La Secretaría de Comunicación y Medios, a cargo del recientemente electo Manuel Adorni, aprobó nuevos criterios para el acceso de periodistas a la Casa de Gobierno, con el objetivo de garantizar un «acceso plural» a la información pública y reforzar las condiciones de seguridad. La Resolución 1319/2025 deroga una disposición de la gestión anterior, introduce límites de capacidad (25 personas en la Sala de Periodistas y 36 en la Sala de Conferencias) y establece dos tipos de acreditación (anual y eventual), sujetas a una evaluación basada en audiencia del medio, frecuencia de cobertura y especialización temática.
Además, la medida exige a los solicitantes presentar documentación que acredite su trayectoria profesional y métricas de audiencia, al tiempo que impone un código de vestimenta formal para las conferencias, justificado por el «carácter institucional» de los actos. La Subsecretaría de Prensa será la encargada de aplicar estas disposiciones y podrá emitir aclaraciones complementarias.

En tanto esta resolución dispone la creación del Manual de Evaluación Objetiva, un mecanismo de puntaje con el que el oficialismo puntuará a quienes tengan acceso a la acreditación, que deberán contar con un piso de 35 y un máximo de 70 para ser considerado acreditado anual. Con estos cambios, el Gobierno busca ordenar el trabajo periodístico en el ámbito oficial, aunque la medida ya genera debate sobre su impacto en la libertad de prensa.
Esta nueva normativa, que fue llamativamente publicada horas después de que en conferencia de prensa el periodista Jonathan Heguier le consultara al ministro Luis Caputo por su tenencia de dólares sin declarar, busca limitar la circulación de los acreditados dentro de la Casa. Emulando actitudes de los regímenes que dicen querer combatir, la Secretaría de Medios decidió que los periodistas que forman parte del selecto grupo que tiene acceso directo al edificio de Gobierno no podrán circular libremente por el mismo, una actividad vital para todos aquellos que ejercen la profesión sin condicionamientos.
El Gobierno y la prensa: una batalla con historia
Esta, sin embargo, no es la primera vez que el gobierno motoriza limitaciones. Tal como dio a conocer este medio meses atrás, por orden de Karina Milei se dispuso que agentes de Casa Militar, la guardia encargada de la seguridad del presidente, se mantengan apostados frente al despacho que el asesor Santiago Caputo ocupa en el Salón Martín Fierro.
Aquella orden fue enviada por María Belén Agudiez, una de las secretarias privadas de Karina. La ex vocera de Ramiro Marra, quien logró ganarse la confianza de la secretaria general de la presidencia desde que su hermano llegó al Ejecutivo, ordenó al Coronel Mayor de Artillería, Sebastián Ignacio Ibáñez, quien a su vez responde a Karina, a prohibir la circulación de periodistas por los alrededores del despacho del asesor, un golpe directo no sólo a la actividad periodística, sino también al arquitecto del relato libertario.
La puerta que separa el área común del despacho donde se cocinan gran parte de las medidas políticas de la gestión de Javier Milei se abre incesantemente para darle la bienvenida a las visitas de altísimo nivel que el multifacético asesor presidencial recibe a diario. Sin cámaras alrededor, una decisión unilateral que se tomó desde adentro, nadie que no esté apostado en la entrada de la oficina puede enterarse de quién entra y quién sale. La decisión de prohibir la circulación en este y otros despachos no es más que otro arrebato de cesarismo en una gestión que se abraza a las banderas de la libertad.
Esto, además, se enmarca en las incontables declaraciones del presidente contra periodistas de renombre y medios tradicionales. Con apodos despectivos y de bajo calibre intelectual, el primer mandatario despotrica contra los comunicadores que no se acoplan a su plan de gobierno ni sus métodos de poder. Amparado por un séquito de tuiteros empedernidos que se pliegan a las órdenes del mandamás libertario, el máximo referente del estado nacional dio rienda suelta a una cacería de brujas poco cuestionada por los verdaderos responsables de cuidar a sus figuras.
Entre los requisitos que el largo decreto publicado esta madrugada en el Boletín Oficial expone como indispensable es la verificación de estudios y experiencia necesaria en el rubro que acredite la validez de seleccionar al periodista que ocupe una silla dentro de la prestigiosa sala en Balcarce 50. Un requisito que los youtubers libertarios que comparten espacio con periodistas con décadas dentro del rubro seguramente cumplen con creces.