El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, mantuvo este domingo una extensa reunión que se extendió hasta las cuatro de la mañana con ministros, autoridades del Banco Central y representantes del Senado. El objetivo fue delinear la estrategia del Gobierno frente a los nuevos aranceles impuestos por Donald Trump que estarían motivados, en parte, por el juicio contra el exmandatario Jair Bolsonaro por el intento de golpe de Estado.

El encuentro tuvo lugar mientras el Ejecutivo brasileño trabaja en un decreto que establecerá los criterios de reciprocidad arancelaria y orientará las eventuales negociaciones.

La reunión se realizó en el Palacio de la Alvorada, la residencia oficial del presidente, y participaron los ministros de Agricultura, Carlos Fávaro; de Relaciones Institucionales, Gleisi Hoffmann; de Hacienda, Fernando Haddad; el vicepresidente Geraldo Alckmin, también a cargo del Ministerio de Desarrollo, Industria, Comercio y Servicios; la viceministra de Relaciones Exteriores, Maria Laura da Rocha; el vocero presidencial, Sidônio Palmeira; la jefa de la Casa Civil (cargo equivalente al Ministerio de Presidencia), Miriam Belchior; y el presidente del Banco Central, Gabriel Galípolo.

Además de trabajar en una respuesta a los aranceles, el Gobierno busca abrir nuevos mercados para productos clave como el café, el petróleo y la carne. De hecho, Lula negoció la exportación de carne durante su gira por Japón y Vietnam en marzo pasado, acompañado por empresarios del sector.

Antes de la reunión, Alckmin participó de la inauguración de un viaducto en San Pablo, donde declaró que el Gobierno hará todo lo posible para revertir la medida adoptada por Washington. «Esta tarifa no tiene sentido y también perjudica al consumidor estadounidense», afirmó. Y agregó que recurrirán a la Organización Mundial del Comercio (OMC), una idea que ya había adelantado Lula el jueves.

«Estados Unidos tiene superávit en su balanza comercial con Brasil, tanto en bienes como en servicios. Nosotros no somos parte del problema. Brasil y Estados Unidos tienen una integración productiva», argumentó el vicepresidente. “Tenemos 200 años de relaciones amistosas con Estados Unidos. Esto no se justifica, y el mundo económico necesita estabilidad y previsibilidad”, remarcó.

Lula promete regalarle jabuticabas

En medio de la polémica por los aranceles, Lula hizo una broma en redes sociales. En una publicación compartida por su esposa, Janja, afirmó que «quien come jabuticaba no se pone de mal humor» y prometió enviar la fruta típica brasileña al presidente estadounidense Donald Trump.

«Vine a comer jabuticaba por la mañana, porque dudo que alguien que coma jabuticaba se ponga de mal humor. Te enviaré jabuticaba, Trump. Y te darás cuenta que el tipo que come jabuticaba por la mañana, en un país donde solo él da jabuticaba, no necesita peleas arancelarias, necesita mucha unidad y mucha relación diplomática», dijo Lula.

La Casa Blanca endurece el tono

Del lado estadounidense, también hubo pronunciamientos. Kevin Hassett, director del Consejo Nacional de Economía (NEC) de la Casa Blanca, habló del tema en una entrevista con la cadena ABC News. Allí señaló que, si bien las decisiones arancelarias “suelen no centrarse en países específicos”, con Brasil “el caso es distinto”.

Según Hassett, las acciones del Gobierno brasileño “sorprendieron” a Trump, lo cual generó “ira y frustración” en el presidente norteamericano, especialmente por el juicio a Bolsonaro. Eso, según el funcionario, habría influido en la decisión de imponer aranceles a Brasil, más allá del argumento oficial basado en el déficit comercial de Estados Unidos.

GS con información de Europa Press y Sputnik