Una noche de las postrimerías del siglo XIX, la tumba del tehuelche Liempichún Sakamata fue profanada. El profanador no solo se llevó sus restos óseos, sino también su ajuar funerario de plata consistente en un estribo, unos pendientes y monedas que estaban envueltos en una piel de caballo. No era un simple salteador de tumbas en busca de objetos para vender. Era el millonario y excéntrico conde Henry de la Vaulx, nacido en Bierville, en la zona de la alta Normandía que, con menos de 30 años, respaldado por su fortuna e impulsado por su carácter de “coleccionista de huesos”, decidió emprender un viaje por la Patagonia que se extendió entre el primero de marzo de 1986 y el 24 de julio de 1897.
Pero no fue este el único saqueo realizado por el conde que contó su “aventura” patagónica en Voyage en Patagonie. De sus saqueos que no resultaban escandalosos para la sociedad europea de la época se llevó unos 1400 objetos que incluían minerales, metales, cerámicas, insectos, esqueletos de mamíferos y una “colección” de restos óseos humanos pertenecientes a las comunidades de la región. Tal fue la magnitud del saqueo que debió despacharlos a Francia en 29 cajas que pesaban en conjunto 1371 kilos.
Los restos óseos de Liempichún Sakamata fueron a dar al Museo del Hombre de París, donde estuvieron exhibidos como curiosidad antropológica hasta el año 2009.
A más de un siglo de la profanación de su tumba, el organismo europeo restituirá los restos óseos Sakamata a su comunidad. La decisión es producto del reclamo de la comunidad tehuelche Liempichun Sakamata del paraje Payagniyeo, que desde 2015 fue acompañada por el antropólogo Fernando Miguel Pepe.coordinador del Programa Nacional de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas.
“En 2012 fuimos invitados por las comunidades indígenas a visitar la localidad de Sarmiento donde hay distintas comunidades, entre ellas la comunidad Sakamata que reclamó a Francia la devolución de los restos óseos de su antepasado, cuenta el antropólogo. Allí expusimos los trabajos que estábamos llevando a cabo en el Museo de la Plata referidos a pedidos de restitución. Las comunidades locales nos pidieron que busquemos al hombre de Yanquenao que se habían llevado de la comunidad. Nos dijeron también que tenían conocimiento de que los restos óseos de un ancestro de ellos estaban en el Museo del Hombre de París. Nosotros les propusimos hacer un trabajo de visibilización provincial. En ese momento estábamos trabajando con el CENPAT CONICET que es un centro de estudios patagónicos que tiene el CONICET en Puerto Madryn. En 2013 restituimos 12 cuerpos de la costa de Chubut. Les propusimos luego seguir con una restitución nacional que fue la del cacique Inacayal, su esposa y su sobrina, en la veníamos trabajando desde 2006 y que concretamos en 2014. En 2018 pudimos hacer la restitución del hombre de Yanquenao que habíamos encontrado en 2017. Esta restitución fue realizada en la misma región de las comunidades. Una vez hecha la restitución provincial y luego la nacional, en esas reuniones de 2012 les explicamos que iríamos por las restituciones internacionales. En 2015 se hizo el pedido al Museo del Hombre de París. En ese momento comenzó un largo proceso burocrático que llevaron adelante la Embajada Argentina en Francia a través de tres embajadores diferentes correspondientes a distintos gobiernos, el de Cristina Fernández de Kirchner, el de Mauricio Macri y el actual, de Alberto Fernández. Nosotros veníamos trabajando con la Cancillería Argentina desde 2010 y logramos la restitución a Paraguay de los restos de la niña Damiana de la étnia Aché, cuyos restos óseos de su cuerpo estaban en el Museo de la Plata y su cabeza había sido enviada al museo más grande de Berlín.”
“En ese momento –continúa el antropólogo- hacíamos todos estos pedidos a nombre del colectivo GUIAS, un grupo universitario de investigación coordinado por mí porque el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) no atendía casos internacionales. Luego, durante la gestión de Magdalena Odarda se creó en el INAI la sección de internacionales y ahora los estamos canalizando desde allí. De modo que el pedido de la comunidad Liempichun al Museo del Hombre de París se hizo en el marc de esta institucionalización. A partir de ella, el año pasado se logró en la mesa política entre Francia y Argentina el vicecanciller Tettamanti planteara la necesidad de la restitución de los restos óseos de Liempichún Sakamata y el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia dijo que iba a trabajar para cumplirla. Hace unos pocos días tuvimos la notificación de que hay una voluntad política de restituirlos los restos sin esperar una ley específica de restitución, que estamos aguardando desde 2015. El año pasado, el presidente de Francia Emmanuel Macron decidió que los restos de combatientes argelinos que reclamaba el presidente de Argelia se restituyeran sin que estuviera sancionada la ley específica de restitución. Nosotros hicimos el mismo camino, es decir que los restos reclamados sean restituidos a Argentina sin contar aún con esa ley.”
La profanación de tumbas en estas latitudes, según lo refiere Pepe, era bastante habitual entre los viajeros europeos, pero en el caso de Henry de la Vaulx este saqueo tiene un agravante. El conde conocía al cacique Leimpichún, quien le cuenta que había muerto su hijo y, confiado, le señala la tumba. Cuando regresó a la Patagonia luego de haber dejado en Francia el producto de su saqueo, las comunidades ya estaban enteradas de que él era el saqueador de esa tumba, lo condenan a muerte y lo buscaron, lo que él mismo narra en su libro Voyage en Patagonie. Allí, en un capítulo que se llama “Cocina macabra” cuenta también cómo profanó otra tumba, según él la tumba de un gigante, lo hirvió durante toda una noche porque los restos estaban aún frescos y no podía llevárselos en ese estado.
El fragmento que se transcribe a continuación pertenece al capítulo mencionado. En él se da un diálogo entre un integrante de las comunidades originarial y De La Vaulx: “Tu has hecho cocer a mi primo. ¿Qué hacés con nuestros huesos? [ …] los pondré en Francia dentro de una bella vitrina, en un gran templo que se llama Museo, donde una multitud de visitantes vendrá a admirarlos. Estarán mucho mejor ahí que bajo la tierra”.
“La devolución de los restos óseos de Leimpichún, señala Pepe, es un hito en la reparación histórica de las comunidades originarias que se hila con lo que planteó el presidente Alberto Fernández a principio de año acerca de la necesidad de esa reparación. Este 19 de abril fue declarado por el intendente de la región como Día del comienzo de la reparación histórica de Sarmiento”.
“En el siglo XIX –concluye el antropólogo- se incentivaba desde los museos europeos, especialmente en Francia y también desde el Museo de La Plata que los viajeros recogieran restos humanos de las comunidades que ellos consideraban `primitivas`. En el caso del conde De la Vaulx, sin embargo, ese tipo de actividad la realizó sólo en el año de su viaje a la Patagonia. Luego se dedicó a otra de sus pasiones que era la aviación”.