La designación de Peter Lamelas como embajador de Trump en nuestro país, merece además del natural repudio que genera, un análisis un poco más detallado de qué sucede con Estados Unidos y cuál es su plan para la región.

El dato principal de la situación internacional y la composición del nuevo orden mundial tiene que ver con el declive de los Estados Unidos. Un declive agresivo, cuya virulencia evidencia incapacidad de mantener la hegemonía por los medios que tradicionalmente utilizaron los imperios: el acuerdo, el consenso, el prestigio.

Estados Unidos se encuentra frente a una típica situación de sobreextensión imperial: le cuesta mantener lo obtenido y, al mismo tiempo, no logra sintetizar respuestas al interior de sus propias élites, discrepando sobre cómo sobrellevar este momento de debilitamiento del imperio y, por otro lado, el surgimiento de emergentes poderosos, que están articulando en el sur global teniendo los BRICS como su principal referencia.

Trump y los sectores que lo respaldan pretende abordar este momento de declive, planteando un repliegue estratégico. El presidente estadounidense reconoce la realidad del nuevo mundo multipolar y entonces, para enfrentar esta coyuntura, busca expandir su influencia continental.

Desde allí surgen sus aparentemente alucinadas ideas de anexar a Canadá y Groenlandia, de tomar el control del canal de Panamá y, por supuesto, de lograr que su patio trasero latinoamericano sea más que nunca incondicional. La dificultad para alcanzar ese objetivo radica en que hoy Estados Unidos tiene muy poco para ofrecer: no propone desarrollo, ni financiamiento real, ni integración. Por eso recurre a la amenaza, la coerción y la intervención encubierta.

Pero, si cabiera, lo más peligroso de lo que plantea es esta declaración de que visitará a las provincias. ¿Por qué lo haría? ¿Por qué el representante de un gobierno nacional extranjero desearía tener presencia en cada una de las provincias y presionar a los gobernadores? Acá vemos que la Argentina atraviesa un peligro muy grande que tiene que ver con el posible desmembramiento nacional. Ante la ausencia de un proyecto nacional, ante el debilitamiento del movimiento peronista —que fue el que planteó con más fuerza un proyecto nacional—, y lo que permite la Constitución de 1994, que le da una autonomía importante a las provincias para disponer de sus recursos, es evidente que lo que pretende Peter Lamelas, en complicidad con parte de los grupos económicos argentinos, es que cada provincia se desarrolle de forma autónoma, desligada del resto del país y pudiendo entonces ser mas accesible a la influencia norteamericana.

Ante el peligro que atraviesa la Argentina y la región, sólo nos queda construir un movimiento popular que pueda plantear un modelo de nación, que permita el crecimiento de nuestro país y el bienestar de nuestro pueblo. Eso solamente podrá darse en armonía con una región integrada, con el conjunto de los países.
La región podrá ser entonces un polo en un mundo multipolar, desde una posición de fuerza, independencia y soberanía.