No hay palabra suficiente para abarcar el amor, la valentía y la perseverancia de las Madres de Plaza de Mayo. Pero sí hay gestos. Y hay encuentros. Como el que se vivió en la Plaza San Martín de La Plata, hijas y familiares de esas mujeres que lo cambiaron la historia se reunieron para rendirles homenaje en el 48° aniversario de la fundación de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

Fue un acto íntimo, cargado de emoción, de memoria viva. Lo organizó la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, y más allá de lo institucional, fue un abrazo entre generaciones, una ceremonia para agradecer, recordar, continuar. Porque las Madres, que salieron solas cuando nadie más podía, que rompieron el silencio de una dictadura feroz caminando en ronda, siguen guiando los pasos de muchos y muchas.

La plaza fue ronda otra vez: homenaje a las Madres en La Plata

“El legado de las Madres es un faro. Ellas transformaron el dolor en amor colectivo. Hicieron visible lo invisible y nos enseñaron que la dignidad se construye de pie. Su lucha dio la vuelta al mundo, y su ejemplo es eterno”, dijo el subsecretario de Derechos Humanos, Matías Moreno, al abrir la jornada. En el lugar se colocaron nuevas cartelerías con códigos QR para que cualquiera que pase por la plaza pueda conocer quiénes fueron esas mujeres que desafiaron al terror con la frente en alto.

La hora de inicio no fue casual: las 15, el mismo momento en que ellas se encontraban para marchar, semana tras semana, alrededor del monumento central. Allí, frente a la escultura del pañuelo —símbolo sagrado de esta historia—, comenzaron a tomar la palabra quienes las conocieron desde adentro, quienes crecieron al calor de su coraje.

Nora Ungaro, hemana de Horacio uno de los estudiantes secuestrados durante la trágica Noche de los Lápices tomó primero el micrófono: “Las recordamos y las honramos. Eran solidarias, querían esa Patria justa que soñaron los 30 mil. Estas mujeres tenían una lucha en común y llegaron a ser familia. Eran compinches, amigas, compañeras. Fueron ejemplo y refugio”.

Esa escultura, instalada en abril de 2021, fue construida con hierro y cemento —como ellas, fuertes y perdurables— por Manuel Fernández Tomic y Gonzalo García Olivares. Su presencia en la plaza fue aprobada por ordenanza, impulsada por el entonces concejal Ariel Archanco, también presente en el acto, junto a Juan Martín “Tachu” Malpeli, presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados bonaerense.

La plaza fue ronda otra vez: homenaje a las Madres en La Plata

Las palabras circularon, las anécdotas fluyeron como un río de memoria compartida. Marta Ungaro recordó con ternura y admiración a Luisa Cecchini de Zaragoza, que tras el secuestro de su hijo se instaló en una pensión con su máquina de coser para subsistir y poder sumarse a la lucha. “Y qué decir de Adelina Dematti de Alaye, que recorrió cada rincón, golpeó puertas, buscó, convocó. La primera lista de Madres que tuvimos fue gracias a su trabajo. Acá se hicieron las siluetas, las marchas… Las Madres fueron nuestra familia”.

Entre quienes participaron estuvieron también María Reboredo, María Marta Mingo, Liliana Ogando, Claudia Favero, Leticia Carlotto, Pablo Rivelli, Camilo Cagni, Paula Salas Triana, Ramón Inama —hermano de la última nieta recuperada, la número 139— y Diego Sánchez Viamonte, con su familia.

El homenaje fue mucho más que una conmemoración: fue una reafirmación del amor como motor de justicia. Porque las Madres no sólo buscaron a sus hijos, nos encontraron a todos. Nos abrazaron con pañuelos blancos, nos señalaron el camino con su ternura y su fuerza, nos enseñaron que la memoria no es un deber: es una forma de amar.