A menos de 24 horas de un nuevo Día del Trabajador, la CGT convocó una movilización en el centro porteño embanderados en la consigna “El trabajo es sagrado” con la que buscarán interpelar al gobierno de Javier Milei en medio del avance de la motosierra. Acostumbrados a minimizar las convocatorias, en Casa Rosada restan importancia al reclamo de la central obrera e insisten en recalcar la contundente imagen negativa que arrojan las mediciones privadas respecto al accionar del sindicalismo.

Que marchen, no nos importa”, se limitó a decir ante este medio un funcionario con despacho en Balcarce 50. La actitud frívola que exponen diferentes fuentes dentro del edificio de gobierno descansa en el aparente desprecio que, afirman, tiene gran parte de la sociedad no politizada hacia la central obrera y que ve en el libertario una figura de autoridad. “Esta es una marcha política, que la CGT salga a la calle nos beneficia”, insistió en la misma línea otro habitué del presidente enfocado en marcar las diferencias con el sector.

Del otro lado del río, en tanto, se preparan para dar la última gran demostración de fuerza incluida en el plan de lucha que inició el pasado 9 de abril con la movilización y posterior paro general. Aquella medida, la tercera de este estilo en la era libertaria, se vio afectada por la decisión de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) de no adherir al paro alegando el cumplimiento de una conciliación obligatoria de quince días que finalizó en las últimas horas. En el gobierno, como era de esperarse, festejaron como un gol la decisión del sindicato que se encuentra en plena puja con las cámaras empresariales por la apertura de nuevas mesas paritarias.

Pese a las marcadas diferencias entre ambos campamentos, lo cierto es que los canales de diálogo con la CGT no están del todo cerrados. Una fuente calificada del oficialismo afirmó que dentro de los planes del gobierno se encuentra la posibilidad de concretar una nueva cumbre con los pesos pesados de la Confederación. En concreto, la gestión libertaria busca destrabar las negociaciones por la reforma laboral que el gobierno intentó llevar adelante con la publicación del DNU 70/2023, paralizada gracias la presentación judicial que encabezó la central obrera en los albores del mileimato.

El encargado de llevar las riendas de las negociaciones con el sector dialoguista de la mesa sindical tripartita es el jefe de gabinete, Guillermo Francos. El funcionario, que oficia como principal moderador entre el gobierno y la CGT, mantiene un diálogo más que fluido con “Los Gordos” y aspira a construir una relación de cooperación entre el oficialismo y los gremios, pese a mantener pisados los índices de aumento salarial que las bases de trabajadores reclaman a sus representantes.

Campaña: Milei y Adorni bajan al territorio

La convocatoria sindical, que se espera masiva, se dará casi en paralelo al momento en el que Javier Milei desembarcará en el barrio porteño de Lugano junto a su vocero, Manuel Adorni. Allí, en el siempre postergado sur de la Ciudad, el presidente dará la primera gran muestra de apoyo a su candidato, que buscará interpelar el voto peronista que también se disputan Leandro Santoro, Juan Manuel Abal Medina y Alejandro Kim.

La recorrida, que iniciará a las 17 hs de este martes, fue anunciada a través de las redes sociales del partido y se espera que logre alcanzar una convocatoria importante. La elección del barrio, en tanto, no es casual. Antes del fallecimiento del Papa Francisco, Milei y Adorni tenían previsto caminar por Caballito, tal como ya lo habían hecho semanas atrás en Belgrano. Sin embargo, la búsqueda de ampliar la base electoral llevó a los equipos de campaña a definir el traslado de la convocatoria para la Comuna 8, única sección en la que la boleta de Sergio Massa superó a la de Milei en el balotaje del 2023.

Con esto, dentro del gobierno especulan achicar el margen de triunfo que Santoro apunta en cada una de las mediciones. Para los encargados de diagramar la performance proselitista de Adorni la interpelación al votante peronista clásico será clave para sumar adhesiones en una elección que el PRO se encamina a perder su hegemonía.