Eric Alfred Leslie Satie nació el 17 de mayo de 1866 en Honfleur, Normandía. Hijo de padre normando y madre angloescocesa, adoptará luego el nombre de Erik para subrayar sus ascendencias vikingas. Tenia un hermano, Conrad y una hermana, Olga Satie-Lafosse, quien luego de enviudar, se radicó en 1902 a Buenos Aires, donde vivió hasta su fallecimiento en 1948 y donde se desempeñó como profesora de piano.

«Nací muy joven en un mundo muy viejo» escribió en 1924 bajo el boceto de proyecto de un busto para sí mismo.

"Me llamo Erik Satie, como todo el mundo"

Pero ¿qué es lo que tanto atrae de Satie y su música, pese a que ni siquiera se lo considera cerca del estatus de los grandes músicos académicos y, mucho menos, de la santísima trinidad formada por Bach, Beethoven y Mozart?

En la introducción del libro «Erik Satie: Cuadernos de un mamífero», Ornella Volta, especialista en el estudio de la vida y obra del compositor y directora de la Fundación Erik Satie, comenta: «Dotado de una imaginación desbordante, aunque adepto del rigor más minucioso, de un carácter aguzado por su sentido del humor, aunque con una tendencia natural al misticismo, interesado a la vez por el esoterismo y por las tradiciones populares, admirador del canto llano y aun así siempre al acecho de nuevas combinaciones armónicas, amigo por igual de la expresión insólita y de la desviación del lugar común, Erik Satie no ha dejado de llamar nuestra atención ni de suscitar controversias apasionadas”.

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Foto de Satie Tomada por Man Ray

Y agrega, “si bien nunca se valió de ningún movimiento colectivo y reivindicó al contrario -y con firmeza- la independencia de su estética, escuelas tan diversas como los simbolistas, los cubistas, los dadaístas, los surrealistas, los neoclásicos, los conceptuales, los repetitivos, los minimalistas, fluxus, el new age y la ambient music han tenido, en un momento u otro, que reconocerlo como uno de los suyos.»

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Satie y una formación poco ortodoxa

En 1887, luego de dejar el Conservatorio sin obtener un mísero diploma, comienza a frecuentar los cabarets. Satie cuenta su experiencia: «El cabaret, cuya mala reputación está más que consolidada, ha tenido un papel bastante importante en la vida literaria y artística. Frecuenté varios de ellos. Pero a escondidas, se entiende. No creo que ir al café sea malo en sí; confieso que trabajé mucho allí. Se intercambian en ese lugar ideas que solo pueden ser provechosas, con la condición de pasar inadvertidos.»

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Satie con Picabia y René Clair

Parte de las características musicales de su obra pueden remitir a la influencia que tuvo en él la música de estos lugares que solía frecuentar. Pero los aspectos formales de su estilo, más que tener como referencia el período post romántico, se los puede rastrear en la música medieval. Precisamente, si algo caracteriza el «estilo Satie» es la total ausencia de elementos superfluos. Ese ascetismo estético forma parte fundamental no solo de su música, sino también de su personalidad. Claude Debussy, con quien tuvo una gran amistad, precisamente lo definió como “músico medieval y dulce, perdido en este siglo”.

Esta peculiaridad de su música está evidenciada en las que son sus piezas más conocidas, las tres Gymnopédies que compuso en 1888. «Nada resulta excesivo para recomendar al auditorio musical esta obra, esencialmente artística, que ha sido acertadamente considerada una de las más bellas del siglo que ha visto nacer a este desgraciado gentilhombre.», definía él mismo en los anuncios.

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Cage, un descubridor de Satie

Entre los tesoros no tan conocidos de Satie figura la que tal vez es su obra más audaz, Vejaciones. Es posible que ésta nunca se hubiera interpretado de no haber sido por John Cage. Compuesta en 1893, es una pieza corta para piano que debe interpretarse 840 veces seguidas. Su interpretación dura aproximadamente unas 18 horas.

Antes de que Cage descubriera esta composición en 1949, pocos sabían de su existencia. Él la publicó y lo que es aún más significativo, organizó su estreno en Nueva York en 1963, setenta años después de su composición.

Según el compositor Guillo Espel, “cuando Satie compone Vejaciones, lo hace como juego irónico y como una manera de transgredir las normas estrictas que tenía la música a fines del siglo XIX y principios del XX”. Y agrega que “cuando se la interpreta se respeta exactamente el formato de la composición, lo cual permite entender que lo que él compuso como respuesta irónica es tomado muy en serio por los intérpretes”.

Pese a ser de una personalidad de carácter solitario, solía frecuentar los espacios en donde convivía lo más avanzado de la cultura de París de fines del siglo XIX y principios del XX. Fue común encontrarlo frecuentar a artistas de la vanguardia como Man Ray, Pablo Picasso, Francis Picabia o Jean Cocteau, al igual que con músicos como Claude Debussy, Igor Stravinsky o Maurice Ravel quienes, en cierta forma, tomaron de Satie algunos conceptos estéticos que luego se vieron reflejados en sus obras.

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Foto de Satie tomada por Man Ray

Satie, el confrontativo

Su relación con sus colegas y con los críticos musicales siempre alternó momentos de quietud con otros de premeditada tensión. “Señor, usted sólo es un culo; pero un culo sin música” recibió como respuesta en una tarjeta postal el crítico Jean Poueigh, quien calificó desfavorablemente la obra musical Parade, esterenada el 18 de mayo de 1907. Por esta situación Satie debió soportar una condena de ocho días de cárcel por difamación.

Experimentador de nuevas formas y conceptos armónicos, no dudó en 1903 en titular a su obra para piano a cuatro manos Tres piezas en forma de pera (como respuesta a un crítico que comentó que las obras de Satie no tenían forma), o Verdaderos preludios fofos para un perro («Los he compuesto para un perro. Van dedicados al mismo animal. Se suplica a los que no lo entiendan que observen con el más respetuoso silencio y que muestren una completa actitud de sumisión, de total inferioridad. Ése es su verdadero papel»).

En la obra Deportes y diversiones «he puesto en ella todo lo que se acerca del Aburrimiento. Dedico este coral a los que no gusto». Los tres valses distinguidos del preciosista delicado fueron dirigidos contra Ravel.

Esta extraña relación de acercamientos y lejanías con sus colegas músicos hicieron que, poco a poco, Satie se sumiera en actitudes más solitarias y taciturnas. A su vez su salud empezó a deteriorarse lentamente («Un médico me dijo: ´fume, fume todo lo que quiera. Lo que no fume usted lo fumará otro´»).

Satie, el creador de música ambiental

Sin proponérselo, Satie también fue el creador de la música funcional. En 1917 compuso Música de mobiliario y en una carta que le enviara a Jean Cocteau el 1 de marzo de 1920 describía el concepto irónico, desafiante y atrevido de su nueva obra.

“La música de mobiliario es básicamente industrial. La costumbre, el uso, es hacer música en ocasiones en que la música no tiene nada que hacer…
Queremos establecer una música que satisfaga las ´necesidades útiles´. El arte no entra en estas necesidades. La Música de mobiliario crea una vibración; no tiene otro objeto; desempeña el mismo papel que la luz, el calor y el confort en todas sus formas…”

“Exijan música de mobiliario. Ni reuniones, ni asambleas, sin música de mobiliario… Quien no ha oído la música de mobiliario desconoce la felicidad. No se duerma sin escuchar un fragmento de música de mobiliario o dormirá usted mal”.

Pese al tardío reconocimiento de un grupo de jóvenes seguidores que en 1920 se reunieron bajo el nombre de “Los nuevos jóvenes”, los que tras el ingreso de Darius Milhaud y Francis Poulenc se refundaron como el “Grupo de los Seis”, el compositor consideraba que «no existe una escuela Satie. El satismo no puede existir. En el arte no se precisan esclavitudes».

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Tal vez la figura y el personaje de Satie llegó a eclipsar su obra. Pero conocer a ambas sirve de fuente de inspiración a creadores que van desde Gerardo Gandini (quien en 1975 compuso Lamento di Tristán, ceremonia fúnebre para Erik Satie) a Charly García, pasando por Gustavo “Cuchi” Leguizamón, quien en un concierto dedica una composición a “Erik Satie, ese compositor francés que tanto admiramos los salteños”, u “Objeto Satie”, el maravilloso libro de la escritora María Negroni.

Erik Satie murió en el hospital Saint-Joseph el 1 de julio de de 1925. En su miserable cuarto de Arcueil, que había cerrado en vida a todo el mundo, se encontraron, según su hermano Conrad «dos pianos con los pedales atados que escondían, bajo sus tapas, preciosos manuscritos cuidadosamente caligrafiados en los que figuraban infinidad de textos fantásticos, redactados en forma de pequeños anuncios y que describían un universo más allá del espejo. No los había mostrado nunca a nadie».

Descubrieron también una colección de unos cien paraguas, algunos aparentemente jamás usados, una infinidad de cartas escritas que nunca fueron enviadas y cartas recibidas que nunca fueron abiertas, cajas de puros que contenían pequeños papeles con frases (como las que publicó en sus memorables “Memorias de un amnésico y otros escritos”), cartas de amor y dibujos de la época de su romance (no correspondido o no declarado) con Suzanne Valadon y diversos elementos de todos los periodos de su vida, entre ellos siete trajes de terciopelo del periodo en el que era conocido como el “caballero de terciopelo”, que inspiró a Charly García la composición del tema “Veinte trajes verdes”.

Pero además, en las bolsas de los trajes de terciopelo que se hallaron detrás del piano se encontraron infinidad de composiciones de las cuales nadie había oído hablar o que se creían perdidas, como las VejacionesGeneviève de Brabant, y otras no publicadas o no terminadas, como El pez soñador, muchos ejercicios de la Schola Cantorum, un conjunto no conocido de las piezas “caninas”, algunos otros trabajos para piano, muchas veces sin título (las cuales fueron publicadas posteriormente como Nuevas GnossiennesPièces FroidesEnfantinesMúsica de mobiliario).

En algún momento John Cage se refirió a Erik Satie expresando que no se trataba solamente de valorar la importancia de su obra. “Lo importante es que Satie es imprescindible”, manifestó.