Cada vez que Javier Tebas Medrano llega a la Argentina, llama al taxista de siempre y lo lleva de un lado a otro de Buenos Aires. Tiene lógica: fueron cuatro visitas en el último año y medio. En la mayoría de las ocasiones, ni siquiera pasa por la sede porteña de Tebas Coiduras, su estudio jurídico, que supo atender a la familia Macri. El presidente de la Liga de Fútbol Profesional de España, inspirador de la Superliga Argentina, se convirtió en el gurú de los dirigentes del fútbol argentino y los funcionarios del gobierno, dos mundos que confluyeron el mediodía del 3 de noviembre, cuando entró al despacho de Mauricio Macri en la Casa Rosada.

Después de darle letra al estatuto de la Superliga con el copy-paste del de la Liga española y de que apliquen su consejo de terminar el fútbol por televisión abierta, el asesor Tebas dejó nuevas recomendaciones en su último viaje al país, que incluyó firma de convenio y foto pública con el CEO de la Superliga, Mariano Elizondo, y con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich: aprobar el proyecto de ley que les abre la puerta a las sociedades anónimas y atrae inversiones de hombres de negocios, crear equipos filiales de los grandes en el Ascenso –una idea que maduraba Daniel Angelici– y profundizar la diferencia entre Boca y River y el resto de los clubes como base de la estructura de la Superliga.

Macri lo conoció a fines de 1999, cuando era presidente de Boca. Tebas asesoró a Marcelo Tinelli y luego le compró el Badajoz, un club de la Segunda División al que llegaron jugadores juveniles de Boca. La figura de las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD) en España había sido creada diez años antes a través de la Ley del Deporte, y el abogado comenzaba a escalar en el fútbol. Antes de convertirse en presidente de la Liga en 2013, embolsó alrededor de 250 mil euros por cada uno de los 23 clubes concursados que asesoró a través de su estudio. Especialista en quiebras y concursos de acreedores, Luis Miguel Chocarro Altamira, socio de Tebas, fue el encargado de redactar el proyecto de ley para contemplar las SAD junto con Fernando de Andreis, secretario general de la Presidencia. Dentro de la mesa chica que Macri armó para cumplir su viejo anhelo, sin embargo, hay disidencias en relación con replicar el modelo español y plantean otras alternativas europeas.

«Lo conozco hace 20 años. Fuma adentro de una garrafa. Y te digo que no he conocido persona más inteligente en el fútbol. La Liga estaba recontra fundida y la levantó. El otro día Barcelona y Real Madrid jugaron al mediodía de España porque le vendió el partido a China –dice un integrante de la mesa–. Pero vamos en ese camino obsceno en el fútbol argentino. Es obsceno que Argentina compre un jugador en más de diez millones de dólares. Si Boca y River trabajan con orden, van a sacar mucha ventaja. El fútbol va a volver a lo que era en los años 40, 50». El ingreso de las empresas privadas afectará a los clubes de clase media y baja, no a Boca y River. Como en España, donde Barcelona y Real Madrid continúan siendo asociaciones civiles. Atlético de Madrid, constituido como SAD, ya se interesó por Quilmes. Macri recibió a Miguel Ángel Gil Marín, consejero delegado del Atlético, y le sugirió que Quilmes era un club ideal para que invirtiera.

En materia de seguridad, el vínculo es más estrecho: el abogado argentino Tomás Dello Staffolo trabaja en el estudio porteño de Tebas y, a la vez, es asesor legal de la Dirección Nacional de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos. Dello Staffolo conoció Javier Tebas Llanas en los pasillos de la Universidad Católica Argentina (UCA). Durante un intercambio, el hijo del presidente de la Liga se hizo amigo de Dello Staffolo. «Es una casualidad», responde Guillermo Madero, director de Espectáculos Futbolísticos, que depende de la ministra Bullrich, y agrega: «En el acuerdo no hay nada vinculante ni económico en el medio. Es de entendimiento, capacitación y colaboración recíproca: cómo fueron los procesos de seguridad aplicados en la Liga, cómo fue ese recorrido, ese know how. Es un modelo válido. Los que tienen que hacer las inversiones son los clubes y la Superliga».

La mano de la familia Tebas cubre otros asuntos: Skelton Enterprise SL, empresa de marketing deportivo radicada en Madrid cuyo apoderado es Tebas Llanas, informa en su web que Boca y San Lorenzo son sus clientes argentinos. Con los presidentes de Boca –Angelici– y de San Lorenzo –Matías Lammens–, más Fernando Marín, entonces director del Fútbol para Todos, parte de la mesa de las SAD, Tebas se sentó en marzo pasado en el bar palermitano Rond Point, antes de que los dirigentes parieran la Superliga. La chance, a la española, de que los clubes grandes tengan equipos «B» en el Ascenso en el marco de la restructuración de torneos de la AFA que planea Claudio Tapia fue celebrada por Angelici. Empezarían en la última categoría y podrían ascender, pero no cruzarse con los equipos «A». La principal traba: en la D no pueden jugar profesionales, ya que es una división amateur.

«Es público y notorio que la inmensa mayoría de las aficiones de España se han pronunciado en contra de la gestión de Tebas. La Liga no puede vivir de espaldas a los aficionados y consideramos que urge una reflexión profunda sobre la política de programación del calendario de partidos y horarios –sostuvo Alex Aranzábal, expresidente del Eibar, en octubre de 2016–. El fútbol español necesita ser gestionado mirando al futuro de un modo inclusivo, con real participación de los clubes». Aranzábal había bajado su candidatura a presidir la Liga en contra de los plazos de tiempo y la impugnación de sus avales. Tebas, entonces, extendió su poder hasta 2020. Antes, había renunciado para poder presentarse a la reelección.

«Si esto sigue así, habrá una diferencia abismal entre Boca y River y los demás. Muchos vamos a pedir volver a la AFA –dijo Nicolás Russo, presidente de Lanús, en una entrevista con el sitio Doble Amarilla–. La Superliga tiene que socializar, empezar a negociar la estática en conjunto, la indumentaria, el merchandising, los diferentes ingresos. Y que Boca y River cobren más de lo que cobran ahora, pero que las proporciones con los otros clubes no sean abismales». A partir del torneo que viene, Boca y River podrían quedarse con la mayor parte del dinero de la TV: el 50% en partes iguales para los 26 equipos, un 25% por mérito deportivo y el otro 25% por variables en las que sacan todavía más diferencia, como equilibrio financiero, cantidad de socios, rating televisivo y entradas vendidas. Al fin y al cabo, es la base a la que alude Tebas.