La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya rechazó este lunes que Chile tenga obligación de negociar un acceso soberano al océano Pacífico para Bolivia, como reclamaba la Paz en su demanda presentada hace cinco años.

«Por 12 votos contra 3, la República de Chile no está obligada jurídicamente a negociar un acceso soberano al océano Pacífico para el Estado plurinacional de Bolivia», señala el fallo leído por el presidente del tribunal, Abdulqawi Ahmed Yusuf.

La Haya se expidió así sobre el reclamo del gobierno de Evo Morales, en cuanto a que Santiago «negocie de buena fe un acuerdo pronto y efectivo», sin embargo no se refirió a la cuestión de fondo: el encierro territorial de Bolivia como consecuencia de un acto de fuerza protagonizado por Chile, que en 1879 invadió el país a instancias de los poderes imperiales.

También podés leer: Conflicto Bolivia-Chile: un fallo trascendental que puede cambiar la geopolítica regional

Más de un siglo después de la invasión que lo sumió en el enclaustramiento, La Paz presentó ante la CIJ la Memoria Boliviana, un alegato de 200 páginas y tres cuerpos, uno histórico y dos jurídicos. «Para los 11 millones de bolivianos el mar es irrenunciable», dijo Morales el 13 de junio de 2013, en La Haya, cuando entregó el documento a los 17 jueces de la Corte. Bolivia explicó su «derecho originario y legítimo» a recuperar sus costas y para ello acudió al «derecho expectaticio».

En la segunda mitad del siglo XIX, el hallazgo de grandes depósitos de salitre en Atacama –en el hoy norte chileno– despertó la voracidad de las compañías británicas y sus socios locales. Así, el 14 de febrero de 1879, la marina de guerra de Chile ocupó el puerto boliviano de Antofagasta y dio inicio a la denominada Guerra del Pacífico. Tras 43 meses de una cruenta contienda, Chile se quedó con 120 mil kilómetros cuadrados de territorio boliviano y 400 kilómetros de costa. Bolivia perdió sus puertos y quedó encerrado en medio del continente.

En los finales del siglo pasado y en lo que va del actual hubo tres intentos de conciliación. El primero, impulsado por el presidente Salvador Allende (1970-1973) y abortado por el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973. El segundo, a instancias del dictador Augusto Pinochet, pero frustrado en su origen por las dificultades que oponía una cláusula que proponía un canje territorial. El tercero obedeció a una iniciativa de Michele Bachelet durante su primera presidencia (2006-2010). Se trataba de una agenda que incluía la salida marítima, pero la idea murió con el gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014).