Frecuentemente, los viajes –por motivos de placer, de trabajo, de vacaciones, de duelo– suelen ser oportunidades para la introspección. De alguna manera, cada viaje puede ser un viaje al interior de uno mismo, una aventura, una irrupción extraordinaria en la cotidianeidad y la rutina de la que las personas no vuelven siendo las mismas. Hacia finales de 2021, cuando Mariana “Lali” Espósito llevaba algo más de un año de incipiente carrera musical, emprendió uno de esos viajes, en este caso a España, en medio de una crisis personal, profesional y hasta existencial.
Ese es el punto de partida de Lali, la que le gana al tiempo, el documental de Lautaro Espósito sobre la cantante argentina que despierta pasiones multitudinarias y ejércitos de fans en las juventudes –y no tan juventudes– actuales. La hipótesis es que de ese viaje volvió otra Lali, o la verdadera Lali, tan transformada y renovada como la diosa Afrodita cada vez que se sumergía en la espuma del mar. El documental afirma que, después de aquel periplo por Europa, nació la que hoy es una de las artistas pop más importantes del país. O aún más: un huracán que desnuda y proclama a los cuatro vientos su bisexualidad; que se convierte en ícono y reina de las diversidades sexuales y de la libertad erótica (la verdadera libertad, no la “libertad” tan bastardeada en esta era desde un espectro político); que milita a favor del aborto legal y contra las violencias de género; e, imprevistamente, una mujer valerosa que lucha contra las arbitrariedades y las injusticias del poder de Milei de la forma más alegre e imaginativa posible (con Lali vuelve, en versión siglo XXI, la consigna “La imaginación al poder”).

El hecho de arrancar con un viaje y de tomarlo como un punto de inflexión le permite a Lautaro Espósito desarrollar una línea argumental, narrar una historia e ir hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, recurriendo a las consabidas estrategias del flashback y el flashforward. Para ello cuenta con la ventaja de que la vida de Lali, como mediática actriz de televisión, cantante y artista popular multifacética, fue filmada constantemente desde la más tierna niñez y adolescencia hasta su juventud. En efecto, se trata –como muchas existencias del siglo XXI y aún más– de una vida expuesta constantemente a las cámaras. En este sentido, como suele ser usual en este tipo de producciones, se incorporan fragmentos de diversas actuaciones o entrevistas de Lali. A la vez, el hecho de ser el primo de la biografiada y de que la productora sea Majo Riera, madre de Lali, permite un acceso privilegiado a videos caseros y, por ende, posibilita un retrato más íntimo y familiar de la artista pop, que desde niña expresa sus sueños y aparece recurrentemente rodeada de amistades, familiares y otros seres queridos. Eso enriquece y le da un sello propio al documental, distintivo de otras producciones de características similares.
La producción también se elige reivindicar a la mujer que salió de los sectores populares y que nunca olvida sus orígenes. Y se respeta el espíritu que impregna las letras de una de las canciones más aclamadas de Lali: “Nunca fui lo que querían de mí, y no me importa. / Siempre están los que estuvieron ahí, el resto sobra / Y las cosas que me puedan decir ya no me importan”.

La materialización de la metamorfosis de Lali fue el disco Disciplina, el exitoso Disciplina Tour llevado a cabo en cientos de conciertos en todo el país (y en el exterior), dos Luna Park, dos Movistar Arena y, finalmente, el fenómeno inédito de llenar cinco veces el estadio de Vélez. Tampoco parece casual que el trabajo siguiente de la cantante se llamara simplemente Lali, para dar cuenta no solamente de que se trataba de su disco más personal, sino también para manifestar que la artista, otrora actriz de teatro y televisión, eventualmente bailarina, había encontrado en el lenguaje musical la forma de expresarse a sí misma.
Es en el contexto de este renacimiento personal y profesional que el documental muestra cómo Lali sale públicamente del clóset y cómo, en diversas letras de canciones (compuestas por la propia Lali y por sus amigos Martín D’Agosto y Mauro De Tommaso), promueve una libertad del placer erótico, del goce de los sentidos y la concupiscencia, y se mete en temas inusuales para la música argentina, como los tríos sexuales (“Mejor que dos son tres”), el amor y la sensualidad entre mujeres (“Para dos”, con La Joaqui; “Tu novia II”; “N5”, entre otras), el deseo sexual femenino o el sadomasoquismo (“Disciplina”). En este sentido, se puede afirmar que el disco Disciplina es puro rock and roll (que literalmente significa “rodar y mecer”, hacer el amor), porque es el disco más dedicado íntegramente al sexo desde Locura, de Virus.

Es también en este mismo contexto que Lali expresa abiertamente sus ideas políticas. El ya celebérrimo tuit tras el triunfo electoral en las PASO de La Libertad Avanza –“Qué peligroso, qué triste”– desató la furia del futuro presidente Milei, una catarata de haters y los trolls de LLA en las redes sociales, además del despreciativo apodo de “Ladri Depósito”. El documental registra este siniestro proceso y da cuenta también de la embestida de Lali contra el abuso de poder del presidente (y una tenebrosa violencia de género agravada por el hecho de ser ejercida por un magistrado nacional, que ha sido soslayada por algunos sectores de la sociedad) a partir de diferentes declaraciones públicas, y las respuestas de Lali, que encuentran su cenit en las canciones “Fanático” y “Payaso”. A su vez, las performances de los shows potencian exponencialmente el mensaje de las composiciones musicales, tanto las políticas como las eróticas.
Lali, la que le gana al tiempo ya ha sido elogiada por Amnistía Internacional por su compromiso con los derechos humanos, la lucha contra la violencia de género y el apoyo a la comunidad LGTBIQ+ y otras causas sociales. Lautaro Espósito logró un documental técnicamente prolijo, por momentos algo convencional, pero que rescata la sinceridad, la honestidad, la intimidad, la fragilidad y la espontaneidad de la mujer, de la artista y de ese fenómeno llamado –como el disco– simplemente Lali.
Lali: la que le gana al tiempo
Dirección: Lautaro Espósito. Edición: Alejandro Carrillo Penovi, Vanesa Ferrario y Mariano Landetcheverry. Disponible en Netflix.