Ian Moche llegó contentísimo a la cita con Discasta, el streaming sobre discapacidad que se emite desde la redacción de Tiempo Argentino. Porque antes de la entrevista con Jony De la Silla había cumplido uno de sus sueños: conocer a Estela Carlotto. Todavía emocionado por su visita a Abuelas de Plaza de Mayo y con una remera en su honor, el niño autista de 12 años y divulgador de esta condición dijo que planea seguir haciendo activismo, que le dan “mucha pena” las personas sin empatía y que espera unas disculpas tras el ataque del que fue blanco por parte del entramado libertario (“pero no sé si lo van a hacer”).

Sobre el gobierno de Javier Milei, postuló: “Con todo el daño ya hecho, espero que pueda terminarse este mandato con el menor daño posible”.

Ian lleva cuatro años de activismo por los derechos de las personas con autismo. Pero su militancia ganó más visibilidad en el último tiempo, en el marco de las luchas por los derechos de las personas con discapacidad contra el ajuste y la estigmatización del Gobierno. En ese marco, Milei compartió un posteo en la red social X con un comentario agresivo que involucraba al niño. El hecho fue llevado a la Justicia, que por el momento se pronunció a favor del mandatario (con argumentos en defensa de la libertad de expresión, la misma que vulneraron en las últimas horas para intentar frenar el escándalo de audios y coimas). La familia de Ian, con la representación del abogado constitucionalista Andrés Gil Domínguez, ya presentó la apelación.

Por fuera del ámbito judicial, la agresión presidencial se tradujo en más agresiones. Sobre todo en redes sociales. Pero no solo. “Fue algo triste para mí. Pasaron fotos, dieron mi dirección del colegio. Se filtró información, algo completamente ilegal. Me daba miedo a mí, a mis hermanas, pasaron datos de sus trabajos, dónde vivían”, describió Ian a este medio.

Pese a los ataques, dijo estar “completamente abierto a hablar con Milei. No para pasar de hoja sino para decir ‘esto ocurrió, esto es verdad, esto nos hizo mal a todos. ¿Qué hacemos después?’ Y ver qué podemos hacer para una sociedad más amigable”.

¿Qué le diría al presidente, si se decidiera a recibirlo? “Le diría qué es lo que podemos hacer, hablar sobre discapacidad, que es un tema sobre el que no se tiene mucha información. Hablar de la empatía, de las formas. No lo trataría como si fuera un nene. Diría ‘acá pasó algo, hagamos unas disculpas’. Ni siquiera unas disculpas públicas. Al menos, que borre el tuit. Lo abrazaría, lo saludaría, tendría una charla normal. Él ya es adulto como para poder decir ‘uh, me equivoqué’.”

“La idea es multiplicar los testimonios”

Ian se acuerda perfectamente cuándo comenzó su camino como activista. Fue el 8 de marzo de 2021, en pleno Día de la Mujer. “Después de un vivo le dije a mi mamá ‘quiero ser activista y hablar de autismo’. A veces le dicen por qué expone a su hijo, pero yo estoy acá porque quiero. Ella me acompañó en este camino”.

El efecto de ese activismo se traduce en más luchas por derechos: “Tenemos seguidores que considero que están teniendo más información. Me dicen ‘empecé a mandarlo al jardín gracias a vos’ o ‘denuncié gracias a vos’. Que después de cada charla venga alguien a abrazarte llorando es hermoso”, describió.

“La idea es multiplicar los testimonios. Y poder generar una red de información para poder tratar de ayudar. Y todos podemos empezar a ser activistas, poner límites. Es un camino que hace mucho tiempo estamos eligiendo y es la primera vez que puedo elegir algo”, remarcó. A futuro, se imagina con su propio partido. Hasta tiene pensado el nombre: Fluido. “Si tratamos de hacer proyectos por el bienestar común, podemos hacer mucho más por el país”.

“Se está ejerciendo un gran daño emocional”

Marlene Spesso, mamá de Ian Moche, también llegó emocionada tras el encuentro con la titular de Abuelas de Plaza de Mayo. Contó que desde que empezó el ataque contra su familia recibe mensajes de otras madres de chicos con discapacidad criticándola por “exponer” a su niño, que en el encuentro con Diego Spagnuolo (ahora extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad, envuelto en el escándalo de audios y coimas) sintió que estaba ante una persona “insensible, inhumana” y que con las políticas del actual gobierno sobre el sector “se está ejerciendo un gran daño emocional”.

Recordó, por caso, el impacto que le causó escuchar a una mamá –en una de las marchas por la Ley de Emergencia en Discapacidad- decir ‘no me hace mal que me pegue la Policía, me hace mal que mi hijo se quede sin terapias’. “Lloré una semana después de eso”, contó.

Antes de la charla con Ian y su mamá, Discasta había conversado con Raúl Lucero, director de Promoción de Derechos para Personas con Discapacidad de la Provincia de Buenos Aires. Habló sobre la “crueldad” de las medidas sobre discapacidad: “Pensar que se puede prescindir de las personas con discapacidad, pensar que el problema es de la familia (como le dijo Spagnuolo a Spesso), pensar que el problema es del otro se encuentra con resistencia”.

En pos de esa resistencia destacó la militancia del activista de 12 años: “Es admirable la militancia de este pibe, queremos mucha militancia que transforme nuestras comunidades. Cuando hablan ustedes, el impacto es altamente más significativo que cuando hablamos personas sin discapacidad”.

Una canción para Ian

Ian Moche terminó el encuentro con Discasta igual que como comenzó: “Contentísimo”. Porque escuchó la canción que otro defensor de las personas con discapacidad compuso en su honor: es obra de Gonzalo Giles, persona no hablante que se expresa a través de Comunicación Aumentativa y Alternativa y pretende que cada vez más gente acceda a esa vía. “Porque eso permite que todas las personas puedan expresar lo que piensan, sienten, desean, sueñan y deciden, sin importar si pueden hablar con la boca o no”, dijo a Tiempo.

El próximo 9 de septiembre Giles presentará su cuarto libro “Error 408: Normalidad no encontrada”, en el JJ Circuito Cultural. Se trata de “una obra para derribar prejuicios con humor”.