A pocos días de cumplir tres meses de mandato como jefe de Gobierno, Jorge Macri ya ha dejado en evidencia su falta de compromiso con el bienestar de quienes vivimos y habitamos esta ciudad. Más aún: se suceden urgencias y Buenos Aires está completamente abandonada por la gestión del PRO.

  • La tormenta del 17 de diciembre generó importantes destrozos y residuos que en algunos barrios aún siguen ahí y que, de hecho, taparon los sumideros en la siguiente tormenta, lo que generó nuevos inconvenientes. A ese abandono del espacio público se suma la suciedad y olores en la ciudad, mientras Macri dice que hay gente en situación de calle que “revuelve mal la basura” y “desordena”.

  • Murieron dos personas en una obra que había sido denunciada, pero que ni las inspecciones ni la Justicia de la Ciudad (totalmente controlada por el PRO desde hace años) clausuró. Esta negligencia es inaceptable y demanda una respuesta contundente por parte de las autoridades responsables.

  • No hay una campaña contra los mosquitos, pese a las alertas sanitarias sobre el dengue; es más, hubo que cerrar la estación Piedras del subte A durante varias horas por la invasión de insectos, sin que la Ciudad hiciera nada más que esperar a que se fueran solos.

  • El gobierno porteño cerró por más de dos meses la línea D de subte. No lo hizo solo en enero (el mes de menor uso, por las vacaciones) sino que extendió el cierre a marzo, lo que afecta a trabajadores y estudiantes, además de no planificar ninguna alternativa (por ejemplo, reforzar las frecuencias de los colectivos de esa zona).

  • Se producen robos reiterados de equipamiento en los establecimientos educativos, pero la Policía de la Ciudad no aparece. Mientras tanto, la ministra de Seguridad nacional, Patricia Bullrich, activa su protocolo antipiquetes ilegal con fuerzas federales en el territorio porteño, sin permiso ni coordinación con el GCBA.

  • Jorge Macri sólo parece responder a las tendencias en redes sociales. Cuando se viralizó un video de un médico del Hospital Argerich explicando por qué se demoraban los tiempos de atención en la guardia, el jefe de Gobierno apareció para anunciar que los hospitales públicos de la Ciudad priorizarían la atención a los porteños. Este anuncio, por otra parte, refleja una visión excluyente de la atención de la salud e ignora la realidad metropolitana. Podría elegir un enfoque integral y solidario en la salud pública, pero prefiere poner en riesgo el acceso equitativo a servicios esenciales, un aspecto que, vale recordar, se encuentra amparado por la Constitución de la Ciudad (art. 10, 11, 20 y 46), en la Constitución Nacional y en tratados internacionales.

  • En el ámbito cultural, Macri redujo la cantidad de corsos durante el Carnaval y buscó limitar las expresiones culturales en el espacio público. Más allá de su desdén hacia la diversidad cultural, ignora que los Carnavales son un atractivo turístico y podrían potenciarse. El recorte presupuestario también eliminó sueldos para los docentes del Programa Cultural en Barrios, lo cual pone en riesgo la continuidad de talleres y puestos de trabajo que habilitaron la formación artística de los ciudadanos de CABA y fueron un hito de la democratización cultural. Esto se suma a los despidos masivos concretados a fines de diciembre en el programa Pase Cultural.

  • Continúan los negocios inmobiliarios que pasan por encima de las prioridades de la Ciudad, como el “Paseo Gigena”, hecho a la medida de Luis Caputo, para quien se modificó a la carta la normativa que prohibía la entrega de tierras del Parque 3 de Febrero. Se suma el agravante de que el Estado porteño se hará cargo de una mega obra sobre los caños maestros de AySA: usará $3.000 millones de fondos públicos, que equivalen a 48 meses del alquiler (canon) que el “Paseo Gigena” pagará. La lista de negocios “abaratados” para amigos del PRO es larga, pero basta mencionar la opaca transferencia del predio de “Puerto Pibes” en la Costanera al Sindicato de Comercio.

En estos meses, Jorge Macri pasó más tiempo fuera del país (de vacaciones, en Roma, etc.) que gestionando la Ciudad. Y eso no debería sorprender a nadie: fue electo salteando los requisitos de residencia que impone la Constitución porteña y sin propuestas relevantes para mejorar la calidad de vida en nuestra Ciudad de Buenos Aires.

Tampoco es novedosa la falta de gestión: el PRO viene empeorando en este aspecto hace mucho tiempo, particularmente en el último año cuando el entonces jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta –con Jorge Macri como jefe de Gabinete– decidió hacer campaña para la presidencia con los fondos de la Ciudad. Para 2023, se aprobó por ley gastar $9.416 millones en “Publicidad y Propaganda”, lo cual ya era un aumento enorme respecto de 2022 (171% de incremento). Pero lo que realmente se gastó en esos rubros durante 2023, según los datos oficiales del GCBA, fueron $40.777 millones.

No sólo excedió más de cuatro veces lo que tenía aprobado por ley, sino que gastó cuatro veces más en Publicidad y Propaganda que en Infraestructura y Mantenimiento Escolar. Los problemas edilicios en muchas escuelas porteñas (falta de gas, presencia de ratas, inundaciones y goteras) siguen sin solucionarse. Jorge Macri parece querer continuar en esa senda: para 2024 tiene previsto aumentar 250% el presupuesto sancionado en 2023 para Publicidad y Propaganda. Mucha publicidad, poca gestión.

En los ya 16 años de gestión ininterrumpida del PRO falta un proyecto de ciudad para todos. Las condiciones de la educación y salud pública porteñas muestran dificultades graves, que sólo se profundizarán de la mano de las políticas nacionales de Javier Milei. El tránsito y transporte público, ahora con aumentos de tarifas elevadísimos, continúan sin una planificación coordinada con la provincia de Buenos Aires: la Agencia Metropolitana de Transporte cumple ya 12 años sin funcionar.

Hace años que no se construye ni un metro de subte, mientras que el fin de los negociados del Gobierno porteño con las empresas amigas de acarreo implicó que ahora nadie controle cómo estacionan los autos en nuestras calles. Jorge Macri plantea volver a discutir el Código de Planeamiento Urbano (que aprobó el propio PRO, con su mayoría automática y sin dialogar con organizaciones barriales, partidos opositores o instituciones de investigación académica que lo criticaban), pero mientras tanto sigue habilitando obras que deterioran la vida en los barrios y no son debidamente controladas para que sean seguras para todos los vecinos, y continúan faltando espacios verdes.

Solo para citar algunos ejemplos como la primera plaza del barrio Villa Santa Rita -que no presenta avances- o los espacios vecinales y Asambleas de las Comunas 11 y 15 a quienes el GCBA decide no recibir ni escuchar. A la vez, Jorge Macri no tiene ninguna propuesta para reducir las desigualdades entre barrios; particularmente los del sur de la ciudad continúan deteriorados por la falta de inversión, políticas e intervención públicas.

Al acumularse tantos meses y años de falta de gestión, las consecuencias no se hacen esperar. Es claro que a Jorge Macri no le importa la Ciudad de Buenos Aires ni quienes vivimos acá. Para él, es sólo un trampolín para su ambición política, como lo fue para su primo Mauricio y para Rodríguez Larreta. Pero como vecinos podemos revertir esto: para eso, desde el Grupo Paternal y junto a muchos otros espacios y asambleas barriales de la CABA nos organizamos para exigir mejores políticas públicas y un gobierno que realmente piense en las necesidades de la Ciudad y use la enorme cantidad de recursos que tiene el GCBA para que vivamos mejor.