1. El caos destructivo. La charla del viernes 1 de marzo, en ocasión de la apertura de Sesiones ordinarias del H. Congreso de la Nación, ratificó los proyectos de Reforma legislativa intentados a través de los recientes Decretos del Poder Ejecutivo. Iniciativas estas que, adecuados a la matriz dogmática del Modelo de Gobernanza Global, nos llevan a padecer múltiples perjuicios comunitarios y entrever riegos para la integridad del país. De tal forma, los perjuicios van tomando cuerpo cotidiano en la ruptura de lazos sociales; la destrucción de (nuestra) “organización social, jurídica y política” y el desmembramiento del territorio del país. Todo ello en beneficio final de Corporaciones transnacionales que “trabajan en silencio”. Corporaciones que, con la ayuda de agencias internacionales, fundaciones (y sus escribas), operan estratégicamente ‒no de “manera alocada” sino de manera “racional con arreglo a fines”‒ en función de expandir su matriz de acumulación y centralización de poder y capitales. Así las cosas, nos encontramos ante el desafío de “animarnos a conocer”, de manera de poder afrontar, en toda su dimensión, las políticas en curso encaminadas a deconstruir (Destruktion, en términos heideggerianos) la República Argentina.    

2. Cuadro de situación de la etapa. En ese panorama, cabe destacar que asistimos a una divulgación político-cultural que, de manera consciente, inconsciente (o ligera), suele hacer alusión a: signos de “insania mental”, se desvela por el nombre de perros institucionalizados o señala el “fracaso de las políticas” gestionadas por los ex ministros Alsogaray, Martínez de Hoz, Aleman, Cavallo o los de la actual administración. Divulgación esta que facilita el no hablar de ciertas cosas. Cosas como ser: que  esas  políticas neoliberales totalitarias: “no fracasaron…ni fracasan hoy” sino que, por el contrario, resultan muy ventajosas para los intereses que esos personeros representan (v.g: desnacionalización de empresas, asentamiento territorial, concentración oligopólica, contrabando, aumento de la tasa de ganancia, toma y pago de deuda externa ilegítima, fuga de capitales hacia guaridas fiscales). Como también, posibilita no hablar (salvo excepciones), acerca del avance (sobre territorios y provincias) derivado de la explotación, en el norte, de litio, oro y cobre por  parte de multinacionales y  fondos como Livent (BlackRock y Vanguard); Allkem (JPMorgan y HSBC) y Glencore; u oculta el programa de explotación de gas y petróleo llevado adelante  por la inglesa Harbour Energy  en el sur argentino (zona de Tierra del Fuego).  

Ello en medio del despliegue de acontecimientos bárbaros, promovidos para generar deliberado caos, incertidumbre y padecimiento social. Despliegue que nos convoca a la tarea de intentar contribuir a un examen situacional que, partiendo de un “método de análisis”, nos permita trascender la superficie de “noticias instaladas”. De modo de poder confeccionar, entonces, un Cuadro de Situación de la Actual Etapa lo más preciso posible y que, al igual de lo requerido en otras aéreas del conocimiento (v.g.: investigación científica, medicina, física, sicología), se pueda efectuar un diagnostico que “trascienda el síntoma” y permita emprender oportunas respuestas colectivas.                                                       

3. De estrategias y complots. Al momento de procurar abordar esas cuestiones, resulta necesario distinguir entre lo que significan, por una parte: a) las Visiones fantasiosas o conspirativas de la historia ‒que sólo contribuyen a vulgarizar, cuando no enmascaran la real puesta en práctica de políticas (societarias) ‒ y, por otra parte: b)  el Diseño racional de Estrategias corporativas a futuro. Diseños que, por sobre fantasmagorías encubridoras, se materializan  en  Programas estratégico-empresariales (PEE) desplegados por Fondos de inversión o Corporaciones. Así, podemos rememorar al respecto y a modo de ejemplo: la compra del megajuicio por la expropiación de YPF, efectivizada por el Fondo Burford Capital, con la finalidad de poder litigar, varios años después y ante tribunales norteamericanos, contra la República Argentina; o igualmente encontrarnos con la emisión ‒a 100 años‒ de un Título público argentino por 2.750 millones de dólares con vencimiento en el 2117 (BIRARD USD 2117), que contó con la especial participación de los Fondos de inversión Goldman Sachs,  Marathon y BlackRock. En el mismo sentido, podemos individualizar el proyecto que, con la colaboración de funcionarios de distintos gobiernos, vienen desarrollando Viterra, BlackRock, Glencore y Bunge para quedarse con la fallida cerealera Vicentín y poder controlar el comercio de mercaderías (lícitas e ilícitas) a través del Corredor Litoral.   

4. Ocupación y entrega de nuestro territorio. El vigente  DNU 70/23 derogó, entre otros aspectos, la Ley 26.737/2011 ‒de Protección de Tierras Rurales‒ que limita al 15% el porcentaje de territorio argentino que pueden estar bajo titularidad de extranjeros. En este sentido, según informes del Registro Nacional de Tierras Rurales, se llegó a censar que un 5,23% de la tierra se encuentran bajo dominio extranjero (unos 14.700 millones de hectáreas– semejante a la superficie de Portugal). Así, podemos detectar, entre los principales terratenientes, a Benetton (cuyo CEO, Agustín Dranovsky, fue uno de los primeros en apoyar el aludido Decreto derogatorio); Los Poquiteros (capitales de EEUU); Cresud (IRSA); Estomonte (capitales suizos) o el caso de Los Grobo (Grobocopatel) cuya mayoría accionaria llegó a quedar en manos de Victoria Capital Partners (administradora de capitales de la CFI holandesa) y del Fondo Utimco, de la Texas University.

En ese escenario cabe tener presente dos antecedentes significativos: por un lado, recordar las presiones (anteriores al conflicto bélico del año 2022)  ejercidas por el BM y el FMI sobre Ucrania encaminadas a la privatización y extranjerización de tierras ucranianas. Proceso en que participaron, en su momento, BlackRock, Goldman Sachs, Vanguard  y Kopernik Global Investors y,  por otro lado: tener en cuenta los papers sosteniendo que la nuevas tecnologías extractivas, junto a la reforma constitucional de 1994, llevarán a que Argentina “reconozca la propiedad privada sobre la riqueza del subsuelo” (https://www.elcato.org/de-quien-son-las-riquezas-del-subsuelo-en-argentina).                     

 Bajo esas coordenadas, la compra indiscriminada (e inducida por motivos geopolíticos) de tierras por parte de extranjeros (en muchos casos bajo la forma de empresas off shore), conducirá a reforzar su presencia en provincias y fronteras. En ese tránsito, izando la idea de “soberanía supra estatal-difusa” y promoviendo conflictos de los estados provinciales entre sí y con la Nación, las transnacionales llegarán a controlar no solo territorios, recursos naturales,  economía, vida, cultura, seguridad nacional y decisiones provinciales sino que, además, reforzaran su posición para imponer políticas a un derruido Gobierno central.

En nuestros días y conforme la manda constitucional, la posibilidad de poner coto a esa deconstrucción recae en las manos y responsabilidad de legisladores/as, jueces/zas y en la capacidad de una participación popular consciente y activa en defensa de nuestra Nación y de los Principios y Garantías del Estado Social y Democrático de Derechos.  

* Doctor en Derecho (UBA). Presidente de la Unidad de Información Financiera (2020-2021). Presidente de la Asociación de Abogados/as de Buenos Aires (2011-2013).