Cuatro días después de la segunda derrota política más estruendosa de su carrera, un mensaje de Mauricio Macri apareció en el teléfono de Javier Milei. Medido y aferrado al respeto que suele caracterizarlo, el ingeniero felicitó al líder libertario por la elección en la que Manuel Adorni se consolidó como ganador provocando un reacomodamiento inédito del mapa político porteño. “Gracias, presidente”, se limitó a responder el primer mandatario, quien días antes había calificado a su antecesor como “un llorón” tras sus quejas por la viralización de un video fake en el que anunciaba la supuesta baja de su candidata.
“Saluda el que pierde”. La frase que el líder de los libertarios acuñó a inicios de esta semana para referirse a un posible contacto con Macri fue el lápiz que diagramó la revinculación entre ambos. El triunfo de su candidato empoderó al presidente, quien sabe mejor que nadie que a partir de ahora tendrá vía libre para someter al ex. “Mauricio está muerto”, es de las frases más escuchadas que sueltan los principales referentes libertarios cuando se apagan los grabadores.
La celebración porteña, sin embargo, no empaña la visión de los armadores libertarios. Pese a las reticencias que aún quedan de ambos lados del mostrador, en el gobierno no descartan la posibilidad de conformar un gran frente electoral que aglomere a dirigentes de todas las bancadas. La intención de la Casa Rosada es concretar estas negociaciones sólo para las elecciones del próximo 7 de septiembre, en las que se votarán cargos legislativos en la provincia. Para octubre, donde el nuevo organigrama del Congreso se pondrá en juego, la estrategia será distinta.
Para las nacionales, tanto Karina Milei como Santiago Caputo tienen el entronamiento del sello de La Libertad Avanza como requisito innegociable. Los vértices del Triángulo de Hierro saben que en soledad no podrán ganar la elección si el peronismo, finalmente, se aglomera. Por eso están dispuestos a recibir a todos y cada uno de los dirigentes que deseen sumarse, con la condición de hacerlo bajo el aparato oficialista y no con el nombre de una coalición. Una cláusula que Cristian Ritondo no está convencido de cumplir.
Esta semana en el encuentro anual de AmCham Summit, el jefe de la bancada amarilla afirmó que no habrá “pases” de dirigentes y, a contramano de lo que esperan en Balcarce 50, insistió con la necesidad de conformar una alianza que se sintetice en un frente electoral. El diputado tendrá la oportunidad de plantearle su voluntad de frente a la hermanísima y su armador Sebastián Pareja la próxima semana cuando se encuentren por primera vez después de la derrota del PRO en la Ciudad. En rigor, la cumbre estaba prevista para esta semana, pero hay quienes afirman que los dichos del presidente contra Macri habrían generado cierta molestia dentro del espacio amarillo, por lo que se decidió postergar la conversación post aniversario de mayo.
En el PRO la derrota en la Ciudad aún no logró ser procesada. Después de casi dos décadas, los amarillos perdieron la hegemonía que supieron consolidar en la Ciudad y por primera vez un jefe de gobierno deberá gestionar con una legislatura ampliamente opositora. Un presente imperdonable para un partido que construyó una dinámica legislativa a su imagen y semejanza. Los pases de factura están a la orden del día. No sólo hay quienes critican los métodos de campaña y hasta a la propia candidata, sino que dentro de Uspallata proliferan los reclamos por la decisión de Jorge Macri y el asesor Antoni Gutiérrez Rubí, a quien echaron esta semana por no haber cumplido las expectativas del mundillo macrista.
Las réplicas del huracán violeta también se hicieron sentir en el Congreso, donde muchos diputados del bullrichismo amenazaron con romper la unidad para sincerar las divisiones internas que se arrastran desde hace más de un año. Fue el propio Martín Menem quien debió asumir el rol de contenedor y pedirle a los más de diez legisladores que se mantengan en su lugar para no provocar un enojo irremontable que seduzca al macrismo a consolidar su propio bloque y volverse una amenaza para el blindaje de héroes que el oficialismo logró mantener.
Pese a los encontronazos internos, el macrismo sabe que la posibilidad de doblegarse ante a LLA es el único y más generoso salvavidas que le ofrecerá el oficialismo. Por eso, intentará negociar las mejores condiciones para una sobrevida poco auspiciosa. Entre los puntos, los amarillos intentarán subir al barco al sector del radicalismo bonaerense que se acomodó a los requisitos libertarios.
En este punto dentro de la misma mesa chica electoral chocan dos grandes posiciones. Mientras que el sector que representa Santiago Caputo entiende necesario sumar a la UCR a la contienda, Sebastián Pareja está deliberadamente interesado en dejar afuera a los boina blanca. En concreto, la queja que tienen desde el sector del armador para con el radicalismo sintetizado en Maximiliano Abad es la flexibilidad del espacio para acomodarse en las negociaciones en la Legislatura con el oficialismo kicillofista.
El asesor tiene particular interés en sumar al senador provincial. Por eso, instruyó a sus laderos Agustín Romo y Nahuel Sotelo a tender puentes con el titular de la UCR bonaerense. Los jóvenes cumplen a rajatabla. No sólo mantienen diálogo fluido, sino que en las últimas semanas ambos llevaron al Salón Martín Fierro al radical, donde el asesor tuvo una larga reunión de la que también participaron sus discípulos celestiales.
Ese encuentro no cayó nada bien del otro lado del mostrador libertario. Cerca del armador no sólo dejaron trascender su negativa, además afirmaron que la decisión final se tomará en una mesa política en la que ninguno de los jóvenes caputistas tiene habilitada una silla. “Que se dediquen a las redes”, le recomendaron a Romo desde las arcas del parejismo mientras el diputado organizaba el segundo encuentro de Las Fuerzas del Cielo en Burzaco.
Allí, junto a Sotelo y el secretario de Asuntos importantes, Lucas “Sagaz” Luna, la guardia pretoriana de Caputo envió una nueva muestra de fuerza en el territorio organizado por el senador en uso de licencia. Entre militantes y banderas de chifón, los treintañeros evangelizaron con la palabra del presidente y dejaron un mensaje aún más claro para quien quiera escuchar: no se van a ir. «