Los vio cada día de su infancia. Los observó, los estudió y aprendió de todo sobre el guanaco, que se hizo incluso más famoso que los carpinchos de Nordelta por la frase de esta semana de la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich. Pero aquí, en medio del campo, donde el horizonte pleno hace alarde del infinito con sus 360 grados de campo y cielo, Eric Mario Augustin, al que todos llaman “Cachito”, le advierte a Tiempo que “los guanacos son revolucionarios para la Patagonia”. 

Bisnieto de alemanes que llegaron a este sitio hace más de un siglo, terminó la escuela primaria con 12 años y se metió de lleno en el campo. Ahí, juntando “chulengos”, como se le llama a la cría de los guanacos, aprendió a “manejarlos”.

“Rompí el mito del encierro”, le dice a Tiempo orgulloso porque siempre se sostuvo que la naturaleza silvestre del guanaco lo convertía en inmanejable. Pero “Cachito” conoce hasta en el detalle el comportamiento de este animal al que califica de “inteligente” porque “si está en una manga, enseguida mira por donde hay un hueco y escapa”. Es más, asegura que hasta se lo puede domesticar “pero se vuelve muy pesado”, dice porque los bichos se acercan todo el tiempo a las personas y se vuelven querendones, pegotes. 

Lo del “encierro” es porque así se llama el trabajo de buscarlo en el campo y entre varios ir acotando un círculo imaginario para “guiarlo” hasta un corral. Con esto de conocer vida y obra de estos animales, “Cachito” diseñó mangas de red de entre 100 y 1000 metros de longitud y lo mismo que los corrales y los alambrados, alcanzan los 2,10 metros de altura. Luego de lograr el encierro del animal se los carga (por eso la manga) en los camiones jaula que lo llevarán al frigorífico para su faena. En todo este plan de manejo y ciclo productivo intervienen veterinarios, el Consejo Agrario provincial, representantes del área de fauna de la provincia, el INTA. Es decir, todos. 

Augustin es el único que tiene su equipo completo. “Donde me llaman voy”, le dice a Tiempo y explica que como en el caso de las “comparsas” de esquila (que se trasladan campo por campo) pero, en este caso, de arreo de guanacos. Y cuando dice “todo” es además de la experiencia, el equipo, la gente, el micro, el cocinero y las motos. Porque ahora los arreos son en motos enduro.

Un Boca-River animal

Santa Cruz fue la primera provincia argentina en diseñar un “Plan de manejo” de este animal que, como en un River-Boca, tiene sus defensores y sus atacantes. Los históricos criadores de ovejas le echan la culpa a los guanacos de comerle la pastura a su ganado. Pero como dice “Cachito”: “promociono y cuido al guanaco”, porque al ser un animal autóctono, tiene en sus patas almohadillas plantares como los gatos, que no lesionan el suelo como la pezuña de las ovejas y además, cuando comen cortan la hierba que sigue brotando mientras que las ovejas arrancan de raíz los pastos. Eso para algunos expertos sólo ayuda a la desertificación porque el ganado ovino pisotea con sus pezuñas lo poco que queda en el piso. Ojo que esto despierta pasiones.

El Plan de Manejo a groso modo significa que el arreo o encierro de guanacos lo hace gente con experiencia y de acuerdo a la “carga” de los campos, capacidad también de faena en los tres frigoríficos autorizados y hasta determina que puede ser comercializada su carne en toda la provincia, en toda la región y hasta exportar. Y aquí, su sentido revolucionario.

De un animal adulto de 100 kilos se puede faenar unos 65 kilos de carne y “si se desposta bien, unos 45 kilos de pura pulpa”, cuenta Augustin. Y concluye que “tiene muy buen rinde” además de tratarse de una carne magra, sin grasa, porque es un bicho que anda caminando y corriendo por todo el campo. ¿Puede resolver el hambre en la Argentina? ”Yo creo que sí”, responde sin dudar.

“Cachito” puede encerrar en media hora unos 500 o 600 guanacos. “Hay campos enormes donde le meten bala y matan seis mil guanacos que quedan ahí tirados. Se pierde la carne, el cuero y la fibra, que es la segunda más fina del mundo, mide 13,5 micrones mientras que la de vicuña es la primera con  13 micrones”, le explica a Tiempo.

Los guanacos tienen su Fiesta Provincial

“Yo me banco todo”, dice e invita. Porque se viene la Cuarta edición de la Fiesta Provincial del Guanaco que se desarrolla en su campo donde funciona la ya famosa parrilla “Lo de Cachito” sobre Ruta Nacional 40 en Gobernador Gregores y dura cuatro días (7, 8 ,9 y 10 de marzo). Hay de todo: emprendedores, productores y artesanos; día de encierro, de esquila de guanaco y hasta día especial con platos preparados a base de carne de guanaco, embutidos, asado, milanesa. Es para ir, mirar y degustar. Pero sobre todo para aprender de un recurso autóctono que para los conocedores del tema puede ser revolucionario. 

Gregores es famoso porque hasta aquí llegó hace dos siglos el primer tractor para trabajar la tierra de esta Patagonia austral. Además, si de historia se trata es “El Cañadón de Los Muertos”, un punto insoslayable del circuito “la Ruta de la Huelga de 1921” en referencia a los hechos conocidos como La Patagonia Rebelde.  Hay otros sitios con pinturas rupestres. Muy cerca está el Parque Nacional Perito Moreno (no es el glaciar ni la localidad) y además, es famoso por contar con el  Monumento Histórico Provincial la Herrería “la Fundadora”, la construcción realizada con latas de combustible en 1922 por José Kuney, quien era deseadense, zafó de la persecución y fusilamiento durante la represión en aquellas huelgas y se estableció junto al río Chico con su local. El Lago Strobel y el Lago Cardiel hacen de la región un anclaje para los amantes de las travesías y la pesca deportiva.