La Libertad Avanza llega a este domingo con el último respiro. Mientras en la Casa Rosada se ensayan respuestas luego del sorpresivo conflicto entre Guillermo Francos y Daniel Parisini, conocido popularmente como “Gordo Dan”, los cerebros de la estrategia oficialista todavía se queman las pestañas para intentar recomponer la imagen de Javier Milei.
El alboroto que supuso la filtración de los audios del extitular de la Agencia de Discapacidad, Diego Spagnuolo, en los que expone a Karina Milei como la aparente mandamás de un esquema de recaudación irregular, caló de lleno en el imaginario popular al que el gobierno aspiraba a conquistar en una campaña que no fue. La participación necesaria de la hermanísima en el -hasta ahora- mayor escándalo que tiene al gobierno bajo los reflectores obligó a un partido cargado de internas a abroquelarse en una convivencia que ni los más osados se atreven a adivinar cómo terminará.
El pozo de desesperación y paranoia en el que se sumergió el gobierno tras la viralización de los audios puso en pausa un sprint que, desde el comienzo, se parió polémico. La decisión de Santiago Caputo de resignificar el “Nunca más” para combatir a un kirchnerismo que ni siquiera pudo impedir la encarcelación de su principal líder política impactó hasta a los más vehementes. Sin embargo, y casi como un acto de justicia divina, la deslegitimación de la frase que la CONADEP y la sociedad toda habían adoptado como principio ordenador fue castigada con la viralización de un hecho complejo de extirpar de la opinión pública.
“El 3% es para Karina” se encamina a hilvanarse en la enciclopedia de enunciados célebres de la historia política del país. El impacto del segundo gran evento de aparente corrupción que tiene a la hermanísima como protagonista fue aún mayor que el de su antecesor, la criptomoneda $Libra, por la tradicionalidad del modus operandi. Cualquier hijo de vecino entiende cómo se configura un enriquecimiento mediante sobreprecios. Una vulgaridad que en el oficialismo descubrirán en las próximas horas si su electorado le perdona o no.
Hay en la mesa estratégica libertaria otra preocupación latente. En el gobierno reconocen que quebrar desde adentro su autoimpuesta construcción de honestidad política podría no sólo restarles votos republicanos que llegan gracias al aporte de la fusión con el PRO, sino también fomentar una apatía electoral extraordinariamente alta. En las usinas violetas estiman que cerca de un 40% de los electores autorizados podrían decidir no participar de esta elección, una eventualidad que pondría en ventaja a los aparatos territoriales de los que LLA escasea. La insistencia del presidente en rogar el voto no es más que un reconocimiento público de lo que los estrategas indican en privado.
La campaña comenzó con la certeza de que en la primera sección, de la mano del intendente de Tres de Febrero Diego Valenzuela, LLA necesita marcar una gran diferencia para compensar en parte el desequilibrio a favor del peronismo que constituye la tercera sección electoral, donde el excomisario Maximiliano Bondarenko, tendrá la dura tarea de dsiputar con Verónica Magario. La quinta, sexta y séptima también aparecen como distritos estratégicos, al igual que la octava, donde el hermano del vocero Manuel Adorni, Francisco, disputará con el kirchnerista Ariel Archanco.
Como sea, en el gobierno auguran que la jornada electoral transcurra con la mayor normalidad posible. Las principales figuras de La Libertad Avanza esperarán los resultados en el Salón Vonharv, en Gonet. El pomposo lugar será la sede que conglomerará a todos los equipos de campaña y estrategia, tal como ocurrió en la elección porteña, en la que el Hotel Libertador ofició como comarca de los libertarios.
Pese a haberse involucrado de lleno en la campaña, la presencia de Javier Milei en el búnker es, por estas horas, todo un misterio. Según confiaron fuentes oficiales a este diario, la presencia o no del presidente dependerá en gran medida del resultado que devuelvan las urnas a partir de las 21 horas de este domingo. Para los cerebros de la gestión, exponer al líder violeta como la cara visible de una posible derrota podría ser condicionante para la elección de octubre. Por eso, depende el escenario, definirán a última hora cuál será el rol que le entregarán al mandatario.
En la mesa chica del oficialismo entienden, como todo el arco político, que el resultado de esta elección será condicionante para las nacionales de octubre. Con la eliminación de las PASO, la primera contienda bonaerense desdoblada funciona como un virtual plebiscito de una gestión que, hasta el momento, sólo puede revalidarse mediante encuestas privadas que desde Balcarce 50 se encargan con particular énfasis en distribuir entre comunicadores amigos. Un empate técnico, como anticipó el propio presidente, o perder por un margen menor a cinco puntos será leído como un triunfo en Casa Rosada. Por encima de esa diferencia, empezarán los reclamos.
La configuración de las listas que diagramó a imagen y semejanza el armador bonaerense Sebastián Pareja colecciona reclamos de los puristas libertarios. La decisión del experonista de sumar a la oferta violeta caídos del justicialismo enfureció a las bases que desde el momento del cierre no temen en exponer su descontento. Tras cartón, la jugada de marginar a Las Fuerzas del Cielo, la orga apadrinada por Santiago Caputo, abrió toda una nueva línea de disputas internas que descansan sobre la decisión del karinismo de no pagar con reconocimiento político al piberío que motorizó la figura del ahora presidente y se saben apóstoles de sus ideas.
Con este escenario, el porcentaje de votos que reciba este domingo La Libertad Avanza en las urnas traerá consigo un nuevo paradigma. En caso que la decisión de la hermana presidencial de plegarse a la más incrustada casta sea exitosa, el caputismo estará obligado a replegarse y acomodarse como furgón de cola de un sector dispuesto a destruirlos. De ocurrir lo contrario, los inquilinos del Salón Martín Fierro podrán empoderarse a gusto y pasarán a tener un rol fundamental de cara a octubre y la segunda mitad de la gestión. La gente definirá si todo marcha o no acorde al plan.«