Sin que nadie se lo espere, una transmisión submarina, realizada por un grupo de biólogos argentinos a través de YouTube, se convirtió en un fenómeno que desde hace dos semanas tiene en vilo al país entero. La sorpresa tiene el valor agregado de ocurrir durante el gobierno de Javier Milei, que llegó con el plan de destruir la educación, la cultura y la ciencia, entre otros desmanes inéditos. Pero en esta Argentina arrasada, una expedición cambió el modo en que muchos perciben el valor del conocimineto. En especial los más chicos, que por primera vez pudieron ver la riqueza natural de su país y convirtieron a una estrella de mar con culito en un fenómeno viral.
Por eso, a una semana del Día de las Infancias, desde acá sugerimos tres libros perfectos para los chicos y chicas que quieran seguir indagando en la veta científica. Cada uno de ellos aborda disciplinas diferentes, en general dentro del arco de las ciencias naturales. Se trata de Aves migratorias, editado por Pípala, un sello de Adriana Hidalgo; La manzana, de editorial Limonero; y Desventuras de la ciencia, publicado por Pequeño Editor.
Uno dedicado a la ornitología, rama de la zoología que estudia a los pájaros. Otro a la botánica, que es la que estudia las plantas. Y el tercero va de la geología a la ecología, pasando por la paleontología, la arqueología o la genética. Una variedad de especialidades como para interesar a cualquier curioso.
Tres aventuras con forma de libro
Aves migratorias resulta el complemento ideal para los que se hayan deslumbrado con la exploración submarina. Porque si aquella reveló los misterios del fondo oceánico, este libro te lleva por el aire a descubrir once especies de aves que comparten la costumbre de cambiar de hábitat una vez al año. A cargo de esta expedición impresa está una bióloga con un nombre hecho a medida: Pía Floria.
Ella es una gran conocedora de la vida secreta de estas aves peculiares, algunas de las cuales forman parte de la fauna argentina, como el caburé grande, el flamenco austral, el pingüino patagónico o la golondrina tijerita, entre otras. Aves migratorias cuenta con el apoyo visual de las hermosas ilustraciones de Marina Haller,y recibió el premio Alija 2024 al Diseño.
En el campo de la botánica se encuentra La manzana, libro de Marcos Farina que mezcla divulgación y ficción, apuntado al público infantil. En su primera mitad, el texto realiza descripciones detalladas tanto del árbol como de su fruto, al que se puede considerar una celebridad literaria, dada su importancia en libros muy populares, como La Biblia, o cuentos famosos, como Blancanieves y los siete enanitos.
Las ilustraciones estilizadas trabajan sobre lo geométrico, con una paleta de colores donde se destacan el rojo y el verde. En la segunda mitad, el libro revela el plan de las manzanas para dominar el mundo e informa que la mejor forma de combatirlas es comiéndolas. Un giro que es tan tierno como una Red Delicious.
Por último Desventuras de la ciencia, en cuyas páginas 25 científicos de todo el mundo cuentan anécdotas en las que sus investigaciones y experimentos no terminaron nada bien. El humor es la clave que atraviesa a estos relatos, ilustrados por el frances Jim Jourdane.

Una biologa que se queda pegada a un cocodrilo tratando de colocarle un transmisor y otra a la que los monos que observaba en la selva le roban el papel higiénico. Una vulcanóloga a la que la lava le derrite los zapatos o un veterinario que quería atraer leones reproduciendo el bramido de un bufalo a través de unos parlantes, pero que se equivocó de audio y los espantó con una canción de AC/DC.
La última anécdota de estas Desventuras de la ciencia le pertenece al biólogo argentino Leopoldo Soibelzón, al que una foca le mordió la cola en la Antártida. Soiblezón es docente en la Universidad de La Plata e investigador del Conicet. Es decir, cultura, educación y ciencia, todo lo que algunos quieren exterminar.
