La multitudinaria marcha del 24 de marzo en el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, no pudo ser soslayada ni por el video del Gobierno nacional donde intenta volver a instalar la teoría de los dos demonios y reivindica a la dictadura, ni por el silencio de algunos mandatarios de Juntos por el Cambio que no emitieron ninguna reflexión sobre la jornada conmemorativa de la última dictadura cívico militar. Entre la apatía del Presidente del PRO Mauricio Macri, el negacionismo de Patricia Bullrich, la reivindicación de la dictadura por parte del Presidente Milei y el silencio ensordecedor del Jefe de Gobierno Jorge Macri

Muchos dicen que era de esperarse que el ex presidente Mauricio Macri no enuncie reflexión alguna respecto al 24 de marzo, por lo menos no públicamente en sus redes sociales. También era evidente que la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, acompañara la línea discursiva del Gobierno que integra, como así también era de esperarse que el Presidente Javier Milei refuerce su reivindicación a la última dictadura cívico militar, negando al mismo tiempo los desaparecidos, secuestrados y los crímenes atroces cometidos por el terrorismo de Estado.

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Quien fue más allá del silencio o definición sobre esta fecha, es el Jefe de Gobierno porteño Jorge Macri que, no solo no hizo mención a esta fecha conmemorativa, sino que destacó la utilización de las armas Taser en medio de un operativo policial.

“Quiero destacar el accionar coordinado del personal de la División Operaciones Especiales Metropolitanas (DOEM) de la Policía de la Ciudad y del SAME Psiquiátrico para reducir sin heridos, usando una pistola Taser, al hombre que se había atrincherado en Villa Urquiza. Gracias a su profesionalismo se pudo realizar el operativo de manera exitosa”, manifestó en sus redes el ex intendente de Vicente López, “otro caso más que demuestra la necesidad urgente de una nueva ley de salud mental y la importancia de equipar a nuestra policía con herramientas como las pistolas Taser para actuar frente a estos episodios.”, agregó.

Las declaraciones del mandatario porteño no son un dato menor si se tiene en cuenta que las principales agrupaciones internacionales de Derechos Humanos y hasta la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU), consideran a las pistolas eléctricas un arma de tortura.

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Foto: AFP

“Las Taser son un instrumento de tortura”, sostiene el Comité contra la Tortura de la ONU, debido al dolor que provocan, llegando en algunos casos a producir la muerte. La organización de derechos humanos recordó que el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas ha señalado que “el uso de las armas tipo Tasers provoca un dolor intenso, constituye una forma de tortura, y en algunos casos, puede incluso causar la muerte”. En consecuencia, viola los compromisos asumidos por los Estados en relación a la prohibición absoluta de la tortura.

 “Son armas letales”, así lo informó Amnistía Internacional en un informe de 2012. La organización de derechos humanos ya señalaba que solamente en Estados Unidos se habían registrado 500 muertes por su uso.

En 2021, Aministía Internacional volvió a recordar las consecuencias de las armas Taser en un nuevo informe. “Su mala utilización puede llevar a casos de trato cruel, inhumano o degradante o incluso tortura, en casos en los que su uso no ha estado justificado o ha tenido una intención de castigo. Amnistía Internacional ha documentado casos en los que incluso la muerte de algunas personas ha estado relacionada con el uso de este tipo de armas de electrochoque”, destacan en el documento publicado en febrero de 2021.

“Debido a las consecuencias que tiene el empleo de las mismas, Amnistía Internacional tiene algunas preocupaciones con relación a su uso, y pide que estén sujetas al mismo criterio que se aplica al uso de armas de fuego, debido a los riesgos que pueden tener en la integridad física y mental de la persona sobre la que se emplean”, explican y rematan: “Se trata de un equipamiento que está siendo introducido de manera mayoritaria en diversos cuerpos policiales en todo el mundo, en ocasiones sin una consideración suficiente en cuanto a su peligrosidad, con insuficiente regulación y, sobre todo, sin suficientes mecanismos de control y rendición de cuentas”.