El bajista y compositor Mariano Sivori presenta su nuevo álbum, Cómo ir a la luna (Club del Disco) junto a su cuarteto integrado por Damián Fogiel en saxo tenor, Lucio Balduini en guitarra y Daniel “Pipi” Piazzolla en batería.

Nacido en 1975 en La Plata, Sívori desarrolló una extensa carrera en el ámbito del jazz de nuestro país, además de participar de diversos proyectos musicales y acompañar a destacados artistas nacionales e internacionales.

Es uno de los integrantes de Escalandrum, una de las más importantes agrupaciones de jazz de Argentina y forma parte de proyectos como el Gustavo Musso Cuarteto, Damian Fogiel Quinteto, Grupo ¨Versus¨, Nicolás Guershcberg trío, Lucio Balduini Cuarteto y Cirilo Fernández Trio, entre otros.

Mariano Sívori presenta su nuevo álbum “Cómo ir a la luna”

Una de sus inspiraciones para el nuevo álbum proviene de su niñez, “cuando la fascinación por los viajes espaciales, los cohetes y los astronautas, comunes en el léxico diario de la década de los años setenta –dice Sívori- , funcionaba como una suerte de catalizador poético de todo lo que sucedía alrededor, en el más acá”.

Cómo ir a la luna contiene ocho composiciones propias, un tema de Balduini (el experimental “Intro”) y una llamativa versión de “Great day” de Paul McCartney. Las composiciones de Sívori proponen un recorrido por un jazz instrumental contemporáneo en el que se destaca la compenetración y la interacción de cuatro músicos que, cada uno con su personalidad, aportan las coloraturas y dinámicas necesarias que generan un recorrido sonoro atrapante.

Sívori se muestra como un bajista que maneja con soltura no solo los aspectos rítmicos, sino que además aporta un sólido sostén melódico en los temas como “Ahora”, “Wrong” o en el mencionado “Great day”.

Mariano Sívori presenta su nuevo álbum “Cómo ir a la luna”

Un álbum en el que conviven jazz, elementos académicos, sutiles acercamientos al rock (“Demo”, “Nada más que menos”) y algún toque ciudadano (“Nueva era”).

El cuarteto suena como un bloque sonoro en el que se alternan momentos de lucimiento personal, sin caer en excesos. Sívori solo se reserva un espacio individual en “Despedida”, el tema que cierra el disco.

El bajista indica que la motivación para crear las composiciones de este trabajo surgió de una situación que le tocó vivir en lo personal y la sonoridad del bajo Gibson EB-2. A esto se refiere en este diálogo con Tiempo.

Mariano Sívori

-¿Por qué elegiste el título de Cómo ir a la luna para tu nuevo trabajo?

– Este título, como muchas cosas que uno hace en la vida, tiene que ver con alguna situación personal. En la música instrumental hay títulos que sugieren desde temas personales o autorreferenciales a elecciones caprichosas. Yo estaba con la idea de ponerle algo que tuviera que ver con un reflejo o un espejo. Intentaba reflejar lo que me sucedía en estos últimos dos o tres años de mi vida, en los que pasé por situaciones tristes y angustiantes.

Mi mamá padeció una enfermedad degenerativa, un Alzheimer muy potente. Entonces me vi envuelto en una situación muy angustiante por verla de esta manera. Finalmente ella falleció a fines de julio de este año. Con su partida, mi papá decayó mucho anímicamente y, con mi hermano viviendo en España, debí hacerme cargo de muchas cosas muy tristes.

En medio de todo ese clima, mi escape fue crear la música de este álbum. La construí de manera bastante rápida e inmediata y grabé el disco el año pasado. Pensé que quería exponerme a mí y tratar de sublimar de alguna manera todo lo vivido haciendo lo que se hacer, que es música. Si bien yo toco todo el tiempo y estoy ensayando y participando de diversos proyectos, necesitaba algo más mío y más personal.

Mariano Sívori presenta su nuevo álbum “Cómo ir a la luna”

Una noche me quedé escribiendo en mi estudio, y reparé en una pequeña reproducción de una obra de René Magritte de 1956, “El 16 de septiembre» , que básicamente es un cielo azul muy profundo con un árbol en primer plano y una luna impresa. Yo no sé mucho de arte, pero siempre me gustaron las obras de Magritte y, sobre todo, ese cuadro que tengo en mi estudio desde hace mucho tiempo.

El disco lo fui componiendo de a poco. Lo vivía como una especie de pequeño recreo, como una especie de escape de lo que estaba viviendo. Y esa luna del cuadro de Magritte me estaba acompañando en ese proceso de creación.

-¿Cómo fue el proceso de composición teniendo en cuenta la situación por la que estabas pasando y tu labor como músico en los diversos proyectos en los que participás?

-El proceso de composición fue bastante intuitivo. Algo así como ir mucho más al hueso, escribir de una manera más directa. Necesitaba un viajecito mínimo hacia lo musical. Apuntar a la luna e ir directamente hacia ella. Por este motivo convoqué a algunos de mis músicos amigos para acompañarme en este viaje.

-¿Cómo te encontraste con este bajo que, según vos, significó el puntapié inicial para este nuevo disco?

-Este bajo eléctrico Gibson EB 20 del año 67 me lo prestó Lucas Cutaia, uno de los dueños de Thelonious, cuando le conté que íbamos a grabar un disco eléctrico con Escalandrum, que se llamó Escalectric,y que publicamos en 2023. Lo terminé usando para un par de temas de este disco. Este bajo tiene un sonido muy particular, denso y gordo.

Rápidamente tuve una relación muy buena con este instrumento. Si bien en principio era un préstamo, sentí que ya formaba parte de mi casa, de mi familia y del sonido que yo estaba buscando tanto para el disco de Escalandrum como para componer mis nuevos temas. Y ese préstamo largo se transformó en “residencia definitiva” cuando Lucas accedió a vendérmelo, sabiendo que yo le iba a dar el uso correcto.

-¿Qué características tiene este bajo?

-No es un instrumento dócil porque es un bajo poco versátil y te diría que hasta incómodo para tocar. De hecho no es muy utilizado como el Fender Jazz Bass, por ejemplo.

Yo toco el contrabajo acústico en un montón de proyectos, pero también toco el bajo eléctrico. Y tanto con Versus, el grupo de Esteban Sehinkman, como con la parte eléctrica de Escalandrum, utilizo algunos pedales de efectos para obtener un sonido determinado.

Pero para las composiciones de este disco decidí usar este bajo que tiene una sonoridad particular, y hacerlo sin pedales ni efectos. Decidí utilizar esa restricción como un elemento creativo. A veces es interesante ponerse ciertas restricciones, pero sin ser tan estricto como ocurría con el Dogma 95 en el cine. A partir de esas restricciones y delimitar una especie de campo de acción, se pueden producir otro tipo de cosas.

Mariano Sívori presenta su nuevo álbum “Cómo ir a la luna”

Esta idea me obligó a salir un poco de la zona de confort y el resultado me dejó satisfecho aunque, como suele decirse, los discos no se terminan, se abandonan.

-¿El grupo de músicos con el que solés tocar son parte de una familia musical con la que te sentís cómodo?

-Es así. Tengo la suerte de formar parte de una “pandilla” de músicos amigos que  es más grande que la del cuarteto con el que grabé Cómo ir a la luna. Con Lucio toco desde hace muchísimos años, al igual que con “Pipi” y con Damián en Escalandrum. Ellos me propician un estado ideal desde lo musical, porque son aliados y confío plenamente en su sapiencia y entrega.

Obviamente que cada uno de mis discos representa mi viaje personal, al cual invito a mis amigos para tocar. Y es un viaje al cual también invito compartir al eventual oyente. Y si al escuchar la música que creé podés emocionarte, alegrarte, entristecerte, tener un recuerdo de lindo de tu infancia o lo que sea, siento que el objetivo está cumplido.