Las y los militantes que suelen participar de manifestaciones de protesta conocen los efectos del gas pimienta que usan las fuerzas de seguridad. Tras la represión de este miércoles frente al Congreso, mientras se trataba la Ley Ómnibus con su dictamen inexistente, no tardaron en percibir que el gas que les lanzaron era distinto a otros. Más fuerte. Con el paso de las horas, advirtieron también que su efecto era más duradero. Organismos de derechos humanos pidieron explicaciones, aún sin respuesta, para saber qué producto se arrojó sobre los cuerpos manifestantes bajo el protocolo de seguridad instaurado por la ministra Patricia Bullrich.

“Sepan que los que atendemos cotidianamente represiones sabemos que este elemento que usaron ayer es novedoso, casi de tortura. Al contacto con la piel genera quemaduras químicas con un dolor severo. Tuvimos que derivar al hospital vecinos”, escribió en su cuenta de X Franco Capone, militante del PTS, médico (UBA), residente de Medicina General y Familiar del Hospital Penna – Cesac 35. “Atendimos en la Posta sanitaria para la represión a más de 150 personas, jóvenes, mujeres, jubilados, docentes, incluso tuvimos que atendernos entre nosotros porque este gas al mínimo contacto con la piel comienza una lesión de tipo urente que no para ni con lidocaína (anestésico)”, agregó.

“Parecían quemaduras químicas”

“Fui de las primeras en ser reprimidas, alrededor de las cinco de la tarde, cuando se empezaba a juntar más gente. Veo que hay un operativo policial desproporcionado para la cantidad de personas que éramos. Empiezan a tirar un gas diferente al que habitualmente usan. No era gas pimienta, era más denso, blanco-amarillento. Me acerco a alguien que parecía el encargado del operativo, me presento y le pregunto con qué nos están reprimiendo. Lejos de contestar, me vuelca el contenido de su cartucho en mi cuerpo y en el de quienes estaban al lado mío. Lo sufrí en carne propia”, contó a Tiempo Laura Cano, diputada provincial por el Frente de Izquierda y médica del hospital Cestino de Ensenada.

“No calma con el agua fría, hay que ponerse sustancias oleosas para calmar el ardor, como oleo calcáreo o leche. Ayer en algunos casos fue necesario hospitalizar personas y pasarles medicación endovenosa. Estamos haciendo esta denuncia lo más extensa posible porque es absolutamente repudiable lo que está sucediendo”, remarcó, y añadió que ya se presentó un pedido de informes sobre el tema.

“Por lo que pudimos averiguar y por las fotos que sacamos es una combinación entre un gas pimienta y un gas lacrimógeno. En la bibliografía hay descriptos al menos ocho tipos de gases lacrimógenos. El que ayer usaron, por lo que pudimos averiguar, es uno que contiene una sustancia llamada capsaicina, que produce una toxicidad dérmica muy irritante. Ocasiona un dolor similar a una quemadura de primer grado”, dijo la médica.

Siguió: “Irritación, eritema, y puede causar ampollas. Además ocasiona una obstrucción de la vía respiratoria y puede ocasionar dificultad para respirar. Esto lo vimos ayer durante la manifestación. Tuvimos que asistir a personas que no podían respirar. Y lo que más nos llamó la atención es que -a diferencia del gas pimienta o de otros gases que usaron en otras represiones- este gas que usaron ayer tiene un efecto que dura mucho más. Llegó a durar 10-12 horas”.

Ramiro, militante del PTS, vive en La Plata y no pudo participar de la marcha por trabajo. Pero sí asistió a compañeros y compañeras que volvían de la protesta con daños en la piel.

“Nueve y media de la noche me llamaron compañeros que volvían de la movilización en Congreso. Los habían rociado con gas pimienta o eso que no sabemos bien qué es. Estaban muy doloridos, les ardía mucho, les quemaba. Me llamaron para ir a dar una mano a la guardia del hospital San Martín de La Plata. Estuvimos desde las 10 de la noche hasta las 2 de la mañana probando varios métodos para ver si se les calmaba el ardor, la quemazón, porque en el hospital no dieron solución. Tuvimos que consultar con compañeros médicos para ver cómo proceder. Se bañaron con leche, se pusieron Platsul, tomaron un analgésico y nada les calmaba. Después de siete horas les seguía ardiendo como al principio”, relató.

“Eso es lo que vimos de distinto. Estuve en otras manifestaciones y no se vio nunca el nivel de manchas rojas que algunos tenían en la piel. Parecían quemaduras químicas. Y que tanto tiempo después del contacto duren los síntomas tampoco lo habíamos visto. Lo único que les calmaba un poco era el aire frío. Hoy se despertaron y si bien se levantaron mejor, todavía mantenían un poco los síntomas”.

“Usaron algo mucho más agresivo”

“Mi compañero, camarógrafo del noticiero de la Televisión Pública, Darío Ventura, recibió ese gas en el brazo en medio de la represión y después de más 14 horas sigue con ardor y dolor”, difundió por redes sociales el periodista Alfredo Simón. “Ayer tuve la sensación de que tanto los gases como el agua de los hidrantes eran bastante más fuertes que otros años. Y sí, efectivamente estaba en lo cierto. Hay compañerxs con quemaduras en la piel, lo cual lo hace semejante al gas que usan en Chile. Hay que cuidarse posta”, publicó la productora María Celina Sereno.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) presentó un pedido de informes al Ministerio de Seguridad para saber qué gas se usó contra los manifestantes. El planteo incluye otros dos puntos sobre los que se requieren explicaciones: el gendarme que participaba del dispositivo de seguridad exhibiendo un parche con una insignia libertaria y la detención de cuatro militantes del radicalismo mientras estaban sentadas cantando el Himno Nacional.

María del Carmen Verdú, referente de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) dijo a este medio que “así como en 2017/2018 empezaron a usar un compuesto sumamente irritante diferente al ‘clásico’ gas lacrimógeno, ayer lo que usaron parece ser algo novedoso, mucho más agresivo. La particularidad es que además de afectar mucosas (ojos, boca, nariz) y dificultar la respiración, irrita tremendamente con el solo contacto con la piel, incluso si tocás a alguien que recibió la descarga de ese rocío te empieza a arder y doler”.

“Estamos consultando médicos desde las organizaciones para informarnos mejor, en principio nos han dicho que puede ayudar lavar las zonas afectadas (no los ojos) con leche, agua con bicarbonato u óleo calcáreo, que al ser sustancias alcalinas ayudan a neutralizar el ácido. Pero no mucho, según dicen quienes lo sufrieron ayer”, acotó.