Jubiladxs le enseñan, el mediometraje documental del Colectivo Silbando Bembas que cuenta cómo, cada miércoles, los jubilados copan las calles del Congreso para luchar contra el ajuste de este gobierno, se estrena este, a las 18, en Mu Trinchera. “Silbando Bembas es un colectivo de cine militante que existe desde 2007 —cuenta Alejandro Carmona, uno de sus integrantes y parte de la realización del documental—. Surge a partir de la concepción del cine como una herramienta más para dar batalla en la lucha de clases. Y, en ese sentido, siempre ponemos nuestra cámara al servicio de los trabajadores”.
Entre sus antecedentes figuran La 60, que narraba la trabajosa y profunda organización sindical de la línea 60, y luego, en el mismo camino, un trabajo sobre la Línea 144. “Hoy lo que hacemos es ponerla al servicio de los jubilados y jubiladas”, dice Carmona.
“Empezamos junto con las movilizaciones de los jubilados. Y sobre todo nos interesaba mostrar otro lado de su lucha, que desde los medios tenía una perspectiva de mostrar mucho la represión y a los jubilados en un lugar frágil. Y si bien es verdad que la represión existe y hay que denunciarla, nosotros pensábamos que había que mostrar a los jubilados y jubiladas como sujetos de lucha, como luchadores, con su propia historia, con su picardía, con su genio, con su combatividad. En ese sentido empezamos a pensar la película, a ir a registrar, a ir los miércoles, y nos contactamos con Zulema, Carlos y Arturo”, los tres jubilados que llevan el hilo narrativo del documental.
Lo que los caracteriza, entre otras cosas, es que los tres tuvieron un pasado de lucha gremial y participación política. “Zulema fue delegada en Entel —que la privatización de Carlos Menem convirtió en Telefónica y Telecom—, Carlos fue delegado bancario y Arturo trabajó en el Correo. Los tres tienen una historia diferente, pero siempre luchando. Y todos y todas dicen: ‘somos la generación que luchó en los 70’. Como que tienen algo muy incorporado de la lucha, en contextos muy difíciles”.
Sin embargo, no hubo una búsqueda de testimonios vinculados a una historia previa, sino que el colectivo se acercó “a ellos buscando continuidad en los miércoles, charlando para saber más de su historia”. Así fueron construyendo una relación que se fue “reflejando en el material audiovisual. No es que antes dijimos: ‘che, tenemos que ir a buscar compañeros que hayan luchado en los 70’”.
“Lo que hacemos en la película es reconstruir, a partir de muchas marchas, una situación de miércoles. No tenemos un corte en una fecha: la película propone algo medio circular. La idea de que hay que estar todos los miércoles intentamos reflejarla en la película. Esto va a suceder todos los miércoles”. Al ser un colectivo, varios son los que filman y editan, y la decisión final es por consenso. “Pero siempre estamos en rodaje, cumpliendo diferentes funciones, tanto en el rodaje como, seguramente, en la edición”.
“En ellos tres no notamos grandes cambios físicos —dice sobre las transformaciones físicas o emocionales de Zulema, Carlos y Arturo—. No vimos ni desmejoras en su aspecto ni tampoco en el ánimo. Y cuando les preguntás, ellos te dicen: ‘bueno, yo ya estoy jugado’. Son personas grandes que están dando sus últimas luchas, y esta cosa de ‘a mí no me importa nada’”.
Incluso puede suceder al revés: en una etapa en la que se considera que ya está todo hecho, encontrar nuevos sueños. “También luchamos porque además seguimos teniendo sueños, te dice más de uno. Hay una compañera que no está en la película, pero dice: ‘a mí me gusta escribir, tengo 80 años, pero todavía quiero escribir una novela; voy a luchar para poder escribir mi novela’. O Carlos incluso, que en una parte de la película dice: ‘nosotros, los jubilados, estamos jugados, no nos van a echar del trabajo, así que tenemos que estar ahí’”.
Entre los descubrimientos a los que los llevó acompañarlos cada miércoles, Carmona remarca algo que se extraña en todo ámbito: la picardía. “De repente los están por reprimir y se empiezan a reír de la cana, los bardean. Nosotros lo definimos como picardía combativa. Y no por eso es menos serio ni menos comprometido. Entre ellos hay una suerte de complicidad que nos pareció notable. Cuando fuimos a registrar, a empezar a ver, y vimos cómo eso que se vivía en el aire, dijimos: bueno, esto hay que mostrarlo de alguna forma en la película”.
“Por eso la película también, desde la música que usamos hasta cómo lo registramos —refuerza—, intenta que se vea esto: la picardía combativa de los compañeros y compañeras jubiladas. Es algo extraño, porque yo me pongo en ese lugar y es un lugar terrible. Hay algo ahí… Creo que tiene que ver con una forma de encuentro, una forma de organización entre ellos mismos. No pierden la alegría, y eso me impacta. La verdad es que no lo descifro, porque yo no estoy en su cabeza, pero es muy notable”.
Y eso, pese a que las marchas no ganan la masividad que sería deseable. “Hay tan poca participación en general. Pero de repente, cuando fueron los hinchas, hubo muchísima gente en la calle, y por ahí hace dos semanas no había tanto. En parte tiene que ver con la precarización de los hijos, de personas que no son jubiladas y no tienen tiempo. Pero creo que también tiene que ver con un marco más general: en las marchas por el Garrahan tampoco había toda la gente que creemos que debería estar ahí. La lucha tiene altos y bajos, y lo que hacen un grupo de compañeros es mantener la llama encendida, como diciendo: ‘esto en algún momento va a prender; por eso nosotros tenemos que estar acá’”.
Jubiladxs le enseñan
Del Colectivo Silbando Bembas.
Estreno: lunes 22 de diciembre, a las 18, en Mu Trinchera, Riobamba 143.
Próxima función: viernes 26, a las 19.30, en la Biblioteca Incendiaria, Plaza 3556, Saavedra.
