El inminente verano de clima extremo y pródigo en incendios forestales en la Patagonia Norte ya se descargó prematuro en la región cordillerana con un despliegue de focos originados por causas naturales pero también por irresponsabilidad humana. En el paraje El Turbio, dentro del Parque Nacional Lago Puelo, en Chubut, una tormenta eléctrica desató hace 10 días un incendio que lleva consumidas al menos 3.000 hectáreas; hace una semana, una ladera del Cerro Otto, en Bariloche terminó carbonizada por causas similares, y también un rayo encendió ayer por la mañana un enorme foco en el Parque Nacional Los Alerces, de Chubut.

Un incendio en El Bolsón, por el contrario, no se debió a una tormenta eléctrica sino al mantenimiento deficiente de un termotanque a leña, según la versión oficial, que convirtió en cenizas al Refugio El Motoco, en el sur del Área Natural Protegida Río Azul Lago Escondido (Anprale). Allí estalló en febrero pasado el fuego que arrasó con cinco mil hectáreas de bosque, mató centenares de ejemplares de fauna silvestre y doméstica y ocasionó pérdidas multimillonarias a más de 200 habitantes del paraje rural Mallín Ahogado, al norte de El Bolsón. Por milagro, el fuego no se expandió al bosque circundante gracias a la veloz intervención de las brigadas forestales que lograron llegar al refugio muy adentrado en la Cordillera.

Incendios en la Patagonia: múltiples focos y situación grave en el paraje El Turbio

El caso del Refugio El Motoco, habilitado por el Gobierno rionegrino del que depende el Anprale, profundizó las críticas preexistentes sobre la decisión del gobernador Alberto Weretilneck de reabrir el Área a tan pocos meses de la tragedia del verano pasado, con solo unos pocos retoques estéticos y muchos videos publicitarios emotivos en redes sociales para convocar al turismo. Y más aun cuando informes científicos en poder del Gobierno desaconsejaron hacerlo.

Pero la tragedia mayor de esta temporada caliente ocurre en el paraje El Turbio, del Parque Nacional Lago Puelo, donde el incendio forestal iniciado el 1 de diciembre durante una tormenta eléctrica ya consumió más de 3.000 hectáreas de bosque nativo en una zona conocida como La Loma de la Chancha, según reveló el director del Servicio Provincial de Manejo del Fuego (SPMF) de Chubut, Rubén Jaramillo.

“Las condiciones son todas favorables para que el incendio continúe”, alertó Jaramillo. El funcionario se refiere a que la Cordillera norpatagónica atraviesa una prolongada sequía extrema agravada por la alta temperatura, baja humedad y tormentas eléctricas sin lluvias, consecuencia del fenómeno de La Niña que se extenderá hasta el otoño. “Hay además mucho combustible muerto y pesado, troncos grandes, árboles caídos y secos”, añadió el secretario de bosques de la provincia, Abel Nievas.

El fuego avanza mayormente por los laterales del valle del Arroyo de Jara, que son zonas quemadas en incendios anteriores donde abunda el material seco de combustible vegetal. A ello se suma que los focos principales se ubican en cañadones profundos de imposible acceso por vía terrestre, con desprendimientos de rocas y y árboles. De hecho, por el derrumbe de un árbol resultó herido el lunes un combatiente del Servicio Provincial de Lucha contra Incendios Forestales (Splif) de Río Negro, quien se encuentra igualmente fuera de peligro.

Desde su inicio hasta ayer, martes, las llamas avanzaron 18 kilómetros en nueve días, a razón de dos kilómetros diarios en promedio según lo revelaron las imágenes térmicas satelitales distribuidas por el cartógrafo rionegrino Javier Grosso. Y nada indica que la velocidad de expansión pueda reducirse, sino todo lo contrario.

Hasta anoche, en El Turbio trabajaban unas 120 personas, de los cuales 66 son combatientes y el resto personal de apoyo, logística, transportes y comunicaciones pertenecientes a las brigadas de Chubut y Río Negro, SPMF y Splif respectivamente, además de efectivos del Ejército y de los combatientes forestales de Parques Nacionales y del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF).

Los brigadistas dependientes del Gobierno nacional lo hacen en condiciones de riesgosa precariedad laboral, con contratos basura trimestrales y un salario de 850 mil pesos, cuando arriesgan la vida junto a combatientes provinciales que ganan entre un 70 y un 90 por ciento más pero también sufren contratos sin estabilidad.

Incendios en la Patagonia: múltiples focos y situación grave en el paraje El Turbio

Los que están en la línea de fuego trabajan apoyados por tres aviones hidrantes y dos helicópteros, uno de los cuales quedó en tierra por desperfectos técnicos. Pero desde que arribaron a mitad de semana, cuando el fuego llevaba varios días, los “medios aéreos” pudieron actuar en contadas ocasiones debido a que la visibilidad en la zona del fuego llega a los 100 metros por el abundante humo que permanece enclavado en los valles y cajones. Solo despegan cuando los fuertes vientos, ocasionales, llevan el humo hacia el sur y el este, cubriendo por completo las localidades de Epuyén, Lago Puelo y El Bolsón.

Un paraíso bajo múltiples amenazas

El Turbio es un paraje muy lejano e inaccesible y de una belleza indescriptible que permite imaginar cómo pudo haber sido siglos atrás la cordillera patagónica, previa a los grandes asentamientos humanos. Allí se llega sólo tras varias horas de navegar por el Lago Puelo, y otras tantas a caballo desde la costa hacia el interior cordillerano. La vida cotidiana y el paisaje de esa región mágica fueron retratados magistralmente por el cineasta Alejandro Encinas, director del documental “El Turbio”, estrenado en 2024 y que en pocos meses recibió 23 premios nacionales e internacionales.

Allí vive una quincena de familias dedicadas a la agricultura y la ganadería autosustentable y en paciente espera de que el Estado les reconozca, al menos, la ocupación precaria de sus tierras ocupadas por generaciones. Pero lejos de ello, padecen el acoso permanente y agresivo de las autoridades de Parques Nacionales y del Gobierno de Chubut para abandonar su lugar en el mundo. La presión se intensifica por los vecinos que rodean el paraje: las enormes estancias de las familias Rocca y Pérez Companc, que buscan quedarse con el resto de la región. Hasta hace un par de años eran más habitantes, pero algunos debieron partir cuando el gobernador Ignacio Torres cerró la escuela rural “porque había pocos alumnos”, justificó.

Ahora, además del Estado libertario y de sus vecinos multimillonarios, los pobladores de El Turbio enfrentan la amenaza del voraz incendio forestal que ya se encuentra a pocos metros de las primeras chacras.

El más reciente de los incendios fue descubierto la mañana del martes en una zona intangible (prohibición de acceso humano) en el brazo sur del Lago Menéndez, concretamente en el área de Puerto Café en el Parque Nacional Los Alerces, que se encuentra entre las localidades chubutenses de Trevelin, Esquel y Cholila.

Las primeras informaciones oficiales dieron cuenta de que, por lo inaccesible de la zona, el fuego solo pudo haberse iniciado como consecuencia de las tormentas eléctricas sin lluvias de la noche anterior. Al igual que en El Turbio, la zona de incendio es de muy difícil accesibilidad y su ataque se efectúa principalmente a través de los medios aéreos, y con un conjunto pequeño de brigadistas a quienes les insume horas trepar el faldeo de los cerros hasta llegar a la zona de combate.

Los incendios de esta semana y de semanas anteriores en Bariloche y otros puntos del centro oeste de Neuquén son una confirmación del cambio abrupto en las condiciones climáticas de la Cordillera norpatagónica, con fenómenos meteorológicos de extrema intensidad que afectan significativamente a los bosques nativos, pero en especial a miles de especies animales salvaje que perderán su hábitat bajo las llamas ocasionadas o por causas naturales o por la irresponsabilidad humana.