No hay lugar para planes ni nada parecido cuando Inés Estévez mira su futuro. Si algo aprendió es a dirigirse hacia donde indican las pocas señales que a veces da la vida, y en ese rumbo que a veces puede ser incierto, surgió la posibilidad de ser cantante. Así dio sus primeros pasos junto con quien entonces era su pareja, Javier Malosetti, para ahora, meses después de haberse separado afectivamente del bajista, volver a los escenarios pero como solista.

En ese formato, sumada a la banda Magic 3 (Mariano Agustoni en piano, Ezequiel Dutil en contrabajo y Javier Martínez Vallejos en batería) debutará el jueves en el Teatro Sony. «Este vuelco solista coincidió con la desvinculación como pareja de Javier (Malosetti) con quien habíamos armado un dúo y tenemos un disco grabado que en algún momento sacaremos. Nos pareció saludable dividir las aguas, él volver a tocar el bajo que es su instrumento, porque en el dúo tocaba la guitarra, y me sugirió seguir cantando, lo cual yo inicialmente desestimé, dado que no estaba preparada para asumir el rol de cabeza de la banda», asume a Tiempo Estévez, en un bar de San Telmo desde donde además de preparar y producir su concierto, se ocupa de sus deberes de mamá.

Mientras prepara su concierto, la actriz comenzó a grabar para la nueva serie de Pol-Ka junto con Julio Chávez para el unitario El Maestro, está a punto de estrenar una película y posiblemente filme un capítulo para una serie de Netflix. Su rol de actriz lo lleva separado del canto. «Por ahora estoy en una etapa de construcción de este oficio. Lo que hacíamos antes tenía una identidad musical que estaba ligada íntimamente al sonido de Javier y ahora, como los arreglos están a cargo de los músicos, se está logrando una identidad sonora bastante singular. Lo que tengo ahora es bastante estrés, una buena dosis de temor y mucho entusiasmo», define sonriente y expectante la actriz.

Durante un tiempo, Inés Estévez, quien tiene un justamente ganado prestigio como actriz, abandonó por unos años la actuación y diversificó su carrera: dirigió teatro, creó un método de aprendizaje de actuación, publicó un libro, fue madre y luego se dedicó al canto. «En verdad, la vinculación con la música fue desde siempre, tenía un papá que amaba la música, los asados de los domingos eran con Louis Amstrong, podría silbar sus canciones de memoria», dice Estévez. «Sin embargo, lo único similar que hay entre cantar y actuar es estar sobre un escenario, porque la música tiene algo de celebratorio muy diferente al teatro, que tiene más introspección», afirma Estévez. «