El actor Guy Pearce volvió a posicionarse con fuerza sobre el conflicto Israel-Palestina a partir de un video que compartió en su cuenta de X (antes Twitter). Las imágenes -difundidas por Al Jazeera- mostraban a un adolescente palestino de 15 años que, según los reportes, había sido baleado por fuerzas israelíes en Cisjordania y dejado sin atención médica hasta morir. Frente a esa escena, Pearce escribió: “Nunca estuve tan disgustado por un grupo de personas en mi vida como lo estoy con los israelíes. Cada día soy testigo de su absoluta indiferencia y desprecio por la vida palestina. Es vergonzoso y cada acto vil como este nos hace retroceder como humanidad”.
Su mensaje se inscribe en una línea que mantiene desde hace meses: denunciar lo que considera una deshumanización sistemática hacia la población palestina. Pearce entiende que episodios como el del joven herido no son hechos aislados, sino parte de un patrón que se normaliza si las figuras públicas callan. Por eso insiste en que el silencio equivale a complicidad: ya había llamado a colegas del cine y la música a usar su visibilidad para “romper la normalización del horror”.

Además de sus publicaciones, participa en iniciativas humanitarias. Recientemente colaboró con Save the Children en un proyecto artístico para visibilizar el sufrimiento de los niños en Gaza, recitando un poema que denuncia cómo la guerra convierte vidas concretas en estadísticas. Para él, el compromiso ético y el compromiso artístico son inseparables: quien tiene voz debe emplearla para impedir que la crueldad se vuelva rutina.
Sus declaraciones, fuertes y directas, generaron apoyos y críticas. Algunos lo acusan de generalizar al hablar de “los israelíes”, mientras otros celebran su disposición a señalar injusticias sin matices diplomáticos. En cualquier caso, su último tuit reafirma una postura: la violencia contra los palestinos no debe naturalizarse, y la empatía —dice— exige reaccionar ante cada vida truncada.
Pearce y Annie Lennox
En septiembre de este año, Pearce y Annie Lennox se unieron a un proyecto urgente y simbólico para denunciar lo que llaman “el horror normalizado” que viven los niños en Gaza. La iniciativa, organizada por Save the Children y Choose Love, consiste en un cortometraje donde varias figuras públicas recitan el poema Don’t Mention the Children (No menciones a los niños), escrito por Michael Rosen en 2014.
El poema fue originalmente una reacción a un artículo del Guardian sobre un anuncio de radio prohibido por el gobierno israelí, que nombraba a niños muertos en Gaza. Con su lenguaje simple y directo, Rosen llama a recordar los nombres y las identidades de los niños perdidos, porque ignorarlos equivale a borrarlos.
Para Pearce, su participación no fue algo superficial o artístico por sí solo, sino una cuestión de conciencia. En sus propias palabras: “no podemos permitir que este horror se normalice… el silencio es complicidad”.
El llamado no es solo simbólico: la campaña exige al gobierno del Reino Unido que suspenda las transferencias de armas a Israel, que quienes cometen violencia rindan cuentas y que se ponga fin a la ocupación palestina. Además, Pearce citó una cifra escalofriante: al menos 20.000 niños han sido asesinados desde octubre de 2023 según datos oficiales de Gaza.
Su trayectoria
Guy Edward Pearce es un actor australiano de vasta trayectoria y gran versatilidad. Criado en Geelong, Australia, empezó su carrera mediática en televisión en los años ochenta, participando en la famosa serie australiana Neighbours. A lo largo de su carrera ha sido reconocido por su talento dramático y su capacidad para desempeñar tanto papeles complejos como roles de acción. Ha ganado un Emmy y ha sido nominado al Oscar, al BAFTA y a los Globos de Oro. En los últimos años, Pearce ha seguido eligiendo papeles desafiantes y de autor.
Fue nominado al Oscar y al BAFTA por su papel en The Brutalist (2024), donde interpretó a un arquitecto visionario cuyas experiencias personales y profesionales se entrelazan con la historia de la posguerra. Además de actuar, también compone: tiene discos como Broken Bones (2014) y The Nomad (2018). Su perfil público combina discreción personal con compromiso artístico, lo que lo vuelve una figura seria y respetada dentro de la industria.