La tergiversación discursiva del macrismo es de manual, y detrás de cada farsa lingüística hay un negocio. El vaciamiento del sistema jubilatorio fue bautizado «reparación histórica» y habilitó el blanqueo de una fuga millonaria. Ahora, las maravillas naturales del país se ofrecen al mejor postor bajo la elegancia conceptual del «glamping», una modalidad de alojamiento muy en boga, mezcla de glamour y camping, con la que el gobierno busca la llegada de inversiones extranjeras a lugares privilegiados por su potencial turístico, en rigor, 16 Parques Nacionales. Otro negocio para los privados, oculto tras un discurso presuntamente respetuoso del medio ambiente.

La multiplicación de estas modernas estructuras hoteleras, ofrecidas por el gobierno como «oportunidades naturales» para licitar su explotación dentro de áreas protegidas, son resistidas por los sectores hoteleros de las ciudades y poblados aledaños a los parques y también por asociaciones ambientalistas, unidos para frenar esta avanzada: denuncian competencia desleal y un negociado inmobiliario en tierras públicas.

A pesar de recoger voces disonantes en cada rincón del país, el gobierno cerró la semana pasada «la etapa informativa, de difusión y de intercambio de consultas a propósito del proyecto Oportunidades Naturales», según precisa el portal . Se abre, por lo tanto, el «Primer Concurso Público Nacional e Internacional para Inversiones Privadas en Áreas Protegidas Argentinas».

El cuestionado proyecto había sido presentado a fines de 2018 por el secretario de Turismo Gustavo Santos y su par de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman, tras identificar «37 oportunidades de inversión en alojamientos y actividades turísticas dentro de los Parques Nacionales». Se preveía arrancar con las licitaciones en febrero pasado, pero las cosas no resultaron como estaban planeadas.

Las Cataratas del Iguazú eran el proyecto estrella para alentar las inversiones externas. Sin embargo, la iniciativa fue descartada de plano por la Administración de Parques Nacionales ante el enérgico rechazo de las fuerzas vivas de Puerto Iguazú, que denunciaron que estos emprendimientos privados iban a perjudicar a quienes invierten en la ciudad, además del daño que generarían en la selva.

«El proyecto de Iguazú quedó afuera», confirmaron desde Parques Nacionales a este diario. De todas formas, en Misiones piden garantías de que la iniciativa se haya dado definitivamente de baja (ver aparte).

En cualquier caso, el plan «Oportunidades naturales» contempla muchos otros sitios y sigue vigente. «Postergamos la licitación para poder informar e informarnos mejor. Fue una etapa muy rica y fructífera, en la que se acercó gente muy interesada y también muy preocupada. Explicamos el concepto y escuchamos todas las inquietudes. La idea es muy sencilla: en vez de que los visitantes carguen su carpa, los esperan en un lugar con la carpa ya armada, por decirlo de algún modo. La misma puede ser construida con tela, plástico o madera, para que sea amigable con el medioambiente y de bajísimo impacto», señalaron desde el área de prensa del organismo.


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Impenetrable sin glamour

La fundación Conservation Land Trust, creada por el extinto multimillonario Douglas Tompkins, con fuerte presencia en los Esteros del Iberá, donde administraron cientos de miles de hectáreas de las cuales algunas decenas de miles fueron destinadas a reserva ecológica, fue una de las entidades extranjeras que se mostró interesada en invertir. Entre otros sitios, puso la lupa sobre el Parque Nacional El Impenetrable, en El Chaco, donde sus representantes se reunieron con diferentes autoridades locales.

«No nos oponemos a las inversiones privadas, pero que se hagan afuera del Parque y en iguales condiciones, sin afectar la biodiversidad», precisó a Tiempo Mónica Lencina, de la Asociación de Prestadores de Turismo del Chaco, que agrupa a más de 30 emprendedores de la región y participó de los encuentros informativos.

Lencina, que se dedica a la profesionalización de diferentes emprendimientos turísticos en la zona, reconoció que de entrevistas con diferentes especialistas surgió que la fundación de Tompkins «ha tenido un muy buen manejo en términos de conservacionismo en el Litoral, pero lo que registramos es un desmanejo importante respecto de los proyectos de la economía local. Eso nos preocupa».

Lencina sigue al pie de la letra el articulado de la Ley 22.351 que regula los Parques Nacionales, y busca integrar, cada vez que se puede, a los pueblos originarios, como se realizó en el proyecto «Camino de Las Palmas», iniciado hace tres años, en el que las comunidades wichi acompañan al turista durante todo el recorrido de producción de tejidos desde su origen: el cultivo del chaguar.

«Estos nuevos inversores extranjeros tendrían lugares privilegiados, financiamiento y concesiones a 30 años. El desarrollo turístico de El Impenetrable es muy nuevo y nosotros venimos trabajando con una red de prestadoras locales inédita, que ofrece paseos náuticos, hoteles, gastronomía regional, guías de turismo, de avistaje y baqueanos. No podemos hipotecar el futuro de todas estas actividades», se queja Lencina.

Las facilidades que se ofrecen a los capitales extranjeros desde la Secretaría de Turismo y la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional son inexistentes en el país para otras actividades. Desde el portal oficial se garantiza abiertamente el lobby con entidades gubernamentales para «facilitar y acelerar procesos» y ponen a su disposición un plan de fomento coordinado con distintas entidades financieras, como el Banco Iberoamericano de Desarrollo, el Nación, el Consejo Federal de Inversiones, el Banco de Inversión y Comercio Exterior y bancos provinciales.

Rechazo en el sur

Desde el otro confín de la Argentina también hacen saber su rechazo a la iniciativa oficial. «La idea nos pareció tremenda y tiene su correlato con otras ocurrencias del gobierno nacional, como los ‘picnics musicales’ en Parques Nacionales, algo nefasto que en 2016 generó el repudio general y al menos acá, en el Parque Nacional Tierra del Fuego, se logró dar marcha atrás», señala Macarena Acosta, guía de turismo y referente de la Asociación de Profesionales en Turismo de Ushuaia.

Hasta 2016, el parque austral tenía cuatro áreas agrestes de acampe bien identificadas, de las cuales hoy quedan tres y una está en peligro porque fue la «ofrecida» a estos inversionistas. «Son sitios de nidificación de teros, zorzales patagónicos, tenemos unas 240 especies de aves. No es un lugar virgen, pero es una zona mucho menos impactada. Aquí los procesos naturales son más lentos que en otros sitios. El glamping se vende a los inversionistas como un desarrollo sustentable para el medioambiente, la sociedad y la economía de la región, pero lo cierto es que hay graves fallas de gestión en esas tres patas», concluye Acosta. «

En Iguazú congelaron la «oportunidad natural»


La lucha de la comunidad organizada de Puerto Iguazú se convirtió en un faro a seguir por los demás grupos que se oponen a este proyecto en el resto del país. La movilización logró torcer el brazo a la voluntad política del gobierno nacional que debió descartar a las Cataratas, acaso la mejor vidriera para exponer este tipo de productos turísticos, de la lista de «Oportunidades Naturales».

En uno de los sitios más atrayentes del planeta, elegido unas de las Siete Maravilla del Mundo, se preveían tres emprendimientos con las características del «glamping»: el denominado Campamento Temático Mundo Selva y otros dos situados junto al río llamados la Reserva Alto Iguazú e Iguazú Inferior, antes y después de las Cataratas.

«Se dio marcha atrás con todo, pero tememos que lo hayan dejado para otra etapa. Estamos exigiendo un documento oficial en el que se comunique que se dio de baja definitiva y formalmente la idea», señaló a Tiempo José Barrios, referente de la Fundación Amigos de los Parques, quien advirtió que sus dudas persisten luego de que el senador nacional y candidato a gobernador de Misiones por Cambiemos, Humberto Schiavoni, «mantuviera reuniones en las que sigue hablando del tema con la gente y dice que de una u otra forma se va a hacer este proyecto. Son manifestaciones políticas que carecen de la seriedad necesaria y eso nos parece muy grave».

A fines del año pasado, el Concejo Deliberante de Puerto Iguazú recogió el rechazo de la sociedad. Por unanimidad, incluidos los dos ediles de Cambiemos, declararon el estado de alerta ante la iniciativa del gobierno. En ese entonces, el presidente del HCD local, Juan José Raynoldi, había argumentado, en diálogo con Tiempo, que «la ciudad está rodeada de jurisdicción federal. Nos cuesta percibir ingresos de la fuente que más los genera, que son las Cataratas. Los tres concesionarios que están adentro no tributan al municipio y recién comenzaron a pagar una tasa para que se les recoja la basura que generan luego de un importante conflicto con la intendencia».