajar de Mongolia a Europa en el siglo XIV, ahora cualquier pandemia demorará 14 horas en llegar a todas partes. Vivamos una película de terror social. «