El gobierno nacional dio un giro de 180 grados en su posición sobre el acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur. Pasó de denostarlo en la campaña electoral de 2019 a ser su promotor, al punto que uno de los ejes del actual viaje del presidente Alberto Fernández a Europa es impulsar su puesta en marcha.

Tiempo habló con Luciana Ghiotto, especialista en la materia y coautora, junto con Javier Echaide, de un estudio integral de las cláusulas y los efectos de este acuerdo, publicado en febrero del año pasado por la Fundación Rosa Luxemburgo. Los antecedentes de Ghiotto incluyen el haber sido espiada por la AFI macrista por su posición contraria a estos instrumentos que promueven el libre comercio.

-¿Es correcto hablar de un giro en la posición del gobierno de Alberto Fernández respecto del acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur?

-Hay un giro desde la asunción de Alberto Fernández hasta la actualidad. Había una posición crítica durante la campaña electoral de 2019 y en los primeros meses del gobierno. Incluso, la voz cantante fue el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, quien tenía una mirada crítica por cómo se había desarrollado la negociación, que había dejado a las pymes afuera, y por los efectos que iba a tener en el proceso industrial en la Argentina. Lo que vimos una vez que empezó la pandemia fue un giro notorio. Kulfas dejó de tener una posición pública y este tema pasó a Cancillería, que empezó a manifestar una mirada confusa sobre qué iba a hacer la Argentina con el acuerdo. Lo último que tuvimos como noticia importante fue que en febrero, cuando se hizo la reunión virtual entre el presidente Fernández y el primer ministro de Portugal, Antonio Costa. Luego de ese encuentro, el presidente dijo desde su cuenta de Twitter que Argentina y Portugal habían debatido, entre otras cosas, cómo el acuerdo Mercosur-Unión Europea iba a ayudar para la recuperación pospandemia.

-¿Ese fue un cambio discursivo?

-Los países europeos que más impulsan el acuerdo, España y Portugal entre ellos, dicen eso: que el acuerdo va a ayudar para la recuperación económica pospandemia. Pero lo que hay que decir es que va a ayudar a la recuperación, pero de las empresas europeas, no de las de Argentina ni del Mercosur.

-¿A qué atribuye ese cambio?

-El giro sorprende si lo comparamos con la campaña electoral de 2019, pero también se entiende por el hecho de que el gobierno está supeditando toda su agenda externa a la negociación de la deuda y al apoyo para alcanzar esa negociación. Eso es altamente peligroso. No se pueden asociar el apoyo de la Unión Europea a los acuerdos por la deuda a la firma de este acuerdo que directamente favorece a la industria europea en un contexto de incertidumbre política y económica, de desprotección del medio ambiente, en un escenario de pandemia. No sabemos los alcances de los efectos que tendrá en los países del Mercosur.

...
(Foto: Prensa UNSAM)


-¿El acuerdo es el mismo que anunció el entonces canciller Jorge Faurie en junio de 2019?

-El acuerdo es el mismo que firmó el gobierno de Mauricio Macri, no se modificó. Para cambiar algo, hay que renegociar todo. Eso hace que sea imposible su renegociación. Sería mucho más fácil, en este contexto, tirar el acuerdo y empezar de nuevo, pero ese camino también es imposible, por eso está tan trabado y por eso no lo van a desechar.

-Así como está, ¿el acuerdo ayuda a la Argentina de la pospandemia?

-No hay nada que nos indique que el acuerdo puede ayudar a una recuperación económica de la Argentina. El acuerdo profundiza la asimetría comercial que existe entre los dos bloques. Si miramos la canasta exportadora de la UE al Mercosur, vemos productos de alto y mediano valor tecnológico: buques, autos, autopartes, motores, maquinarias, vacunas, medicamentos en general, todo lo que tenga que ver con una aplicación de la propiedad intelectual o mano de obra altamente capacitada. En el caso del Mercosur, exporta carne, soja, biocombustibles, naranjas, miel, productos agrícolas vinculados con el agronegocio, que es el sector que más se beneficia con el acuerdo por el lado del Mercosur.

En el caso de la Argentina, en particular, el efecto sin duda se va a hacer notar sobre el sector industrial. Uno se imagina que con un acuerdo vigente habrá un aumento de la conflictividad laboral en todo el cordón industrial y en el norte del Conurbano bonaerense, porque va a haber un efecto directo sobre las pymes asociadas a la producción de automóviles y autopartes. La provincia de Buenos Aires será la más afectada por el acuerdo en términos de empleo y pymes golpeadas.

O sea tratar de asociar la recuperación económica pospandemia con el acuerdo Mercosur-UE no solo es errado sino que hasta es cínico.

-¿Cuánto pesan las presiones dentro del Mercosur para que sus integrantes puedan negociar acuerdos de libre comercio en forma individual?

-No pasa por ahí. El Mercosur-UE tiene su propia agenda, ya está listo, y eso pone al gobierno de Alberto Fernández en una posición de tener que tomar una decisión respecto de un acuerdo que hereda del macrismo. Hay otros acuerdos de libre comercio que se están negociando, como uno con Corea del Sur. Y en este caso, como en los otros, la Argentina no está bloqueando las negociaciones, al contrario.