Tal vez en estos días -y lo digo con profunda desazón-, estemos asistiendo a la capitulación de una gran parte de la dirigencia política tradicional, a manos de los poderes concentrados. O tal vez también, eso ya ha sucedido o venía sucediendo hace años y nuestros compañeros y compañeras -entre los cuáles me incluyo- no lo queríamos asumir.

La feroz concentración de la economía y sus resortes más importantes a manos de una clase parasitaria, prebendista, transera, y profundamente complaciente con los intereses trasnacionales, imperialistas, ha provocado en nuestros países «agujeros de soberanía», en los cuáles se ha colado en masa una cultura entreguista y feliz con servir lo foráneo, en contraposición con lo local, lo autóctono, lo nacional.

Ardua tarea será asumir una la militancia para socializar este proceso, y sintetizar colectivamente con nuestros sectores populares y las fuerzas políticas nacionales y populares, la necesidad de volver a recuperar «LA POLÍTICA» (así, con mayúsculas) como principal herramienta de transformación al servicio del pueblo, sujeto histórico de las grandes transformaciones en favor de las mayorías.

Este proyecto que encarnan los sectores dominantes y los políticos cipayos nos transforman en ajenos en nuestro propio territorio, en nuestros países, localidades, regiones.

Librados a nuestras propias suertes y a nuestras propias energías, solo nos resta -además de apostar a nuestras propias fuerzas- alentar las marchas, manifestaciones, movilizaciones y medidas de acción directa, que sucederán sin solución de continuidad en los próximos días: la Marcha Federal Universitaria el 23 de Abril; la Marcha de la CGT y la CTA el 1ro de Mayo; y el Paro Nacional de 24hs el 9 de Mayo, también convocado por las Centrales Sindicales, y acompañadas por todas las organizaciones libres del pueblo, tal cual aprendimos del General Perón y del Movimiento Peronista.

¿Será el momento de las excepciones históricas en las conductas y actitudes de nuestras dirigencias políticas, sindicales, estudiantiles, sociales, empresariales? ¿Asistiremos a un quiebre histórico, en cuanto a ser capaces de crear barreras de contención para semejantes atropellos a nuestros derechos y condiciones básicas de subsistencia, y reproducciones de la vida en paz y democracia?

Todas nuestras energías a las apuestas para que estos interrogantes tengan una sola respuesta: SI.